24 Enero 2018
MARIO CABALLERO
EL PESO DE LÓPEZ OBRADOR
Le han dicho que es un ladrón, un corrupto, un pillo, aunque él dice que no roba. No obstante, sus leales y principales colaboradores nunca explicaron el origen de las pacas de dinero que metieron en bolsas de supermercado y tampoco dijeron el costo real de los fraudulentos segundos pisos y de la Línea Dorada del Metro. También un presidente de la República lo llamó “un peligro para México”, y puede que sea cierto.
Habla de una “honestidad valiente”, pero nadie sabe de qué vive, cuánto dinero posee, cuántas propiedades tiene, cuánto dinero gasta, cuánto paga de impuestos y cómo le ha hecho para sostener una campaña política por doce años consecutivos. Asimismo, se desconoce de qué viven sus hijos y de dónde sale el costoso gasto de su familia que dice vivir con mucha modestia pero que no tiene empacho en ocultar sus viajes a Europa, vestir ropa exclusiva, calzado de dos mil dólares y vivir del poder.
Habla de tener una pureza ideológica y de que se basará en ella para darle a México el mejor gobierno que nunca ha tenido. Sin embargo, su “empresa política” está hecha de una amalgama de inmoralidades. Buena parte de los que militan en su partido son ex priistas, ex panistas, ex perredistas, ex narcotraficantes, ex funcionarios del gobierno de Vicente Fox, de Felipe Calderón, de Ernesto Zedillo y, especialmente, de su archienemigo, “el innombrable” como le dice, Carlos Salinas.
Acusa al PRI de ser una “mafia en el poder”. Empero, diputados, alcaldes y jefes delegacionales de la Ciudad de México emanados de su partido, así como los miembros de su equipo más cercano, han sido evidenciados desviando recursos públicos, recibiendo moches de dinero en efectivo para financiar su campaña, encubriendo organizaciones criminales que trafican droga, dirigen redes de prostitución, secuestran, roban, extorsionan y asesinan.
Entre estos está Claudia Sheinbaum, precandidata a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, que fue acusada de operar una red de corrupción a través de los negocios inmobiliarios en la Delegación Tlalpan, puesto que ocupó recientemente. Además, se presume que hurtó dinero del Fideicomiso para el Mejoramiento de las Vías de Comunicación del Distrito Federal cuando fue la encargada de regular la construcción del Segundo Piso. La información de dicha obra estuvo oculta durante más de doce años.
Define a otros como mafiosos, cuando él es el líder de una propia.
Acusa al PAN y al PRD de haber traicionado los ideales fundacionales y de haber perdido los principios, basado en que se aliaron al PRI en el “Pacto por México”. Un axioma bíblico nos enseña que antes de mirar la paja en el ojo ajeno hay que quitar la viga que tenemos en el nuestro. Pues en su partido se perdonan las deslealtades, los delitos, los desfalcos y las peores atrocidades cometidas contra el pueblo de México.
Prueba de ello es que perdonó al ex priista Evaristo Hernández Cruz que durante su gestión en la alcaldía del municipio de Centro, en Tabasco, vació las arcas y dejó a la población en el desamparo total.
Proclama en cada pueblo, ciudad y estado que no es ningún populista, pero todo su discurso y buena parte de su proyecto son una lépera imitación de lo que presidentes como Hugo Chávez, Fidel Castro, Nicolás Maduro, Evo Morales, Daniel Ortega y Rafael Correa implementaron en sus países y que los tienen al borde de la ruina. Tal es el caso específico de Venezuela, cuyas políticas públicas populistas derivaron en la inflación del 700 por ciento, en carencia de alimentos, medicinas y hasta de papel de baño.
En este sentido, niega que quiera erigir un gobierno populista y dictatorial como el de cualquiera de los antes mencionados. Sin embargo, comparte con su aliado partidista, Alberto Anaya, eterno dirigente del Partido del Trabajo, su devoción por las formas de gobierno de Nicolás Maduro y Fidel Castro.
En noviembre de 2016, dijo lo siguiente sobre la muerte del dictador cubano: “Nosotros pensamos distinto, nosotros sí reconocemos a quienes luchan por la dignidad y la independencia de los pueblos. Para nosotros el comandante Fidel Castro es un luchador social y político de grandes dimensiones, porque supo conducir a su pueblo y alcanzar la auténtica, la verdadera independencia”.
