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LETRAS DESNUDAS

24 Noviembre 2015

MARIO CABALLERO

yomariocaballero@gmail.com

DEJAR HACER, DEJAR PASAR

Chiapas no puede seguir siendo una tierra donde la justicia es exclusividad de unos cuantos. Porque si es así, ¿dónde quedan los razonamientos legales, la equidad como derecho constitucional, la convivencia armónica como garantías del buen ejercicio gubernamental y el Estado de Derecho?

A pesar de los grandes avances en materia legal, la organización del sistema, el mejoramiento de los procesos judiciales y la creación de organismos destinados a la impartición de justicia, hay muchísimos casos que siguen impunes y una multitud de gente en el desamparo de las autoridades y esperando que sus demandas tengan eco en el aparato judicial.

Casos como el del Huracán Stan y Nuevo Juan del Grijalva, son ejemplos del «dejar hacer, dejar pasar». En ambas situaciones la corrupción fue monstruosa. Y mientras los damnificados siguen cargando una cruz que no deberían, Pablo Salazar se regodea en la impunidad y la molicie, y Juan Sabines Guerrero ostenta un cargo de primer nivel, gozando de inmunidad diplomática y de los millones que sustrajo de las arcas de Chiapas.

STAN

El Huracán Stan, que durante los días 3, 4 y 5 de octubre de 2005 ocasionara por lo menos 1620 muertes, fue considerado como el sistema tropical más mortífero de la temporada de huracanes de ese año, muy por encima del huracán Katrina en Estados Unidos que rondó las 1300.

Las noticias de la devastación no tardaron en aparecer en pantalla. El 3 de octubre, se notifica que Stan al tocar tierra en la península de Yucatán se convierte en depresión tropical y el peligro desaparece; pero al siguiente día cobra fuerza al entrar en la bahía de Campeche y los meteorólogos lanzan la alerta y lo califican como huracán grado “5”.

Inmediatamente, el ejército toma las medidas preventivas y hace desalojar varios pueblos del estado de Campeche, y la orden abarca a Chiapas y a otros estados donde se esperaba el paso del fenómeno.

Entre las cinco y seis de la tarde del 4 de octubre, el entonces gobernador de Chiapas Pablo Salazar Mendiguchía recibe la instrucción de desalojar a los habitantes de las zonas Costa y Sierra, pero la desatiende. A las nueve de la noche, el huracán irrumpe con ímpetu, levanta los techos de las casas como si fueran de papel, arranca árboles, desborda ríos, destruye puentes, tira postes de energía eléctrica y deja incomunicados a por lo menos 20 ciudades que tuvieron que ser auxiliadas días después por vía aérea. Y si no es gracias a la pronta intervención del personal castrense cientos de vidas más se hubieran perdido.

Por televisión fuimos testigos de cómo en 41 municipios de Chiapas reinó la desolación, el dolor, la muerte. El 5 de octubre, en todos los noticieros se vieron imágenes en donde las corrientes del río arrancan el último tramo del puente de Tapachula y cómo un deslizamiento de tierra arrastró consigo decenas de casas que fueron a parar a las turbulentas aguas. El número de las familias damnificadas fue impreciso, al igual que las pérdidas materiales.

Días después de la tragedia se anuncia la autorización de 11 mil millones de pesos que el Congreso de la Unión destinó para reparar los daños en los 41 municipios afectados.

Al día siguiente, Pablo Salazar arma una puesta teatral por televisión donde a sus espaldas aparecen como imagen de fondo varias máquinas retroescavadoras trabajando en el desazolve de caminos y ríos, y explica el programa de reconstrucción a seguir.

Pasados diez años de la calamidad, aún pueden verse puentes colapsados, caminos intransitables y miles de familias sin viviendas.

Según palabras del líder del grupo de damnificados del huracán Stan, Carlos Tapia Ramírez, familias que perdieron todo y que estaban en la espera de la ayuda del gobierno de Salazar decidieron volver a las zonas afectadas y reconstruir por cuenta propia y con los escasos recursos que poseen un hogar donde vivir.

