30 Enero 2018
MARIO CABALLERO
ESTE HOMBRE SEPULTARÁ AL PRI
Es hijo de Aurelio Nuño Morales y de Leticia Mayer Celis. El primero es un arquitecto que ha ganado importantes reconocimientos internacionales y ella, una investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que desde hace cuarenta años se ha especializado en la historia de la ciencia.
Aurelio Nuño Mayer nació y creció en un hogar rodeado de lujos. Si algo sabía de pobreza era lo que leía en los diarios. Desde los años de su infancia tuvo chofer y un sirviente que atendía cada una de sus necesidades.
Como hijo de una familia adinerada fue educado en los mejores institutos del país y del extranjero. Es licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Iberoamericana (UIA), y tiene la maestría en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Oxford, en el Reino Unido. Irónicamente, quien siempre estudió en colegios privados fue el encargado de administrar la educación pública.
Nuño Mayer se afilió al PRI cuando trabajó para Enrique Jackson, entonces coordinador de la bancada priista en el Senado de la República (2000-2006). Fue él quien le dio su primera oportunidad para incursionar en los complicados caminos de la política. Se podría decir que es su padrino.
Fue en ese tiempo que consiguió un lugar para estudiar la maestría en Inglaterra, pero al regresar a México se incorporó al equipo de Luis Videgaray Caso como coordinador de asesores, primero en el gobierno del Estado de México y después en la Cámara de Diputados.
Luego se desempeñó como asesor de Enrique Peña Nieto, entonces gobernador del Estado de México. Por los resultados de su trabajo fue llamado a ser coordinador de estrategia en la campaña presidencial en 2012.
Tras el triunfo electoral fue nombrado por el presidente como coordinador del equipo de educación en la transición de gobierno y fue quien elaboró la propuesta que después se convertiría en la Reforma Educativa. Junto a Luis Videgaray y Miguel Ángel Osorio Chong participó en las negociaciones que concretaron las reformas estructurales, mismas que tienen al país al borde del desquicio.
EL SARGENTO NUÑO
Aurelio Nuño consiguió llegar a la cúspide del poder el día que Peña Nieto lo nombró Jefe de la Oficina de la Presidencia de la República, el 1 de diciembre de 2012. Esa carrera que comenzó como el pasatiempo de un junior apestoso a Hermenegildo Zegna y Hugo Boss, un divertimiento que refleja la podredumbre de las bases más jóvenes del Partido Revolucionario Institucional (PRI) puede coronarse con el fracaso de un proyecto presidencial que nació muerto. No es improbable que este fantoche que presume encarnar la moral pública termine sepultando al partido que una vez fue una aplanadora.
Como jefe de la oficina de la presidencia tuvo comunicación constante con todos los mandatarios estatales, con el Poder Legislativo, el sector empresarial y la sociedad civil. Por eso mismo tuvo la ventaja de estar en el diseño y la elaboración de cada uno de los proyectos estratégicos del Gobierno de la República.
Siendo parte del círculo más cercano del presidente, ¿no estuvo enterado de las corruptelas del gabinete presidencial, del PRI y de los gobernantes priistas? ¿No supo que entre César Duarte y Manlio Fabio Beltrones, entonces gobernador de Chihuahua y líder nacional del partido respectivamente, habían planeado una estrategia para desviar recursos estatales que luego fueron utilizados en campañas políticas del PRI?
¿Nunca descubrió que Javier Duarte tenía una extensa red de corrupción con empresas fantasmas, prestanombres y cuentas bancarias en paraísos fiscales? ¿Qué Roberto Borge vendió porciones de tierras de áreas naturales protegidas? Etcétera, etcétera.
Como la mano derecha del presidente es imposible creer que nunca se haya percatado de las infamias que funcionarios del gobierno federal y estatal estaban cometiendo contra los mexicanos. Su deber era proteger los intereses del gobierno y no sólo falló en su encomienda, también podemos presumir que fue cómplice de los desfalcos aunque eso no lo coloque como uno de los tantos beneficiarios. Se puede ser partícipe de un asesinato sin mancharse de sangre.
