15 septiembre 2018
MARIO CABALLERO
EL ESCANDALOSO CASO DE RAFA CEBALLOS
Cuando un servidor público es acusado de abuso de poder, nepotismo, corrupción y robo, no basta una renuncia. Ni siquiera el más humillante de los despidos es suficiente para borrar el menor de los daños. Rafael Ceballos Cancino renunció hace unos días como delegado del ISSSTE en Chiapas después de una manifestación de trabajadores que exigían su destitución y cree que con eso se anularán los desvíos de recursos, la venta de plazas, los sometimientos al personal médico y administrativo, las complicidades, el abandono de los hospitales y las denuncias por fraudes que hubo durante su gestión.
Rafael Ceballos fue por mucho tiempo militante del PRI. Creció a la sombra de personalidades importantes y poco a poco se fue haciendo de un liderazgo dentro del partido. Pero su trayectoria política no es de respeto, sino de repulsión. Fue el fundador de organizaciones radicales que gobernadores priistas utilizaron para someter a sus opositores. Por varias décadas se consideró, dicho en términos coloquiales, un vándalo poderoso que se enriqueció al amparo del poder.
En el año 1998, pocos meses después de que abandonara su cargo como diputado federal, la Procuraduría General de la República inició una investigación en su contra por sus probables nexos con el grupo paramilitar Los Chinchulines, que irrigaba el terror en la zona Norte de Chiapas, específicamente en Bachajón, pueblo perteneciente al municipio de Chilón.
Siendo diputado en la Legislatura federal número 56, lo nombraron presidente de la Comisión de Agricultura, pero hubo presunciones de que utilizaba su posición en la Cámara de Diputados para proteger a líderes e integrantes de esa banda criminal y que además bajaba recursos destinados a fortalecer la productividad del agro chiapaneco que terminaban invertidos en la compra de armas. Dicen que las llamadas cuernos de chivo eran sus predilectas.
Debido a esos rumores la PGR elaboró un expediente del que nunca se supo nada. Incluso las indagaciones que venían por buen camino fueron interrumpidas de manera abrupta. Sin embargo, nunca cesaron los señalamientos de organismos internaciones de derechos humanos sobre él, quien luego de muchos años en el PRI se integró a las filas del PRD donde su permanencia duró un breve lapso de tiempo para después amarrar un amorío muy ventajoso con los dirigentes del partido Convergencia, hoy Movimiento Ciudadano. Al parecer, en nuestros días sigue siendo del PVEM.
El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro mencionó el nombre de Rafael Ceballos Cancino en un grueso informe que realizó a partir de la matanza de Acteal en diciembre de 1997, suceso en el que 45 indígenas perdieron la vida en manos de un grupo paramilitar de filiación priista y que el gobierno de Ernesto Zedillo quiso minimizar con los despidos del exgobernador interino Julio César Ruiz Ferro y del Secretario de Gobierno Emilio Chuayffet Chemor.
A partir de esas investigaciones se conoció que Ceballos Cancino financiaba a Los Chinchulines. Paralelamente, el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas inició otras pesquisas, y apoyado por el Parlamento Europeo solicitó que el gobierno federal interviniera en las investigaciones para ponerle un fin a los actos ilícitos de ese grupo armado y de su principal promotor: Rafa Ceballos. Nada pasó.
Del caso de Los Chinchulines se documentaron al menos 123 asesinatos que fueron cometidos en su mayoría por armas de alto poder. Aparte, se reveló que los miembros de esa hueste recibían adiestramiento de ex agentes de la Policía de Seguridad Pública y ex militares.
Ruiz Ferro fue denunciado por la supuesta entrega de 5 millones de pesos a los paramilitares que surgieron en esa época. Se dijo que ese dinero era parte de un programa de reactivación agrícola y pecuaria, pero de acuerdo a los testimonios del FRAYBA se usó para fomentar el activismo paramilitar en Chiapas y que una buena parte de esos recursos estaba en las cuentas bancarias de Rafael Ceballos.
Hasta ahí quedó ese asunto.
DESASTRE EN EL ISSSTE
Ceballos Cancino es de esos políticos que nada sabe de lealtades ni de ética. El Partido Revolucionario Institucional fue como una madre para él, pero lo abandonó cuando los nuevos liderazgos lo dejaron fuera de las decisiones. Cuando se congregó en el PRD ganó una diputación plurinominal y nada más. Poco tenía que ofrecer desde la barrera de la oposición.
