15 enero 2019
MARIO CABALLERO
CON LA CREDIBILIDAD AL FILO DEL PRECIPICIO
Quien no cumple sus promesas, es porque no conoce de lealtades. Cualquier observador atento habrá notado que a partir del enorme, indiscutible y apabullante triunfo electoral, Andrés Manuel López Obrador pasó de ser el candidato antiPRI y anticorrupción a ser el presidente de las mil excusas.
En lo poco que va de su gobierno no sólo se ha desentendido de las promesas que hizo en campaña o ha hecho todo lo contrario a lo que ofreció. También se niega a aceptar los errores cometidos como mandatario y a aplicar la ley a los delincuentes a quienes tanto acusó de ser la mafia en el poder.
Antes de asumir la Presidencia fue duramente cuestionado tras el anuncio de la Guardia Nacional y no tanto porque eso propone militarizar el país, sino porque en campaña prometió devolver poco a poco a las fuerzas armadas a los cuarteles. Memorable fue aquel episodio del programa Tercer Grado que se trasmite por Televisa, cuando AMLO retó al periodista Joaquín López-Dóriga a que le probara si él se había comprometido a retirar al Ejército de las calles.
Inmediatamente, usuarios de Twitter y Facebook llenaron las redes con el vídeo semanal del entonces precandidato presidencial López Obrador en el que prometía que “no debe seguir exponiéndose al Ejército, ni socavarlo; regresarlo en la medida que se va profesionalizando la policía y eso nos llevará seis meses, en tanto la nueva policía federal sea la que se haga cargo de garantizar la seguridad”. E insistió que el Ejército “es una institución que debemos cuidar todos” porque “su encargo es defender la soberanía nacional”.
Con la creación de la Guardia Nacional, el tabasqueño incumplió la promesa que le hizo a los votantes y está proponiendo que los soldados y marinos hagan tareas que le corresponden al policía común. Incluso hay un apartado en la normatividad de esta “nueva fuerza de seguridad pública”, que establece que las diligencias del Ministerio Público, como los cateos en domicilios particulares por ejemplo, serán realizadas por elementos del Ejército mexicano.
Por otro lado, es una magnífica noticia que el gobierno federal haya decidido combatir el robo de combustibles, que según datos oficiales arroja pérdidas para el Estado de más de 60 mil millones de pesos al año. Y aunque la estrategia contra el huachicoleo haya provocado un desabasto de gasolina en varios estados de la República y una psicosis colectiva, nadie que tenga un poco de sensatez, moral y responsabilidad social puede censurar esa buena determinación.
Pero, ¿dónde están los responsables? ¿Quiénes han sido puestos en prisión? Porque al igual que con los gobiernos pasados, no basta con que la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero y Alejandro Gertz Manero, encargado de la PGR, digan que se han iniciado una serie de investigaciones muy completas y que muchas cuentas bancarias relacionadas con el robo de hidrocarburos han sido congeladas cuando no han dado detalles de los detenidos, ni del número de cuentas congeladas y mucho menos del monto de las mismas. Ver para creer, dice un refrán.
Si el gobierno de AMLO sabe que el general Eduardo León Trauwitz (quien fue escolta del ex presidente Enrique Peña Nieto cuando gobernó el Estado de México) fue uno de los tantos funcionarios involucrados en el hurto de combustibles, siendo titular de la Subdirección de Salvaguarda Estratégica de Petróleos Mexicanos, que se encarga de la seguridad de las instalaciones, bienes y valores de la empresa, ¿por qué sólo le congeló la cuenta de banco y no lo puso bajo arresto?
Es muy ingenuo pensar que esos delitos se hicieran a través de transferencias bancarias o que el general León, como el resto de huachicoleros, depositaran en el banco las ganancias del crimen. Es de tontos. O tal vez es a nosotros a los que quieren ver la cara de retrasados mentales, y por eso anuncian “completas” investigaciones con las que pretenden esconder la impunidad de los malhechores.
¿DESCHAMPS ES INOCENTE?
Eso último lleva a preguntar, ¿por qué López Obrador se niega siquiera a ordenar una investigación contra Carlos Romero Deschamps, el eterno líder del sindicato petrolero, cuando desde siempre ha sido señalado de corrupción y enriquecimiento ilícito?
