14 noviembre 2018
MARIO CABALLERO
GOBERNAR, ¿PARA QUIÉN?
Maquiavelo propugnaba por el uso del discurso enigmático para confundir a los opositores. Mientras menos digas o el mensaje sea confuso –decía-, mayor será el desconcierto de tus enemigos y menores las probabilidades de un boicot.
Pero en el caso de Andrés Manuel López Obrador no maneja el discurso vago o enigmático, sino el doble discurso. Si el primero lo protege de futuros ataques a su gobierno, con el segundo traiciona a sus gobernados. No es lo mismo decir a medias lo que se piensa hacer, que hacer algo totalmente diferente a lo que se dijo. Espero estar dándome a entender.
El presidente electo ha venido prometiendo durante los pasados catorce años que su mandato será para y por los pobres de México. Aseguró que trabajaría para proteger los intereses de los más indefensos y no de la élite, de los magnates, de la mafia del poder donde caben los grandes empresarios y los políticos corruptos. De ahí que dividiera la nación en buenos y malos; pobres y ricos. Pero en los hechos es todo lo contrario.
Por ejemplo, en la campaña reciente prometió dos cosas: establecer un gobierno respetuoso del Estado de Derecho y someter a consulta popular la construcción del nuevo aeropuerto de Texcoco. Más allá de la viabilidad técnica y económica de dicho aeródromo, festejo que haya cumplido con la realización de la consulta, pero no que haya tenido que violar las leyes para hacerla.
Si bien es presidente electo eso no lo faculta para llevar a cabo actos como autoridad, porque lo será hasta el primero de diciembre. Además, la consulta es ilegal porque no cumple con las condiciones establecidas en la fracción VIII del artículo 35 de la Constitución, ni con la Ley Federal de Consulta Popular. En otras palabras, AMLO quiere gobernar antes de tiempo y está fallando a la promesa de construir un gobierno honesto que ejerza el poder dentro del marco legal.
LAS COMISIONES BANCARIAS
Ante esto, ¿cuál puede ser el alcance de la prometida “cuarta transformación” del país cuando el futuro presidente contradice lo que prometió?
Si la Reforma sirvió para separar el clero del Estado, lo que muchos esperamos es que el próximo gobierno separe por fin los intereses económicos de los favores políticos. Pero después de ver la actitud contraria que tomó López Obrador frente a la iniciativa de ley que pretende regular las comisiones bancarias, parece que eso jamás será posible.
En México, innegablemente, el éxito de muchos empresarios ha dependido del tráfico de influencias y los compadrazgos de un sistema patrimonial que Octavio Paz llamó el Ogro Filantrópico. Ahora se le conoce como “capitalismo de cuates”, donde los altos funcionarios conceden las obras o los mejores contratos a sus cuates.
Recordemos que durante décadas la clase empresarial ha recibido todos los beneficios del capitalismo al amparo del poder, tales como control autoritario sobre los trabajadores, insumos y prebendas otorgados por el gobierno, exención de impuestos, incentivos de consumo, control discrecional de la competencia, entre otros. Por eso no es casual que tengamos en el país una creciente desigualdad social, producto de los monopolios y duopolios. Y los bancos no fueron la excepción.
Fue en la administración de Carlos Salinas cuando se privatizó la banca. A partir de entonces existe un pacto tácito entre el gobierno y los banqueros, quienes actúan con completa libertad para fijar sus tarifas, sus tasas, los porcentajes de las distintas y muchas comisiones bancarias que pagamos nosotros, los usuarios, y sin que las autoridades hagan algo al respecto.
¿Sabe usted por qué los bancos se han enriquecido tanto en México? Porque si consultamos el saldo en el cajero, nos cobran una comisión. Si queremos la reimpresión del estado de cuenta, otra comisión. Si retiramos nuestro dinero en un cajero distinto al que tenemos contratado, una comisión más. ¡Qué se nos perdió la tarjeta! Claro que nos la reponen, pero hay que pagar. ¿Te robaron? Lo sentimos mucho, señor, pero la reposición del plástico le cuesta tanto. Oye, pero si me acaban de robar. Uhhh… ¿la quiere o no la quiere?
