09 Febrero de 2018
MARIO CABALLERO
¡ADIÓS A LA PRENSA LIBRE!
¿Puede haber democracia sin demócratas? ¿Puede haber democracia sin libertad de expresión? Quizá estas dos preguntas abrevien las decenas de artículos que se publicaron en todo el país a razón de la intolerancia de Andrés Manuel López Obrador hacia la crítica, que en lugar de abonar para la promoción de la libertad de expresión, descalifica a quienes piensan diferente a él.
Una de las principales características de los dictadores es la intolerancia a cualquier tipo de oposición, especialmente a lo que tiene que ver con el enjuiciamiento público.
Desde el primer día que Fidel Castro llegó al poder, en 1959, las tropas rebeldes se apropiaron de todos los diarios de la isla que no simpatizaban con el comandante. Una de sus víctimas fue el periódico Alerta, en cuyas instalaciones se comenzó a imprimir Revolución, conocido como el “periódico de Fidel”. Fue ese diario que hizo famosa una frase que al poco tiempo se convertiría en una amenaza policiaca: “Ser anticomunista es ser antirrevolucionario”.
La crítica hacia la Revolución Cubana y, luego, al gobierno castrista podía venir de afuera, pero jamás desde adentro. Aquellos intelectuales, políticos, periodistas y líderes cubanos que se atrevieron a serlo lo pagaron demasiado caro. Si fueron encarcelados injustificadamente fue la menor de todas las penitencias.
Por la intolerancia de los hermanos Castro, hoy en Cuba no existe la prensa libre y, en consecuencia, tampoco democracia.
Eso mismo puede pensarse si López Obrador llegara al poder.
RAZONES SUFICIENTES
El propietario de Morena no escatimado recursos discursivos para hacerse llamar “progresista” y de “izquierda”. Pero para esa izquierda no existen matices. Investido de una autoridad moral que él mismo ha comprado, AMLO increpa e insulta a quienes no están de su lado. Ser anticomunista es ser antirrevolucionario, dijo Castro.
Es así que indignado asume la pureza de sus convicciones izquierdistas sin enterarse que tal cosa no existe. Si no veamos las posturas que ha tenido sobre el aborto, los matrimonios gays y la legalización de la mariguana. Acusa a otros de ser conservadores, derechistas y reaccionarios por el solo hecho de ofrecer argumentos contra el populismo y otras tendencias autoritarias y violentas que él mismo defiende y promueve, como la cubana y venezolana.
Todo esto viene a cuento porque “el izquierdista” Andrés Manuel López Obrador pasó de un solo golpe del insulto a la amenaza. Nadie desconoce que siempre ha sido intolerante y que en todo México no hay persona como él a quien menos le importen las leyes y las instituciones. Sintiéndose ya presidente cree que puede agredir con impunidad.
Recientemente amenazó con desaparecer el Cisen nada más se mude a Los Pinos. Todo porque acusa al organismo de estar espiando a su familia y aportar información a los medios para desprestigiarlo. Asegura que el artículo publicado el 6 de febrero en El Financiero, viene de ahí.
El Cisen, o Centro de Investigación y Seguridad Nacional, es un órgano al servicio del Estado mexicano, que tiene la función de alertar y proponer medidas de prevención y neutralización que permitan preservar la soberanía, dar sustento a la gobernabilidad y fortalecer el Estado de Derecho. En resumen, es una dependencia de inteligencia civil.
Según la publicación de El Financiero, los hijos del ex dirigente nacional del PRD –José Ramón, Andrés y Gonzalo- forman el cinturón que rodea al candidato presidencial y que todos en el partido tienen que someterse a ellos y pasar sus aduanas para llegar a él. Y ahí mismo se les define como “la cúpula real del Movimiento Regeneración Nacional”.
¿Qué se dijo de nuevo en esa citada columna que no se supiera ya? La pregunta ahora es ¿en qué se basa Andrés Manuel para asegurar que la información salió del Cisen? Él mismo lo dijo: “Tengo todos los expedientes de lo que hace el personal del Cisen en contra mía y de mi familia”. Agrega: “Hay expedientes y han investigado a mis hijos, a toda mi familia”. Y remata con algo que podría considerarse un delito: “Hay simpatizantes del Movimiento que me hacen llegar toda la información”. O sea, a través de su propia red de infiltrados se ha convertido en el espía de los “espías”.