Por otro lado, critica el nepotismo de políticos y servidores públicos. Otra verdad bíblica dice que el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Su primogénito, José Ramón López, tiene un puesto alto en el partido por el que cobra un jugoso sueldo, además de que se aprovecha de los recursos partidistas para recorrer el Estado de México, donde conversa con aspirantes a coordinadores de organizaciones municipales y distritales. Hace pocos meses, trascendió que aparece en la nómina de varias delegaciones y presidencias municipales. Seguramente, en los comicios de 2018 será diputado plurinominal.
Andrés Manuel López Beltrán, el segundo hijo, también está en las tomas de decisiones del partido y es muy probable que herede su puesto y aparezca en el Congreso de la Unión. Se dice que buena parte de su familia tiene cargos en el gobierno federal y en los estatales.
Aparte, dice que es un complot y parte de la guerra sucia que hay contra él y su partido las acusaciones de que está recibiendo apoyo político y mediático del gobierno ruso, que se presume influyó en el triunfo de Donald Trump. Pero hay líderes de opinión e investigadores que documentan que sí está vinculado y que es a través de uno de sus principales promotores, John Ackerman, que trabaja para Russia Today, que es un controvertido vehículo de propaganda que en poco tiempo se convirtió en el canal de noticias más visto de Estados Unidos, pero que es realmente una herramienta dirigida a apoyar proyectos capaces de desestabilizar países enteros.
Aun con todo ello, ninguno de los que hoy lo acusan puede negar que Andrés Manuel López Obrador sea el candidato a vencer en las próximas elecciones presidenciales. Menos de que carece de un rival digno de su estatura y popularidad. Puede que uno no esté de acuerdo con muchas de sus propuestas, pero ciertamente es el único que las ha ofrecido.
Propuso acabar con la violencia perdonando a los criminales; echar para atrás la reforma educativa aunque eso equivaldría devolver el control de la educación pública en manos de los maestros. Así como esas tiene un montón de propuestas sin sentido, como eliminar el Estado Mayor Presidencial, cancelar la construcción del aeropuerto de la Ciudad de México y vender el avión presidencial, que se antoja caro e inútil.
Quizá lo que proponga AMLO no sea lo mejor ni lo que necesitamos, pero lo hace incluso cuando Ricardo Anaya (PAN) y José Antonio Meade (PRI) no aportan más que puras generalidades.
Igualmente, no es una exageración que la sola presencia de López Obrador es capaz de cambiar el rumbo de una elección local y de hacer ganar al candidato más débil.
INFLUENCIA ELECTORAL
Está comprobado que no se puede chiflar y comer pinole al mismo tiempo. También que el agua y el aceite no se pueden mezclar. La experiencia nos dice que no hay candidato al gobierno del estado que pueda ganar una elección sin el respaldo del más favorito candidato a la presidencia.
El apoyo que le dio Vicente Fox al proyecto de Pablo Salazar Mendiguchía fue esencial para que éste se levantara con el triunfo en las elecciones de 2000; Juan Sabines Guerrero obtuvo fuerza cuando Andrés Manuel le alzó la mano en un mitin en el parque central de Tuxtla Gutiérrez. También, en algo Manuel Velasco Coello se vio beneficiado con el respaldo del hoy presidente priista Enrique Peña Nieto.
Ahora bien, ¿qué sucederá cuando AMLO cargue sobre sus hombros al candidato de Morena a la gubernatura de Chiapas?
Porque aun con las descalificaciones que le hizo Fox en 2006, la fama de López Obrador hizo que Marcelo Ebrard tuviera mayor impulso en la campaña y ganara la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Caso similar en 2012 con el perredista Miguel Ángel Mancera, que terminó ganando cuando por momentos se creyó que perdería la plaza que desde los noventas posee el PRD. Y así hay una larga lista de jefes delegacionales, diputados, senadores, alcaldes y gobernadores.
Parece que el PRI y el PVEM en Chiapas se están olvidando del peso de López Obrador. Mientras pierden el tiempo en discusiones y berreos, en una de esas el morenista Rutilio Escandón les come el mandado. ¡Chao!
@_MarioCaballero