Siendo México un país con más de 50 millones de pobres es indignante que el banco te cobre hasta por no mantener el saldo mínimo requerido en la cuenta. También cobran una comisión a los comercios que no facturaron el monto mínimo por el uso de terminal en punto de venta. Así que no somos clientes, sino sus empleados. Trabajamos para que los banqueros se sigan haciendo ricos.
En 2017, uno de cada 3 pesos que recibieron Santander, BBVA Bancomer, Citibanamex y Banorte, fueron por comisiones. Ese mismo año, la banca en general obtuvo 108 mil millones de pesos por el cobro de ese concepto. Hay que decirlo: algunas de esas instituciones crediticias mantienen operaciones en otros países gracias al dinero que ganan aquí en México.
Ahora, ¿por qué hay bancos que aquí cobran comisiones tan altas que no les dejan cobrar en sus países de origen? Obvio estamos hablando de países neoliberales y capitalistas, donde fluye el dinero.
La respuesta que siempre alegan es que “así fluyen los mercados”. Lo cierto es que el pacto entre el gobierno y los bancos es para que no pase nada, para que todo circule sin que haya represalias. Están coludidos pues. Así que cuando vemos al banco español Santander, por ejemplo, que les cobra a sus clientes en España una comisión del 20 por ciento mientras a los mexicanos les cobra el 39%, entonces ¿qué mercado está tomando las decisiones?
Todo el mundo sabe que los banqueros en México y en cualquier otro país, son las personas que controlan los mercados. Como tienen el control del dinero, sienten que también tienen el control de la vida de muchos de nosotros. Por supuesto, no lo controlan todo. Hay otros disparadores financieros que no dependen de la gente que aquí maneja el flujo de los mercados, sino depende de los mercados internacionales en los que los mexicanos muy poco o nada pueden hacer con lo que pasa en Estados Unidos o en toda la comunidad europea.
De tal manera, cada vez que los banqueros se sienten amenazados, hacen desplomar la Bolsa Mexicana de Valores tal como lo hicieron el jueves pasado cuando Bertha Caraveo presentó a nombre de Ricardo Monreal, coordinador de los senadores de Morena, la iniciativa que quiere ponerles límites en el cobro excesivo de comisiones. No les gustó la idea y así fue como dijeron que estaban enojados.
EN DEFENSA DE LOS RICOS
Increíblemente, esta modificación a la Ley para la Transparencia y Ordenamiento de los Servicios Financieros, que busca hacer justicia por la usura de los bancos y que traerá beneficios a corto plazo a los bolsillos de un amplio sector de la sociedad, no obtuvo el respaldo esperado de parte de López Obrador y Morena.
En conferencia de prensa, el presidente electo, dijo: “Nuestra política es la de no modificar el marco legal con relación al funcionamiento de los bancos y de las instancias financieras”.
Por su parte, el futuro secretario de Hacienda y Crédito Público, Carlos Urzúa Macías, leyó un posicionamiento en el que pidió a los legisladores de Morena apoyarse en su equipo de trabajo y en el Centro de Estudios de Fianzas para consultar sobre la viabilidad de sus iniciativas.
dirigente nacional del partido, Yeidckol Polevnsky, aseguró en una entrevista que esa no era una propuesta de Morena y explicó que en el partido quedaron sorprendidos y molestos porque esa iniciativa no fue consultada con la dirigencia.
¿Del lado de quién están pues?
Si tanto habla AMLO y los morenistas de estar a favor de los pobres, ¿por qué le dan la espalda a esta buena iniciativa y al parecer protegiendo los intereses de los grandes banqueros que desde hace muchos años vienen explotando a los mexicanos?
Ciertamente, hacer frente a este problema es tan complejo como necesario. La relación entre el poder y el dinero es el principal caldo de cultivo de la corrupción. Si López Obrador apeló a la honestidad para lograr el cambio, “la cuarta transformación” dependerá de la voluntad política que tenga para acabar con el contubernio entre el gobierno y un sector de la iniciativa privada, en este caso los bancos.
Así que pido al futuro presidente que tenga un poquito de congruencia con lo que dice y hace. Porque la de Monreal es una buena propuesta de ley y va de acuerdo con lo que AMLO prometió en campaña. O ¿acaso las únicas iniciativas que respaldará serán las que salgan de su propia boca? ¡Chao!
@_MarioCaballero