+ Los riesgos, recuerdan los expertos, están menos relacionados con la salud que con la valoración excesiva de la potencia sexual.
MEXICO, D.F., 21 de Noviembre de 2013.- Parece que el Viagra, cuyo principio activo es el sildenafil, ha modificado la conducta de algunos hombres: antes, los que sufrían impotencia no hablaban de su padecimiento con su médico ni con nadie de su entorno. Su problema era un motivo de vergüenza que vinculaban a la incapacidad y la pérdida de virilidad. De hecho, dado que el término impotencia comporta connotaciones negativas, los médicos prefieren hablar de problemas de erección.
Tras la comercialización del Viagra, las consultas aumentaron en un 40 %. Además de la disfunción eréctil, esto ha permitido a los médicos diagnosticar y tratar problemas asociados, como la diabetes o la hipertensión. De manera que el Viagra habría acelerado el cambio de mentalidad. Sin embargo, se ha observado que los hombres prefieren consultar con el médico de cabecera, más que con los urólogos y los sexólogos.
Los hombres que reciben Viagra como tratamiento a su problema de erección suelen tener más de 50 años. Alrededor de un 42 % tiene 61 años o más y el 96 % de los pacientes que utilizan esta pastilla han declarado sentirse satisfechos.
En dosis de 100 mg, el Viagra resulta eficaz para el 82 por ciento de los pacientes; la cifra desciende al 74 por ciento cuando la dosis es de 50 mg.
Se ha demostrado que el Viagra también es eficaz a la hora de tratar determinadas patologías. Así, permite mejorar la disfunción eréctil:
Del 84 por ciento de los hombres con problemas psicogénicos
Del 65 por ciento de los pacientes con diabetes tipo 2
Del 68 por ciento de los pacientes hipertensos
Del 75 por ciento de los pacientes depresivos
Del 83 por ciento de los pacientes con daños medulares
Un medicamento seguro no exento de contraindicaciones
El Viagra es un medicamento seguro, pero presenta algunas contraindicaciones. Así, es incompatible con medicamentos que contienen nitritos, que se emplean en el tratamiento de enfermedades cardiacas.
Aunque ha habido casos, tanto en España como en otros países, de hombres que han muerto tras tomar Viagra, no puede decirse que la pastilla haya sido la causa directa de esos fallecimientos. En todos los casos se ha comprobado que los pacientes, bien padecían enfermedades cardiacas –por lo que eran más susceptibles a sufrir un infarto durante una actividad sexual–, bien habrían ingerido el medicamento sin respetar las dosis ni las contraindicaciones.
Así pues, siempre y cuando se sigan las indicaciones que figuran en el prospecto, el Viagra resulta inofensivo. Los efectos secundarios –dolor de cabeza, dispepsia y enrojecimiento de la piel– son moderados.
El riesgo del culto a la potencia sexual
Los médicos y los expertos en sexualidad alertan del culto a la potencia sexual que se ha instalado en la sociedad. En Francia, un informe publicado en noviembre de 1999 y realizado por un comité nacional de ética por encargo del entonces secretario de Salud, Bernard Kouchner, insistía en la particularidad de este problema sexual. La disfunción eréctil “no puede aislarse del contexto relacional y afectivo, a diferencia de lo que quiere hacernos creer la publicidad”, sostenía el informe. Es decir, que la fórmula “una píldora=una erección=una vida sexual satisfactoria” es excesivamente simplista.
El informe alertaba de la tendencia que hay a asociar el Viagra con la noción de potencia sexual. Dado que la sexualidad es cosa de dos, no debe subestimarse la importancia de la compañera del hombre impotente. El abordaje terapéutico debe incluir una consulta con ella. Hay parejas instaladas en la desidia sexual para quienes el Viagra podría significar un motivo de discordia: el hombre obtiene una erección para satisfacer a su mujer, pero a esta no le interesa en lo más mínimo…
La sexualidad es un asunto íntimo y personal. Por eso, el informe francés destacaba la importancia de ofrecer “información sobre la complejidad de los problemas sexuales y sus implicaciones psicosociales”.