El partido Convergencia lo hizo candidato a la presidencia municipal de Palenque y su fracaso fue vergonzoso a pesar de que tenía el respaldo de la maquinaria del Estado. Durante la contienda electoral varios grupos de choque contratados en Tabasco operaron a su favor y diseminaron la violencia, el temor y el caos.
Detrás de esa ambición de poder estaba Juan Sabines Guerrero, y quien le facilitaba los recursos era nada menos que Nemesio Ponce Sánchez, el brazo ejecutor del sabinato que dirigía los operativos desde su oficina en la Subsecretaría de Gobierno.
En el sexenio pasado, Ceballos Cancino fue de los más privilegiados. Era evidente el aprecio que le guardaba Juan Sabines júnior. Cuentan que Ceballos lo tuvo en brazos cuando el ex mandatario apenas era un bebé, pues fue colaborador de su padre el también exgobernador Juan Sabines Gutiérrez.
En marzo de 2013, Rafa Ceballos recibió la titularidad de la Delegación Estatal del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), organismo que dejó hecho un desastre.
Por ejemplo, en octubre de 2015, médicos, enfermeras, paramédicos y técnicos en salud denunciaron un contubernio entre Ceballos Cancino y el secretario general de la sección 13 del Sindicato Nacional de ese instituto, Roberto Alfaro Guillén, que supuestamente vendieron un promedio de 200 plazas, violentando los derechos laborales de los trabajadores que debieron recibirlas por ley.
Ceballos infló la nómina de aviadores. Su cómplice fue Mercedes del Carmen Pinto Pinto que como jefa del Departamento de Recursos Humanos despidió, contrató y removió a quien se le dio la gana. Ella decidía el puesto y el salario y no le importa si la persona a quien designaba en tal o cual cargo contaba con el perfil requerido. Tal es el caso de su esposo Raúl Mendarrozqueta, su hijo Brayan y su hermana Paola Pinto, quienes cobraban -¿o cobran?- un sueldo sin trabajar.
De ese asunto, Viridiana López, subdirectora de Administración del Hospital Roberto Nettel en Tapachula, ganaba 36 mil pesos mensuales, pero nunca llegó a trabajar dado que era esposa del ex delegado del ISSSTE. Asimismo, la señora Socorro López, madre de Viridiana, también estaba o está en la nómina pero sin devengar el sueldo. Un caso más es el de Hugo Ruiz, compadre de Ceballos, que Pinto Pinto lo designó como coordinador del hospital de San Cristóbal de las Casas, y nunca se presentó a trabajar. Donde sí se presentaba es en el Hospital Dr. Belisario Domínguez, donde hace todo tipo de desmanes en contra de los empleados del nosocomio y en completo estado de ebriedad.
Una cómplice más de Rafa Ceballos fue Nora Carmina Alfaro, quien se desempeñaba como responsable de la farmacia del Hospital Dr. Belisario Domínguez. Ella fue denunciada por un fraude de más de 100 millones de pesos que dejó a centenares de derechohabientes sin medicamentos, incluso los pacientes con cáncer tuvieron que comprar su propio tratamiento de quimioterapia. ¿Por qué no prosperó dicha denuncia? Se dice que por el tráfico de influencias del hoy ex delegado.
No nos olvidemos de Marco Antonio González Aquino y del Dr. Ángel Barrios Zea. Del primero se dice que es dueño de una colección de motos deportivas, entre éstas dos motocicletas marca Harley Davidson, y de varios vehículos de lujo como una Ford Raptor que puede llegar a valer más de medio millón pesos. En cuanto a Barrios Zea, que ha estado varias veces en prisión, se le acusa del robo de equipo médico del hospital de Tapachula y más recientemente de la desaparición de más de 26 millones de pesos en materiales y equipo.
El nuevo delegado Juan Enrique Ávila debe realizar urgentemente una auditoria a la gestión de Rafael Ceballos Cancino con dos objetivos fundamentales: deslindarse de los abusos y fraudes de su predecesor y procurar que la justicia prevalezca sobre la impunidad.
Por estas y otras razones, como la muerte de la señora Victoria B.G. que murió supuestamente por una negligencia médica que Rafael Ceballos encubrió, una renuncia no basta. ¡Chao!
@_MarioCaballero