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LETRAS DESNUDAS

09 noviembre 2018

MARIO CABALLERO

AMADEO ESPINOSA: UNA AMENAZA PÚBLICA

No todas las historias comienzan igual. No todos los gobiernos inician con la misma determinación. El gobierno que está por emprender Rutilio Escandón Cadenas goza de una fe inusual para los tiempos que nos ha tocado vivir. Quizá una fe similar a la que está provocando Andrés Manuel López Obrador en millones de mexicanos. No recuerdo que un cambio en el poder haya generado antes tanta expectativa.

Pero el gran tema aquí no es eso, sino el acoso que el futuro gobierno de Escandón Cadenas está padeciendo de parte de políticos parásitos que se remojan los labios queriendo saborear un pedazo del pastel. Entre ellos Amadeo Espinosa Ramos, del Partido del Trabajo, quien nada ha aportado para la prosperidad de Chiapas pero que se ha enriquecido obscenamente con recursos públicos y bajo la protección de los pasados exgobernadores.

Hace poco, dijo que a él le debe Rutilio Escandón haber ganado la gubernatura. Cínico.

Amadeo Espinosa es un maestro egresado de la Escuela Normal Rural Mactumatzá en el año 1975. Nunca pisó un salón de clases, pero eso no impidió que llegara a convertirse en líder magisterial.

Inició haciendo política con Julio Peralta Esteva, ex dirigente de la Sección 7 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), de quien fue maletero, luego cómplice y, finalmente, su gran amigo, y para llegar hasta ahí tuvo que humillarse.

En los tiempos de estudiante Amadeo Espinosa era un joven delgado, andrajoso y hambriento (no exagero), producto de su realidad. Algunos de sus compañeros le prestaban para comprar los útiles escolares, lo invitaban a comer y hasta le regalaban ropa. Les daba lástima. Una fuente de Letras Desnudas me contó que rara vez lo vio con zapatos. Era común verlo con chanclas de pie de gallo.

Cuando se relaciona con Peralta Esteva no era más que un muchacho pobre pero ambicioso. Conforme transcurrieron los años el dirigente sindical le fue dando confianza, tareas cada vez más difíciles, hasta que le concedió una cuota de autoridad sobre ciertos aspectos del gremio.

La gestión de Julio Peralta se recuerda por los muchos actos de corrupción y despotismo. Era intolerante. No permitía que nadie interfiriera en sus decisiones. Si algún maestro se atrevía a señalar sus abusos de poder, sobre él caía la ira del líder que pagaba un grupo de matones para aplacar cualquier tipo de amenaza a sus dominios. Y Amadeo Espinosa fue su secuaz.

En ese tiempo conoció a Elba Esther Gordillo. Seguía bajo las órdenes de Peralta más nunca desaprovechó la oportunidad para acercarse a la maestra, a quien complacía todos sus gustos y caprichos. Para ganarse el favor de la ex lideresa del SNTE tuvo que arrodillarse, ser zalamero y dadivoso. Hasta que llegó el momento en que no se separaron ni a sol ni a sombra. Si hoy Amadeo tiene poder y dinero, se lo debe a ella, aunque lo niegue.

Era el año 1994 cuando Julio Peralta cayó en desgracia. Por sus excesos, el gremio se puso en su contra. Hubo brotes de violencia entre las distintas corrientes políticas que cohabitan en la Sección 7. Y antes de que todo terminara en desgracia, Elba Esther viajó a Tuxtla Gutiérrez y convocó a una reunión en el Hotel Camino Real, donde impuso a Amadeo Espinosa en la dirigencia sindical.

El gremio no aceptó la determinación de la maestra y se apoderó del lugar. Exigían un líder elegido democráticamente, conforme a los estatutos y ajeno al grupo de Peralta Esteva. Pero en un ataque de furia, Gordillo Morales aplacó a sus opositores a punta de gritos. Los amenazó de muerte si no aceptaban su decisión.

A la mañana siguiente los periódicos locales dieron a conocer el nombramiento de Amadeo Espinosa como nuevo dirigente de la Sección 7 para el periodo 1994-1998.

EL PARTIDO DEL TRABAJO

Ser líder del magisterio federalizado le abrió a Espinosa Ramos un abanico de nuevas oportunidades. Lo primero que hizo fue utilizar a los maestros para enfrentarse al gobierno, que cruzaba por una etapa de desestabilidad producto del levantamiento zapatista.

