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Letras Desnudas

28 enero 2025.

Mario Caballero

Lo he dicho otras veces: el PT es lo peor que le ha pasado a la política mexicana. En sus más de 30 años de existencia no ha hecho más enfermar a la democracia y alimentarse del presupuesto público, o sea, de nuestros impuestos.

Por eso, he sostenido que debería legislarse la eliminación del financiamiento de los partidos políticos con dinero público y que estos se las arreglen como puedan. Que busquen donaciones, hagan rifas o vendan tamales para sostener sus actividades. Ya basta de que el pueblo tenga que cargar con ellos. Suficiente es que se les permita su registro, como para tener también que apechugar con sus gastos.

Es más, ¿cuál ha sido el beneficio de mantenerlos? ¿Qué hemos recibido a cambio de los miles de millones de pesos que se les reparte cada año y de la abundante bolsa que igual se les concede en cada proceso electoral?

Salvo algunas excepciones, del Partido del Trabajo no hemos recibido nada a cambio.

Por el contrario, con nuestro dinero la familia que controla esta supuesta institución política se ha hecho multimillonaria. ¿Sabe qué es lo más triste? Que la cabeza de familia, Alberto Anaya, antes de formar el partido con la autorización y subvención de Carlos y Raúl Salinas de Gortari, estuvo presuntamente involucrado en delitos de abigeato, es decir, es un viejo roba vacas.

Es más, el PT ha sido investigado por corrupción y presuntos desvíos por la entonces PGR y el INE, y cuenta con observaciones de la Auditoría Superior de la Federación y de Auditorías estatales, que señalan un manejo turbio de los millonarios fondos públicos que el Gobierno Federal le ha transferido a los Centros de Desarrollo Infantil (CENDI), vinculados desde su origen a Alberto Anaya y a su esposa.

Para que se forme una idea del tamaño de la corrupción de este partido, sepa que por el programa de los CENDIS ha recibido un acumulado de casi 3 mil millones de pesos tan sólo de 2019 a 2022. Un aproximado de mil millones por año.

De acuerdo con estas investigaciones, el PT ha realizado muchas obras que no se concluyeron y que tienen más de una década abandonadas. Por mencionar algo, la realización de cuatro CENDIS ubicados en colonias marginadas del estado de Nuevo León, que llevan más de 15 años en obra gris y por los cuales se pagaron 78.8 millones de pesos para iniciar su construcción.

Le digo, amable lector, lectora, el Partido del Trabajo es lo peor que le pudo haber pasado a nuestra política, por decirlo suave.

LOS HABITANTES

Sin embargo, no podemos culpar al PT de su fracaso como opción política y del daño que ha provocado en la sociedad y a la democracia, al fin y al cabo es sólo una entidad, una institución, una organización de carácter y fin político. En otras palabras, la responsabilidad de su fracaso y los daños es de los que lo habitan, quienes pueden ser considerados como parásitos.

Una definición básica de parásito es “un organismo que vive sobre otra especie o en su interior”, y que pueden causar diversas enfermedades. Muchos petistas tienen esas peculiaridades. Se incrustaron en los intestinos del partido y lo enfermaron de corrupción, deshonestidad, falta de credibilidad social, desconfianza, nepotismo y concentración de poder.

Si hacemos una analogía, y basados en lo dicho en párrafos anteriores, el parásito del PT a nivel nacional sería Alberto Anaya; en lo local, Amadeo Espinosa Ramos.

Amadeo presume ser un político profesional, pero en los hechos no es más que un paracaidista del presupuesto. En toda su carrera ha demostrado ser bueno para tres cosas.

Primera, convertirse en dueño indiscutible de la franquicia del Partido del Trabajo en Chiapas.

Segunda, acurrucarse bajo las naguas de cada gobernante en turno, sin importar el partido del que éste provenga.

Tercera, gozar de una fortuna sospechosa en la más asquerosa impunidad. Bien se sabe que los parásitos incuban y se desarrollan mejor en ambientes insalubres e infectos.

Lo primero queda evidenciado en las muchas veces en que ha ostentado la dirigencia estatal, y en que tras fundar el partido junto con algunos maestros que por ambición y ganancias fáciles colgaron sus títulos de educador para meterse a la política, él decide quien ocupa el liderazgo, cómo utilizar las prerrogativas y cómo se reparten los cargos y las candidaturas.

Desde luego, él y su runfla de paleros, entre ellos Abundio Peregrino, Sonia Catalina Álvarez y Hugo Roblero Gordillo, principalmente, se quedan con las plurinominales. Debido a ello, Amadeo ha sido varias veces diputado local, diputado federal y senador de la República.

Por lo mismo, no hay democracia partidista y se impide la inclusión de cuadros jóvenes, con la excepción de los hijos de estos mismos personajes: unos auténticos júniores cual mayor deleite es alardear en las redes sociales sobre su vida de lujos y libertinaje.

Lo segundo en que durante sus inicios el partido estuvo vinculado con el PRI, luego con el PRD, después con el Verde (aunque los beneficios fueron menores que con los otros institutos) y ahora con Morena. Lo cual es reflejo de la carente ideología de Amadeo Espinosa, quien tampoco ha tenido interés por establecer un programa político que defienda y promueva las causas del partido. Lo suyo es el lucro, el dinero, los privilegios al amparo del poder.

En cuanto a lo tercero, fuentes a este columnista revelan que Espinosa Ramos es dueño de varias residencias de lujo en diferentes municipios de Chiapas, ranchos y camionetas de alta gama. Tan sólo en su “informe” (entiéndase el uso de comillas) de actividades como diputado federal en años pasados despilfarró varios millones de pesos en acarreo de gente, renta del inmueble, logística, transporte y convivio con sus invitados especiales.

¿Qué ha hecho Amadeo Espinosa por los chiapanecos después de 30 años de mantener el control del PT y tras varios periodos legislativos? Salvo utilizar los recursos para convertirse en uno de los políticos más acaudalados de Chiapas, nada.

Igual que los nematodos, sólo ha hecho daño.

LA IMPOSICIÓN

El sábado pasado, Amadeo volvió a dar la nota. Esta vez, con la imposición de su hijo Francisco Amadeo Espinosa Trujillo, a la que el mismo partido calificó como “un logro para llevar la justicia a los chiapanecos”.

El mundo al revés. Para el PT la aberración del nepotismo es un logro y llaman a la imposición un acto invaluable y beneficioso para la sociedad.

La designación de Espinosa Trujillo, del que sería infame y una pérdida de tiempo hablar en este espacio, ya que se trata de sólo un júnior con ínfulas de grandeza, que no tiene oficio político y que es conocido por sus escándalos y derroche de dinero, viene a confirmar lo que tanto se ha señalado. Esto es, el PT es la empresa familiar de Amadeo Espinosa Ramos, donde Sonia Catalina, Hugo Roblero y Abundio Peregrino tan sólo fungen como empleados de mostrador.

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