Fue precisamente en ese periodo que se habló de un ardid para perdonarle la deuda de más de 40 mil millones de pesos al ex gobernador Juan Sabines Guerrero. Mientras Chiapas quedaba en la quiebra, Videgaray y Nuño enviaban a Sabines al consulado mexicano en Orlando, Florida.
El 27 de agosto de 2015, Aurelio Nuño recibió el nombramiento de secretario de Educación Pública con la orden de implementar la reforma educativa, que a pesar de sus imperfecciones no fue un error, entre otras cosas porque le devolvió al gobierno federal la rectoría de la educación.
Como secretario de Educación fue un fracaso. En toda su gestión no hubo ni un sólo indicio de mejoría en la calidad educativa, en los estados de Oaxaca, Michoacán, Guerrero y Chiapas no logró echar a andar la reforma y no cumplió con los maestros que lograron los beneficios que prometía la evaluación docente.
Por el contrario, en lugar de establecer un diálogo con la disidencia magisterial se dedicó a reprimirla y a negarse a los acuerdos que pudieron evitar la muerte de varios maestros y la pérdida de clases para millones de niños y jóvenes. Esa actitud inflexible e intimidante le dio el mote de “el sargento Nuño”.
“Una reforma educativa debe ser el pretexto para la discusión de ideas, no un pretexto para reprimir y acabar con los opositores mediante el uso desmedido de la fuerza pública y llenar las cárceles de inconformes”, dijo el pintor Francisco Toledo el mismo día que murieron ocho personas durante el enfrentamiento entre maestros y la policía federal en Nochixtlán, Oaxaca. La muerte de estas personas estuvo en manos de Nuño, y nunca hizo nada para prevenirlo.
La calidad de los planteles escolares es una parte del rezago en el sistema educativo mexicano, donde casi la mitad de las 150 mil escuelas en el país no tiene drenaje, una quinta parte carece de agua potable y en más de 40 mil no hay baños ni electricidad. Lo peor del caso es que las autoridades dicen no tener dinero ni para pintar un muro.
Pero en octubre de 2017 Aurelio Nuño anunció que se rentaría el edificio del Centro Bancomer para trasladar las oficinas de la SEP bajo el motivo de que los anteriores edificios (también rentados) fueron dañados por el sismo del 19 de septiembre. Dijo, además, que se ahorrarían 46 millones de pesos anuales.
Farsante. Un medio informó que por instrucciones de Nuño Mayer se viene pagando una renta mensual de 34 millones de pesos desde mediados de 2016 y sin ocupar las instalaciones. Es conocido que otro de los grandes negocios del gobierno son los pagos de alquileres. Siempre son elevados y pactan con los arrendadores una comisión mensual para que éste se quede callado. A la sazón, ¿hay o no hay dinero en la SEP?
EL ENTERRADOR
En este momento, Aurelio Nuño está convertido en una copia joven de Andrés Manuel López Obrador, pues define quién entra al PRI y qué candidatura se le entrega como cóctel de bienvenida. Si alguien intercede ante Peña Nieto para cambiar una postura, una estrategia de campaña o una candidatura, basta con que él le diga unas palabras al oído al presidente para que todos en el partido cumplan sus caprichos.
Si la patria es primero, bien vale privilegiar antes a todos sus amigos.
¿Qué sabe de Chiapas y sus problemas? Presume ser un estratega político y no se da cuenta que al tratar de imponer un candidato del PRI al gobierno del estado está destruyendo la alianza (PRI-PVEM) que le dio el triunfo a Peña Nieto en 2012 con más de 905 mil votos y que hará perder a José Antonio Meade en 2018.
Además, es un político desprestigiado que su sola presencia en Chiapas hará detonar un nuevo brote de violencia y movilizaciones de los maestros de la CNTE, que al enterarse de que sería el coordinador de campaña de Meade Kuribreña amenazaron con desestabilizar el estado.
Nadie sabe para quién trabaja, dice un refrán. Por el capricho de querer mandar en todas las candidaturas priistas y someter a cada gobernador que se le atraviese en el camino, más favores le hace al candidato de Morena que sigue siendo el puntero en las encuestas.
Si los priistas creían que AMLO era su principal enemigo, se equivocaron. Es Aurelio Nuño Mayer quien los llevará a la ruina. ¡Chao!
@_MarioCaballero