Tras 69 días en el cargo, Eduardo Robledo Rincón fue obligado a renunciar a la gubernatura y en sustitución el presidente Ernesto Zedillo envió a Julio César Ruiz Ferro como gobernador interino, quien era un perfecto extraño hasta para la clase política de Chiapas y no conocía ni siquiera un milímetro del estado. De tal manera, al verse solo comandando un gobierno que navegaba en la ilegitimidad y el descredito, buscó aliados: el primero de ellos fue Amadeo Espinosa.

La ruta al progreso no estaba en las corrientes sindicales, sino en la política. Apoyado por Ruiz Ferro, Espinosa Ramos fundó el Partido del Trabajo con un grupo de maestros. Ahí inició una carrera implacable de abusos y riqueza enredada en el escándalo.

El exgobernador amamantó con dinero público al PT, y en pago recibió aplausos y complicidad.

El líder de la mafia petista en Chiapas es, desde siempre, Amadeo Espinosa, quien reparte los beneficios económicos y políticos del partido con Hugo Roblero Gordillo, Abundio Peregrino García, Mario Humberto Vázquez López, Carlos Mario Estrada Urbina y Sonia Catalina Álvarez: los dueños del PT.

El caso de Hugo Roblero es especial. Desde hace mucho tiempo controla los Centros de Desarrollo Infantil (Cendis) que no son otra cosa que guardarías subsidiadas con recursos públicos, de los que no le rinde cuentas a nadie. Elección tras elección amenaza a las madres par que voten por el PT o de lo contrario expulsa a sus hijos.

Aparte, está implicado en el desvío de al menos 12 millones de pesos que recibió como dirigente de la agrupación Organizaciones Productivas y Sociales de Chiapas A.C. A esos doce millones se suman otros cuatro que le fueron entregados por la Secretaría del Campo, dinero que estaba destinado para proyectos productivos que nunca llegó a manos de los campesinos.

Hugo Roblero es dueño de una flotilla de camiones de volteo en Siltepec, que opera Emir Guzmán, prestanombres que también es comisionista de la sub agencia de la Cervecería Corona, dueño de una gasolinera en Tuxtla y hace algún tiempo fue señalado de tratar de ensanchar el censo del programa Chiapas Solidario, pues quería hacer negocio con recursos ajenos.

Roblero ha sido diputado local, federal y regidor de Tuxtla Gutiérrez, pero su fortuna no se compara a la de Amadeo Espinosa, quien ya fue senador, tres veces diputado federal y una local.

Los negocios políticos del PT son una carroña porque lo mismo ha hecho alianzas con el PAN, el PRI, el PRD y el Verde Ecologista. Empero, nunca ha representado nada, es un fracaso como alternativa política. Su existencia tan sólo ha servido para que sus líderes acumulen riqueza y los puestos legislativos sean utilizados para gestionar recursos que terminan en las cuentas personales de la élite petista.

Espinosa Ramos siempre ha sabido vender caro su amor a cada mandatario en turno. Con Pablo Salazar trabó una amistad tan estrecha que hasta lo visitaba en el penal cuando el exgobernador estuvo preso. Como diputado local de 2001 a 2003, Amadeo regenteó la presidencia del Congreso del Estado y desde ahí operó la represión de Salazar contra sus adversarios.

Por otro lado, Espinosa se ha servido del poder para proteger criminales. Antes de que Pablo fuera encarcelado había pactado con él la venta de una senaduría plurinominal del PT en 50 millones de pesos, pero el negocio se frustró. En julio de 2010, contrató un grupo guerrillero del estado de Tabasco para incendiar la presidencia municipal de Palenque, con el objetivo de presionar a las autoridades para la liberación de su amigo Alfredo Cruz Guzmán, ex alcalde que fue detenido por el atraco millonario a las arcas municipales, lavado de dinero y presuntos nexos con el crimen organizado.

NOCIVO

¿Qué puede aportar Amadeo Espinosa y su camarilla al gobierno del Doctor Rutilio Escandón? Sólo su mal prestigio y rapacería.

El domingo 1º de julio la gente castigó la corrupción y la impunidad de la clase gobernante, pero también depositó su confianza en un partido, Morena, que le devolvió las ganas de creer en la política.

Así que independientemente de la coalición Morena-PT, nada le debe el gobernador electo a ese partido parásito. Menos a Amadeo Espinosa. Su triunfo se lo dieron los chiapanecos anhelando un cambio en la forma de ejercer el poder.

El futuro de Chiapas está en otra parte. Por favor, que no se contamine el gobierno del que la gente tanto espera. ¡Chao!

@_MarioCaballero

 

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