02 Marzo 2018
MARIO CABALLERO
DEMOCRACIA: TRAGEDIA, CORRUPCIÓN E INCERTIDUMBRE
El voto del primero de julio será, antes que cualquier otra cosa, un acto de protesta contra la corrupción. Será un modo de condenar el soborno, la connivencia, el latrocinio, los abusos de poder. Votar no sólo formará un derecho de todo ciudadano, sino una exigencia moral con la que podamos, si no acabar con la crisis, darle al menos un hito de esperanza a México.
LA DEMOCRACIA COMO MITO
Si se tratara de una persona, la democracia mexicana ya tendría su propia credencial de elector. Ya no podemos hablar de ella como una democracia niña, pues ha cumplido la mayoría de edad. No está del todo claro el día de su concepción, pero se sabe que nació en México el 6 de julio de 1997, bien que la fiesta grande se celebró tres años más tarde con el triunfo del panista Vicente Fox en la elección presidencial.
Las votaciones del verano de 1997 marcaron un parteaguas en la historia moderna de México. Fue la primera vez que el PRI perdía la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. En esa fecha nació el pluralismo, se establecieron los contrapesos en el poder y se dio por terminado el largo periodo de presidencialismo hegemónico.
Aquel 6 de julio se cortó el cordón umbilical de la Presidencia autoritaria, que bien se recuerda era la que controlaba cada fibra del poder, era juez y parte, el resorte de las ambiciones y el látigo de las amenazas. Así que al perder la mayoría en el Congreso, dejó de ser el amo del país para convertirse en un poder entre los demás poderes.
La elección del 2000 fue muestra de que la sociedad sí puede elegir el gobierno que quiere a través de un ejemplar ejercicio democrático. Pero ¿qué ha sido de éste desde entonces?
La corrupción, indiscutiblemente, también ha venido a resquebrajar las leyes e instituciones que se encargan de organizar, proteger y promover la democracia. Por la corrupción se produjo un atentado contra la libre competencia electoral en 2006, cuando se llegó al desafuero de Andrés Manuel López Obrador. Por la ambición de sostenerse en la soberanía y tener el control de los dineros, México dio paso hacia atrás.
La imposición siempre ha sido y será una enemiga de la democracia. Durante los setenta años de gobierno priista tuvo un nombre: dedazo. Por el poderoso dedo del presidente eran designados gobernadores, alcaldes, diputados, senadores, líderes nacionales y estatales del PRI e incluso el sucesor en la Presidencia. A partir de la derrota del 2000, se supo que el mandatario podía elegir al candidato priista, pero no a su sustituto. Fue el fin del cesarismo mexicano, pero por corto tiempo.
El Partido Acción Nacional no sólo se diferenciaba del PRI por ser más cauto y más consciente en la creación de políticas públicas y en la postura conservadora hacia las políticas internacionales. También por fomentar y exigir respeto a la democracia, tanto dentro como fuera del partido.
Una vez, estando en campaña proselitista, Felipe Calderón Hinojosa hizo la invitación a matar al priista que todos llevamos dentro. Vicente Fox no pudo y lo ayudó a ganar la presidencia como en los viejos tiempos del PRI: comprando votos, chantajeando a las autoridades electorales, fingiendo fallas en el sistema de conteo de votos, cerrando casillas, inventando brotes de violencia donde iba ganando el candidato perredista y, al llegar la medianoche, sorprendentemente Calderón superó la enorme ventaja de votos que tenía AMLO.
Hoy, nada queda de ese PAN que llevaba la delantera en la democracia, pues un reducido grupo de panistas es el que toma las decisiones, controla las finanzas, se reparte las cuotas de poder, somete a las bases y elige arbitrariamente a quienes los representarán en las cámaras legislativas y en los Comités Estatales. Ricardo Anaya Cortés no fue elegido candidato a la Presidencia por consenso de la militancia, sino por auto imposición. De tanto criticar al PRI, terminaron imitándolo.
El partido de la esperanza, MORENA, cuyo líder y candidato presidencial tiene grandes posibilidades de convertirse en el próximo presidente de México, ha mejorado las prácticas antidemocráticas del PRI. Andrés Manuel López Obrador, sus tres hijos mayores y otras pocas personas, son los que mandan en el organismo e impiden la pluralidad y la igualdad de oportunidades para la militancia. Ejemplo de ello es la candidatura del tabasqueño y la designación por dedazo del resto de los postulantes a otros cargos de elección popular.
