01 Diciembre 2021
MARIO CABALLERO
SÍMBOLO DEL COMBATE A LA CORRUPCIÓN
“¡Cómo es posible que el paso de desnivel sea un símbolo del combate a la corrupción!”, me respondió sorprendido un amigo cuando se lo dije. Y es que a mi parecer el paso de desnivel del Libramiento Sur y once Poniente, recientemente inaugurado por el gobernador Rutilio Escandón Cadenas, es precisamente eso. Y éstas son las razones por las que lo considero así.
En primer lugar, por el tema de la transparencia. Llevamos años, mejor dicho, sexenios exigiendo a las autoridades que transparenten los recursos que emplean en la construcción de la obra pública del estado, que ha sido nuestro gran dolor de cabeza.
Hasta nuestros días no sabemos con exactitud cuánto dinero se invirtió en la construcción de la Torre Chiapas, por ejemplo, realizada durante el gobierno de Juan Sabines Guerrero. ¿O dónde están las obras que supuestamente se construyeron en esa misma gestión, ya que la Secretaría de Hacienda estatal reportaba cada año un incremento de varios cientos de millones de pesos en las partidas de inversión física?
¿O dónde están los más de dos mil 256 millones de pesos utilizados por el gobierno inmediato anterior en la supuesta mejora de infraestructura de salud en Chiapas entre los años 2013 y 2018, que contemplaba la construcción y equipamiento de clínicas, centros de salud y hospitales? Porque, hay que decirlo, el actual gobierno ha destinado no pocos recursos en la rehabilitación de al menos cincuenta centros de atención médica en todo el estado, que estaban inconclusos, o inoperantes o que simplemente eran un cajón vacío.
Esta vez, por el contrario, los chiapanecos conocemos cuánto dinero se invirtió en el paso de desnivel, qué se hizo con ese dinero, si fue elegido el mejor diseño y proyecto, cuáles fueron las empresas constructoras que lo realizaron y si se cumplieron los requerimientos y especificaciones para la entrega de una obra segura, viable y eficiente.
Para la realización de esta infraestructura se llevó a cabo un prolijo concurso de licitación pública, del cual se seleccionaron las empresas que presentaron el mejor proyecto y al mejor precio. Y con tal de tener una obra de calidad y alta seguridad, desde el principio del proceso se contó con el apoyo de la Secretaría de Honestidad y de la Función Pública en la supervisión, pero sobre todo en el rubro de la transparencia.
Por eso se sabe que dicho paso de desnivel se realizó con una inversión de 173 millones de pesos, que fueron ejercidos de acuerdo a los principios de honestidad y austeridad inspirados por este gobierno. También, que la obra en su totalidad fue ejecutada única y exclusivamente por constructoras chiapanecas, con gran ingeniería urbana y sustentabilidad ecológica.
El tema de la transparencia no es un asunto insignificante. Por ley los gobiernos están obligados a informar dónde y en qué están invertidos los dineros públicos, y los ciudadanos merecen saber si sus impuestos están siendo utilizados con honestidad y para el bien común.
JUSTICIA SOCIAL
Otra de las razones es precisamente la justicia social. Pues más allá de que la inversión pública, a través de la realización de obras de infraestructura, sirve para darle movimiento y fortaleza a la economía local, también debe satisfacer las necesidades básicas de las personas, lograr la igualdad de oportunidades y favorecer los derechos humanos.
Tuxtla siempre se ha considerado como una de las metrópolis más grandes del país y no sólo por su número de habitantes, sino también por su complejidad urbana y relevancia como capital política de Chiapas.
Sin embargo, muestra un manojo de problemas que los anteriores gobernadores no pudieron o no quisieron resolver. Entre ellos, la movilidad. Hay que saber que por esta ciudad día a día circulan alrededor de 265 mil vehículos. Por lo que era y siguen siendo necesarias más obras como ésta.
Y si el paso de desnivel hace justicia social es, en parte, porque viene a dar respuesta a muchas demandas añejas. Por un lado, permite que el dinero ahora se quede en el estado, pues ya dijimos que este proyecto fue realizado por empresas chiapanecas. No como antes que las obras se adjudicaban a constructores fuereños, haciendo que los recursos de Chiapas se fueran a otras entidades.
Por otro lado, toda la mano de obra contratada fue chiapaneca. Y fueron más de 700 personas las que durante los ocho meses que trabajaron en esta construcción obtuvieron ingresos justos para llevar el sustento a sus familias.
Ahora bien, esta vialidad contribuye de manera significativa a la imagen urbana de la ciudad, ya que no es un simple puente. Aparte de ser un viaducto moderno, funcional y seguro, cuenta en su parte inferior con áreas urbanas con jardín, bancas, alumbrado, energía eléctrica y hasta con conexión de WiFi.
Al mismo tiempo, hace más fluida la movilidad de los vehículos y, según estudios, beneficiará a más de 300 mil personas de otros municipios que a diario acuden a trabajar a la capital, a estudiar, realizar trámites, hacer negocios, pasear, etcétera.
CORRUPCIÓN
La tercera razón tiene que ver con el tema de la corrupción.
De acuerdo con Transparencia Internacional, la industria de la construcción es la más corrupta del mundo debido a la “prevalencia de sobornos, licitaciones fraudulentas e inflación falsa de los costos”. Esto se debe, según James Suroweicki, analista del New Yorker, a que “los gobiernos son jugadores enormes en esta industria. No sólo son los que más gastan en infraestructura sino que los proyectos privados requieren permisos gubernamentales, inspecciones in situ y regulaciones de todo tipo. Entre más reglas existan y más funcionarios encargados en aplicarlas, más oportunidades de corrupción hay”.
Y daba como ejemplo las Olimpiadas en Sochi. Resulta que en 2007, el gobierno de Rusia anunció que invertiría 12 mil millones de dólares en construir las instalaciones, pero finalmente fueron más de 50 mil millones. Es decir, las de Sochi son las olimpiadas más caras de la historia. Lo peor es que muchas instalaciones no estuvieron listas y presentaban fallas considerables en su operación.
Lo mismo que ha ocurrido aquí en México y que ocurrió durante muchos años en Chiapas: obras caras e ineficientes.
Líneas antes hablábamos de la construcción y rehabilitación de clínicas, centros de salud y hospitales públicos, y que en no pocos casos fueron abandonados, no concluidos o no ejecutados. Pero también hubo edificación de escuelas, de caminos, carreteras, puentes, entre otros, cuyos contratos en buena medida fueron entregados por adjudicación directa, bajo la exigencia de diezmos y liquidados en total opacidad.
Hoy es grato saber que en el marco del combate a la corrupción y la impunidad, todas las obras que se han hecho durante los casi tres años del actual gobierno se han programado y proyectado en un marco de legalidad y rendición de cuentas.
Ahora sabemos dónde están las obras, cuánto costaron, quiénes las realizaron y quiénes fueron las autoridades responsables, como es el caso del paso de desnivel del Libramiento Sur y once Poniente.
Por todo ello, digo que esta obra es símbolo del combate a la corrupción del gobierno de Rutilio Escandón.
@_MarioCaballero