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LETRAS DESNUDAS

04 Diciembre 2015

Mario caballero adiós a las plurinominales

La propuesta lanzada por el PRI el 20 de agosto de 2014 de eliminar 132 legisladores plurinominales, en su momento precipitó lo que podría considerarse una avalancha de nieve. Y los primeros que se opusieron fueron los del PRD, diciendo que “Suprimir las figuras plurinominales equivale a un retroceso en la democracia y a propiciar un desequilibrio en el poder”.

A la sazón, ¿por qué eliminar las plurinominales resultaría un retroceso democrático y un desequilibrio en el poder?

En primer lugar, la representación proporcional nunca ha personificado un beneficio para la democracia porque más allá de robustecer la oposición, el ideal partidista y ser un agente que vincule el régimen con los intereses generales de competencia nacional, vino siendo un defensor de las ambiciones de grupos radicales, la detentación de un cargo, la conversión de la soberanía como título de impunidad.

Por lo tanto, es grato escuchar que a más de un año de haberse pergeñado la iniciativa, el senador por Chiapas Roberto Albores Gleason afirme que ya se ha vuelto a poner el tema sobre la mesa, argumentando que de aprobarse la eliminación de 100 diputados federales y 32 senadores de representación proporcional se logrará tener un Congreso más eficiente, que facilite los acuerdos y la toma de decisiones, a la vez, se reduzca en gran medida el gasto público.

LA VIABILIDAD

¿Cómo se pueden defender las plurinominales? ¿Recurriendo a la historia y demostrando que no han servido para darle equidad al poder? ¿Destapando los expedientes políticos para abundar que una diputación o senaduría plurinominal significa abuso e inmunidad, un avance democrático que nunca existió?

Ahora bien, ¿qué valor tiene en estos momentos la propuesta del PRI? O mejor dicho, ¿cuáles serían los beneficios de dicha eliminación? Entre otras cosas, como lo dijo el senador Albores Gleason: Evitando atrasos en los procesos legislativos que tanto le urgen a la patria y reducir el gasto.

Analicemos, primeramente, por el lado del costo económico: De aprobarse la reducción de los 100 diputados federales, el ahorro en sueldos por los tres años de legislatura sería de 536 millones 400 mil pesos; además, habría una reserva extra por 601 millones de pesos por concepto de apoyos ordinarios y extraordinarios, los cuales son pago de asesores, servicio de alimentos, boletos de avión, primas vacacionales, seguros médicos de gastos mayores, telefonía celular, pases de casetas de peaje, vehículos, entre otros, es decir, la suma de 167 mil 666 pesos que cada legislador recibe mensualmente por aprobación de la Secretaria General del Congreso Federal para que puedan cumplir con sus obligaciones y compromisos que marca la ley. En total, un aproximado de mil 137 millones de pesos.

Por los 32 senadores se ahorrarían 45 millones 273 mil 600 pesos anuales en el pago de sueldos (nótese que sólo estamos hablando de sueldos, sin contar las subvenciones (sinónimo de estafa), ya que un senador gana alrededor de 117 mil 900 pesos). Por consiguiente, son más de 234 millones de pesos anuales entre sueldos de diputados y senadores que al ahorrarse podrían ser mejor aprovechados en la construcción de hospitales, escuelas, seguridad social, vivienda, etcétera.

Y esto nos lleva necesariamente a cuestionar, ¿cómo en un país tercermundista, con un régimen económico familiar que en su mayoría no permite siquiera una vida digna, con desigual distribución de la riqueza, con pobreza y miseria alarmantes, sin empleos, sin opciones para los miles de jóvenes que año con año egresan de las universidades, con seres angustiados por la renta o los servicios médicos o el hambre,  se puede dar el lujo de pagar sueldos tan elevados, sueldos cuyo incremento no va acorde con el aumento al salario mínimo que ajustado el 1 de octubre de 2015 es de 70.10 pesos diarios?

Al respecto, sólo me permito un señalamiento: lo más lamentable es para lo que ha servido el (involuntario) derroche económico. Porque la imagen del legislador plurinominal, creada por Jesús Reyes Heroles en el año de 1977 con la idea de darle mayor legitimidad a la democracia y equilibrar el poder legislativo, teniendo las mismas funciones que un diputado de mayoría relativa (representar al pueblo, fiscalizar los recursos públicos, legislar y gestionar apoyos ante los distintos órdenes de gobierno), nunca ha sido fundamental –insisto- para el desarrollo democrático, pues ha servido nada más para cubrir cuotas políticas de los partidos y devenir en un evidente desastre político y administrativo.

A PROPÓSITO EN CHIAPAS

Hablemos de los acontecimientos en el Congreso local. ¿Qué han hecho por Chiapas personajes como Amadeo Espinosa Ramos, Alejandra Soriano Ruiz, Juan Carlos López Fernández, Abundio Peregrino García, Hugo Roblero Gordillo, Sonia Catalina Álvarez, por citar algunos, bajo la envestidura plurinominal?

Para ellos esta figura es la entrega de cuotas de apoyo (así fue cómo Juan Carlos López Fernández asciende al escenario político y de ahí alcanza el estrellato delictivo al usar el fuero para escapar de la justica, ya que parte de su fortuna lo obtiene del crimen organizado de Tabasco), el pago de lealtades políticas (Alejandra Soriano es premiada con una diputación fast track por Juan Sabines Guerrero, a quien le aprobó las deudas que contrajo el gobierno y que hoy representan el atraco más monstruoso en la historia de Chiapas), el servilismo a grupos mafiosos (Amadeo Espinosa Ramos, siendo diputado federal plurinominal en la LXI legislatura del Congreso de la Unión, arma a un grupo de choque en la ciudad de Villahermosa, Tabasco, para incendiar el ayuntamiento de Palenque con tal de eliminar los registros que incriminaban a su amigo Alfredo Cruz Guzmán de un millonario hurto al erario público).

Por esas y otras prerrogativas es que todos ellos han buscado tener esta imagen constitucional. No para servirle al pueblo.

EL RETO

El asunto es fundamental porque ya se ha demostrado que una plurinominal nunca favorecerá a la democracia, menos aun cuando quienes la han usado fue únicamente para la acumulación de poder y riqueza. El quite no es sólo quitar del presupuesto a 132 gentes, sino también impedir que se siga institucionalizando la impunidad.

El reto al que se refiere Albores Gleason, es que la propuesta de reforma presentada en el Senado por el Grupo Parlamentario del PRI responda a la demanda añeja de la sociedad por tener un Poder Legislativo más transparente y más responsable, que en verdad logre importantes beneficios para las familias mexicanas.

Y lo que hay que entender no es quién sale ganando con esto, si el PRI o el pueblo, porque la razón real del tema en cuestión es el desalojo de Amadeos Espinosa, de Juanes López Fernández, de Julios Godoy Toscano para que ya no se reporten más crímenes a la nación. La razón es acabar, en términos claros, con el narcopoder.

yomariocaballero@gmail.com

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