Si no puede haber democracia dentro de los partidos, ¿cómo puede haberla en el país?
IEPC Y LA CORRUPCIÓN
En Chiapas, hemos tenido muy malas experiencias. El encargado de realizar esas tareas es el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana (IEPC), que algunas veces ha sido manipulado por los gobernadores y otras ha caído en actos de corrupción e ilegalidades por los propios consejeros electorales.
En los retratos de Francis Bacon el cuerpo humano se descompone hasta hacerse irreconocible. La carne pierde firmeza y se escurre. Creo que ese arte de la descomposición podría ser la mejor forma para describir la deformidad de nuestra democracia.
En 2006, se presume que hubo un pacto entre Pablo Salazar y Juan Sabines Guerrero para heredarse el gobierno del estado. Se sabe que Sabines hizo campaña utilizando vehículos y personal de gobierno, dinero del erario público y en algunas ocasiones hasta viajó en el helicóptero oficial.
El día de la elección, el ex fiscal antidroga y mano ejecutora de Salazar Mendiguchía, Mariano Herrán Salvatti, fue visto cambiando urnas por otras repletas con votos para Sabines Guerrero. El IEPC supo todo eso y ni siquiera hizo un comentario al respecto. Fue cómplice del fraude.
Durante la administración de Juan Sabines la democracia fue una simulación. No sólo se reformó el Constitución chiapaneca para emparejar los comicios estatales con el federa, también se creó la figura del diputado migrante que sirvió nada más para el pago de facturas políticas. Además, se presume que alcaldes como Jaime Valls Esponda, Yassir Vázquez, Emmanuel Nivón, Samuel Chacón, Samuel Toledo o diputados como Rosario Pariente, José Ángel Córdova, Rhosbita López Aquino, Olga Espinosa Morales, entre otros, fueron impuestos desde Palacio de Gobierno en complicidad con los consejeros del IEPC, que recibieron en pago dinero en efectivo y prebendas políticas.
Las elecciones de 2015 han sido una de las más cuestionables. Presididos por María de Lourdes Morales Urbina, varios de los hoy ex consejeros electorales y funcionarios del IEPC terminaron en la cárcel acusados de corrupción y fraude electoral.
Entre los abusos de esos consejeros fue no cumplir con el precepto de paridad de género en las candidaturas, no vigilar el tope de gastos de campaña de los participantes, la sospecha de negociar las alcaldías y curules en el Congreso local con ciertos políticos ligados al poder, cometer fraude electoral en la elección del diputado migrante, donde hubo alteración del Registro Federal de Electores, usurpación de identidad, la manipulación del sistema electrónico para recibir y contar los votos en connivencia con la empresa DSI Elecciones, que fue contratada por adjudicación directa.
Al finalizar la contienda electoral se vio a los ex consejeros más prósperos que nunca, luciendo camionetas de lujo y regios ranchos.
CONCLUSIÓN
La democracia es un asunto complejo. Porque ¿qué es el voto sin las medidas institucionales? ¿Qué es la competencia electoral sin capacidad de organización? ¿Qué es un gobierno democrático sin frenos al poder? ¿Qué es de la sociedad viviendo a la intemperie de la ilegalidad?
Sin duda estamos frente a los comicios más grandes y complicados de la historia contemporánea, con partidos y actores políticos hambrientos de poder que no les interesa elaborar un proyecto de gobierno que proponga la paz social, la estabilidad, el desarrollo económico, la correcta impartición de justicia, la generación de oportunidades y mejorar la calidad de vida de los chiapanecos.
Por eso más que nunca resulta imprescindible un IEPC apto y honesto. Oswaldo Chacón Rojas, presidente de dicho instituto, tiene ante él un desafío nada sencillo: lograr impedir las arbitrariedades del poder, crear los instrumentos que permitan a la sociedad elegir con plena libertad y promover sus intereses.
Mientras eso no suceda, Chiapas seguirá bajo la incertidumbre, con gobiernos y gobernantes faltos de legitimidad.
@_MarioCaballero