En una de las conferencias matutinas lo cuestionaron al respecto y dijo: “Nosotros no vamos a actuar si no tenemos elementos, si no hay pruebas, y por lo que corresponde al gobierno no existe una denuncia. Entiendo que haya gente que quisiera que se lo enjuiciara, pero esto no corresponde a lo que legalmente existe, no hay de parte del Gobierno una denuncia, pruebas. No se puede enjuiciar a nadie si no existe una denuncia formal”.
El presidente miente. Carlos Romero tiene denuncias por desvíos de dinero desde el año 2006. En las que se le acusa de un daño aproximado de 5 mil millones de dólares. Y aunque Andrés Manuel niegue que existan denuncias contra el líder sindical, hay una última que se interpuso ante la Procuraduría General de la República en marzo de 2018.
Decir que no hay pruebas ni denuncias contra Romero Deschamps no suena sólo a excusa, sino a protección.
Carlos Antonio Romero Deschamps es un priista quien desde el año 1993 es dirigente del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana. Su ascenso se lo debe al ex presidente Carlos Salinas de Gortari, quien lo impuso al destituir a Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”, mediante un proceso criminal.
Desde entonces ha sido cinco veces legislador, 3 veces como diputado federal y 2 como senador, todas por la vía plurinominal. Y a lo largo de su vida ha estado envuelto en escándalos políticos y personales. Él y su familia son acusados de enriquecimiento ilícito, asimismo de llevar una vida licenciosa, llena de lujos y despilfarro a costa de Pemex.
En 2000, el entonces Instituto Federal Electoral documentó un desvío de mil 500 millones de pesos de los fondos sindicales que fueron destinados para apoyar la campaña presidencial del priista Francisco Labastida Ochoa. Sin embargo, Romero Deschamps utilizó sus influencias con el poder y nada pasó en su contra. En 2003, la PGR inició el proceso judicial por el delito de peculado electoral, pero en 2006 el proceso fue suspendido por falta de pruebas. Y en 2011 el gobierno de Felipe Calderón ordenó su cancelación de manera definitiva. Ese caso se conoció como el Pemexgate.
Aparte, miembros del sindicato de petroleros acusan a Romero Deschamps de haber obtenido beneficios millonarios a través de las negociaciones contractuales que ha encabezado, por ejemplo, el préstamo que le concedió Pemex en 2012 por 500 millones de pesos para un supuesto programa de construcción de vivienda que nunca llevó a cabo.
Ahora, hay muchas pruebas o motivos suficientes para iniciar una investigación en su contra. Digamos, lo referente a su sueldo. De acuerdo a lo que el mismo Deschamps declaró al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, gana 18 mil pesos mensuales, es decir, 216 mil pesos al año.
Entonces, ¿cómo le hizo para comprar 3 yates, los departamentos en Miami y una costosa colección de autos clásicos? Además, si su hijo no trabaja ¿con qué dinero instaló la empresa de bienes raíces que opera también en Miami?
Igualmente, su familia no esconde su fortuna. Su hija Paulina Romero, exhibe en las redes sociales, especialmente Facebook, las fiestas y la vida de multimillonaria que se da en las principales ciudades de Europa.
En febrero de 2013, se hizo público que el líder petrolero le dio como regalo de cumpleaños a su hijo José Carlos Romero Durán un automóvil Ferrari Enzo. Dicho auto está valuado en 2 millones de dólares y es de edición limitada. Autos similares a ese lo tienen artistas como Erick Clapton o Nicolas Cage, y archimillonarios como al-Saas Al Sabah, miembro de la realeza de Kuwaití, y el jeque Hamad Al Khalifa, príncipe heredero de Bahrein. Y no es todo, pues tiene otros dos Ferrari.
EL ABRIGO DE LA CORRUPCIÓN
Nadie puede llamarse a engaño. López Obrador se ha dedicado a desdecirse, a excusarse y mentir. Prometió combatir la corrupción y hasta el momento no hay ningún detenido de la mafia del poder, entre ellos Carlos Romero Deschamps, a quien antes acusó de corrupto y hoy es inocente por falta de pruebas y denuncias.
Si esa dinámica se mantiene, el presidente está arriesgando la credibilidad de su gobierno, que puede pasar del discurso de la Cuarta Transformación al del abrigo de la corrupción. ¡Chao!
@_MarioCaballero