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LETRAS DESNUDAS

03 Febrero 2016

Mario Caballero

¿A qué viene francisco?

En la madrugada de ayer, entre la dos y tres a.m., le eché un ligero vistazo al itinerario del Papa Francisco en México. Y la verdad no encontré nada que justifique el alboroto por su visita, pues la agenda discurre entre misas en catedrales y en la Basílica de Guadalupe, reuniones en estadios de fútbol y algunos encuentros con las autoridades gubernamentales. En fin, nada prometedor.

Lo prometedor es el escándalo que está haciendo el gobierno mexicano. En las calles de la Ciudad de México se pueden ver colgados los gallardetes conmemorativos desde hace cinco o seis semanas, los mensajes de bienvenida puestos en vallas, espectaculares y en los  pasillos del Metro, y hasta la Primera Dama, Angélica Rivera, presentó a inicios de la semana pasada un disco llamado “México se pinta de luz” con canciones inspiradas en el Sumo Pontífice. La duda que me salta es si el Papa viajará en Metro, y que por eso son los letreros. Eso. Porque conociendo su buen gusto por la música, seguro se dará placer oyendo el homenaje que le preparó la esposa del presidente.

Las otras dudas que me surgen, es ¿por qué si la venida de Francisco se trata de una visita pastoral -según comunicados de la nunciatura pontificia-, los gastos los está pagando el gobierno y no la Iglesia Católica? Otra, ¿a cuánto es que asciende ese gasto? Porque la semana pasada que Miguel Ángel Osorio Chong estuvo en la ciudad de Morelia para inspeccionar la seguridad y los preparativos para la recepción del Papa, un reportero lo abordó con la misma pregunta y él contestó con que no sabía nada. Aunque según se cuenta la inversión por dicho recibimiento ronda entre los 100 y 235 millones de pesos. Desde luego, una suma nada despreciable.

Por otro lado, cínicamente, el cardenal Norberto Rivera, como para quitarse el susto de encima, dijo que “la visita de Su Santidad se trata de una visita pastoral, pero los gastos los pone el gobierno federal porque al recibir al Sumo Pontífice también está recibiendo a un Jefe de Estado”, así que tiene la obligación de recibirlo como se merece.

¡Vaya reflexión! ¿Será que se dio cuenta el cardenal de lo que dijo? ¿Desde cuándo acá el gobierno tiene la obligación de pagar eventos religiosos y visitas papales? Peor aún, ¿por qué tiene que ser con el dinero de nuestros impuestos que se supone son para cubrir las necesidades públicas, la activación de la economía, la inversión en educación, salud, seguridad, etcétera? Y –creo- que venga el Papa no es una necesidad.

LAS INCONGRUENCIAS

Tanto si la llegada de Francisco I se tratara de una visita pastoral o como una de Estado, de cualquier manera el gobierno federal, como el de Michoacán, Chihuahua y Chiapas (estados que recibirán al “Pastor universal”) infringen claramente las leyes del Estado mexicano.

En primer lugar, si el “Vicario de Cristo” viene a México con fines puramente eclesiásticos, ¿por qué motivo se está privilegiando a una sola religión? A la verdad, si esto se pudiera concebir como una práctica común del gobierno entonces veríamos el mismo comportamiento cada vez que llega un jerarca de cualquier otra religión a México, pero no es así.

Tenemos, por ejemplo, las visitas del Dalai Lama y en ninguna de ellas hubo tanto jubileo como lo que podemos notar hoy. Visitó el país por primera ocasión en el año de 1989, en la administración de Carlos Salinas de Gortari; por segunda vez, en el 2004, con el ex presidente Vicente Fox Quezada; por tercera oportunidad estando en la presidencia Felipe Calderón Hijojosa, en el 2011, y la más reciente en octubre de 2013, ya con el presidente Enrique Peña Nieto.