Y hasta el momento no hay respuesta de la PGR a la media docena de demandas por la corrupción de 11 mil millones de pesos que Pablo Salazar Mendiguchía se embolsó.

JUAN DEL GRIJALVA

En la noche del 5 de noviembre de 2007, como producto de las fuertes lluvias que causaron graves inundaciones en los estados de Chiapas y Tabasco, un deslizamiento de tierra provocó una ola de 50 metros de altura al caer sobre el río Grijalva, mini tsunami que golpeó con furia al poblado Juan del Grijalva, en el municipio de Ostuacán, sepultando a por lo menos un centenar de casas y dejando un número impreciso de desaparecidos y muertos.

Los primeros informes de las autoridades sobre el saldo del desastre fueron contradictorios: cuatro muertos, 16 desaparecidos y varias casas destruidas. El gobierno de Juan Sabines Guerrero minimizó el siniestro y jamás se acercó al número real de los daños comparado con la fuerza de la catástrofe. Los sobrevivientes se encargaron de dar las cifras reales y de contabilizar el número de los muertos.

Doy fe: Al siguiente día del percance, Juan Sabines Guerrero se traslada al lugar de los hechos pero como por morbo, y camina sobre lo que alguna vez fue Juan del Grijalva. Sabines, como todo funcionario de buen corazón, cubre con abrazos de consuelo a los afectados y otorga el pésame a los deudos, con copias a los medios de comunicación para que quedara constancia del derroche de sentimentalismo.

Y por televisión vimos a un Sabines compungido, dando abrazos breves pero significativos, repartiendo promesas y sonrisas que no le preocupaba si se las devolvían, total que eran parte del protocolo de las condolencias con las que podían  quedarse los interesados. Fue un homenaje al cinismo.

Doy fe: El 17 de septiembre de 2009, se anuncia la fundación de Nuevo Juan del Grijalva como la primera Ciudad Rural Sustentable en México, como respuesta al combate a la dispersión social y subsanar con Hechos no Palabras los daños ocasionados por el desastre natural.

Sin embargo, pasados seis años dicha ciudad es un pueblo fantasma, abandonado por carecer -entre otras cosas- de los servicios básicos como luz y agua potable.

Olivier de Schuter, enviado especial de la ONU, recorrió la ciudad a poco más de un año de la inauguración para hacer una evaluación y dijo que la cifra millonaria que dio Juan Sabines como la utilizada para la construcción no concordaba con lo existente y con lo que realmente valía el proyecto. Las cifras eran falsas y meras apariencias, porque nada de lo que ahí se encontró sirve para cubrir las necesidades primarias de los habitantes.

Así lo dijo: “Nuevo Juan del Grijalva representa un gran fracaso financiero y social para Chiapas y para México. Nada cumple con los mínimos requisitos de factibilidad, y en algunos casos, como el de las viviendas y el sistema hidráulico, representan un peligro para la gente”.

Lo que ahora interesa es que se haga justicia. Reparar los daños. Castigar a los ladrones.

Las autoridades guatemaltecas ya dieron ejemplo de que esto sí es posible, se trate de quien se trate. ¿Nosotros cuándo dejaremos de ser tan livianos a la hora de pedir cuentas? Ya va siendo el momento de que las instancias actuales tomen cartas en el asunto y no acrecienten el sufrimiento con más indiferencia.

PARA MAGDALENA

Querida prima, el priismo nacional se está transformando bajo la dirección de Manlio Fabio Beltrones. En la XXXV sesión extraordinaria del Consejo Político Nacional se dieron a conocer los acuerdos logrados con el propósito de fortalecer a la militancia para las elecciones que habrá el próximo año en 12 estados del país. Pero el principal reto es, cuando así sea necesario, la incorporación de candidatos simpatizantes surgidos de la sociedad. Sin lugar a dudas se está trabajando mucho por la modernización política del partido y su adaptación a las nuevas formas de participación ciudadana. Es esto lo que está reposicionando la credibilidad del PRI. Encomiable. Au Revoir.

yomariocaballero@gmail.com

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