Empero, lo que propone está disparatado pues desaparecer el Cisen significaría quedarse sin inteligencia civil y no hay Estado en el mundo que no la utilice para su sobrevivencia. Aquí no sólo atenta contra una institución, también descalifica toda labor periodística que critica y exhibe la podredumbre que hay detrás de su proyecto presidencial.
El lunes 5 de febrero, Andrés Manuel arremetió contra el politólogo, escritor y periodista Jesús Silva-Herzog Márquez, que no insultó a AMLO en su artículo en Reforma, sólo expuso un cambio en la forma de actuar del candidato presidencial: “El peligro de AMLO es otro. Del extremo del sectarismo, López Obrador se ha desplazado al punto contrario: el oportunismo”.
Y dice: “Su política no es nueva. La conocemos en México como priismo. López Obrador ha vuelto a sus orígenes: ha fundado un partido con la ambición de recoger a todos los ambiciosos, un partido en el que las ideas no importan”.
El texto de Jesús Silva-Herzog, un intelectual con el que se puede estar de acuerdo o disentir, le valió la reprimenda pública del Peje, que sin argumentos lo calificó como un articulista de “la mafia del poder”. Luego, en un acto de precampaña en la localidad de Xiutetelco, Puebla, vació todo su coraje y rencor personal para decir que Silva-Herzog “es un fresa. Un fifí”.
Cuando Vicente Fox lo mencionó como un peligro para México, Andrés Manuel le respondió con “¡cállate, chachalaca!”. Cuando José Antonio Meade dijo que el tabasqueño es un hombre que tiene ideas viejas y hambre de poder, AMLO lo calificó de “señoritingo”, “pelele” de Luis Videgaray y “representante de la mafia del poder”. Ahora, con Silva-Herzog vuelve a demostrar su intolerancia. En lugar de combatir la crítica con argumentos, se lanza con descalificaciones. Tiene mañas largas, pero ideas cortas.
Ante los dimes y diretes, el historiador Enrique Krauze salió a la defensa del derecho a la libertad de expresión de Silva-Herzog, arguyendo que el liberalismo (doctrina política que defiende la libertad individual) debate, y que el mesianismo condena. A lo que López Obrador respondió: “Tú también eres de aquellos profundamente conservadores y que simulan con apariencia de liberales”.
Acto seguido, el mismo lunes pasado, Krauze lo invitó a un debate, y recibió del candidato de Morena un insulto. Irónicamente, él que tardó 15 años en terminar la carrera y con siete materias reprobadas, dijo que al doctor Enrique Krauze le falta mucho para ser un historiador de verdad.
Muestras de intolerancia ha dado muchas. Como cuando ofendió al periodista José Cárdenas en una transmisión en vivo porque éste le hizo una pregunta que no le gustó. Es como decir que quien lo cuestiona, además de ofender su proclamación como mesías de la patria, trabaja para la mafia. Si no estás con él, estás en su contra. Así de simple. En ese cielo lopezobradorista, los librepensadores no existen y ni deberían existir.
¿DEMÓCRATA?
Con López Obrador la libertad de expresión está en peligro. Infinidad de veces ha dicho apreciar la crítica porque sin ella es imposible que haya una auténtica democracia. De lengua me como un taco, enseña un dicho. Pues cada vez que le echan sus verdades a la cara responde con la injuria, la ira y las denostaciones. ¿Eso es un demócrata? De ninguna manera.
Me pregunto si ¿habrá alguien en el círculo más cercano de AMLO que proteste contra esos actos de intolerancia? ¿Habrá alguien que renuncie? Lamentablemente no. Nadie parece tener un tantito de moral. Están dispuestos a ganar un puesto al costo que sea.
Y tiene gente que lo defiende, como el periodista John Ackerman, asesor de asuntos internacionales de Andrés Manuel que está señalado de ser el intermediario entre el gobierno ruso y el candidato de Morena. Amenaza con que si no gana López Obrador, va a haber chingadazos (sic).
Si ahorita insulta a quienes lo critican, ¿qué pasará mañana cuando AMLO llegue al poder?
PARA MAGDALENA
HERMOSA PRIMA, creo que el precandidato al gobierno de Chiapas más criticado de todos es sin duda el priista Roberto Albores Gleason. ¿Acaso los demás son unas blancas palomas? Se me hace que en una de esas, a quien tanto difamaron termina por mudarse a Palacio de Gobierno. ¡Chao!
@_MarioCaballero