Sin embargo, todas se ciñeron a un recibimiento cordial, de protocolo, de tolerancia religiosa de parte del gobierno. Sin ningún Peso de por medio. Ni fervor. Y en los medios, simplemente, se difundió como tema periodístico y no publicitario, no como algo por el que deberíamos sentirnos orgullosos.

En contraste, ¿será legal todo lo que se está haciendo por el “Padre Santo”? ¿Será posible que los asesores jurídicos de la Presidencia de la República y de los demás gobiernos estatales no hayan tomado en consideración que el artículo 40 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que nuestro país es una nación representativa, democrática y laica? ¿O, quizá, ignoran que laicidad (aparte de normar el funcionamiento independiente del gobierno frente a los pronunciamientos del clero y la religión) también implica que el Estado debe garantizar los espacios para la expresión de todos los credos?

Quienes argumenten que el Estado mexicano está dándole la bienvenida a otro Jefe de Estado -y por eso el despilfarro y las violaciones a la ley-, olvidan que no existe evidencia de otra visita de otro jefe de estado que mereciera tapizar las calles y que las primeras damas grabaran discos conmemorativos. Por esta razón, ¿cómo debemos interpretar la galantería excesiva del gobierno con el Papa que no logra empatar con los protocolos y que transparenta ser una práctica inconstitucional?

NO NOS MIENTAN

Por favor, no dejemos que nos mientan y nos vean la cara con el cuento de que Francisco viene a México a apacentar la grey de Dios. Es imposible creer que venga a hacer algo por el pueblo mexicano que no sólo ha sido golpeado duramente por las malas acciones del gobierno (Ayotzinapa, la guerra contra el narco y sus 70 mil muertos, los escándalos de corrupción), sino también ha sido dañado por la iglesia católica por los inocultables casos de pederastia y lavado de dinero.

¿Por qué no llamar la visita del Papa por su esencia? ¿Por qué les cuesta demasiado decir que lo invitaron con fines políticos? No pueden esconder que lo que buscan es reivindicarse ante la sociedad, fortalecer su imagen para sus futuros proyectos en la política (no ignoremos que Mancera y Velasco suspiran por la presidencia), pero que lo hagan con su propio dinero y no con el de los mexicanos.

Por el ángulo que se vea es una gran torpeza que los recursos públicos –y la imagen del gobierno- se utilicen para arropar a un líder religioso que no ha demostrado tener el menor interés por nuestra patria, ni siquiera por codearse con la cúpula de la Arquidiócesis mexicana, tampoco por regresarle el favor al presidente Peña y a los gobernadores. Porque, según el Papa, él sólo quiere ver a la virgen de Guadalupe.

PARA MAGDALENA

En otros temas, queridísima prima, el senador Roberto Albores Gleason, alejado de la demagogia y entregado al trabajo político de primer nivel, celebra que el sistema educativo del país involucre a los maestros, padres de familia y sociedad en general para tener una educación de calidad y escuelas con una mejor infraestructura. Y pide seguir motivados a unir esfuerzos, implementando las bondades de la reforma educativa para pasar del 56 al 85 por ciento de aprovechamiento, según sugieren los expertos… Y ya que estamos en esto, primita hermosa, confieso que el mejor postor para suceder a Roberto Albores Gleason en la dirigencia estatal del PRI, es el diputado Hugo Pérez Anzueto. Comité municipal que pisa, apoyo que recibe. Los priistas que respaldan su proyecto ya se cuentan por miles. La verdad sería un gran líder para el PRI dada su gran experiencia… El joven Fernando Castellanos Cal y Mayor está poniendo el alma en su encomienda. Ahora Tuxtla sí puede decir que tiene quien la gobierne. El ambulantaje es un tema pendiente en la capital, pero seguro estoy que pronto veremos cómo ese cáncer será extirpado de la calles con el uso de la ley. Al alcalde Castellanos tiene toda la confianza y no nos defraudará… Au Revoir.

 

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