AMATENANGO DEL VALLE, Chiapas, 28 de Julio de 2014./Mirena Mollinedo/ASICh.- Doña Carmen León Zepeda, alfarera de Amatenango del Valle, quien junto con su familia esculpe las cantaros de barro más grandes de este pueblo tzotzil, manifestó que es una actividad difícil, pero muy satisfactoria.
Vestida con su tradicional atuendo, expresó que las mujeres alfareras no fueron a la escuela pero tratan de hacer el mejor trabajo artístico en barro, cuyo conocimiento se va trasmitiendo de generación en generación.
En entrevista en su taller, dijo que es difícil porque tienen que sacar el barro 3 metros bajo tierra y porque su vista empieza a fallar para diseñar y pintar las esculturas más grandes en tamaño de Amatenango del Valle.
Mencionó que de esta actividad depende el sustento económico de las familias indígenas del lugar, en donde todas las mujeres se dedican a la alfarería.
Mientras tanto, los hombres solamente se encargan de escarbar bajo tierra para extraer el barro con el que harán jarrones, ollas, cantaros, pichanchas, palomas, macetas, chimeneas y tinajas.
De igual forma, el sector masculino se encarga de llevar la leña para hornear el barro, hasta ahí acaba su responsabilidad; en tanto que las mujeres, sin haber ido a la escuela convertirán el barro en verdaderas esculturas de barro.
En entrevista Agustina López León, hija de doña Carmen, dijo que moldear un jarrón lleva de 15 días a un mes, dependiendo del decorado que se le quiera dar, pero ella siempre prefiere diseñar jaguares sobre cantaros, tinajas y ollas, ya que dice que este animal símbolo de poder en la cultura maya, es impactante.
“Mi madre me enseñó desde muy chica, empecé a hacer mis primeros jarrones desde los 12 años. Primero hago el fondo grande, después la mitad y luego el otro lado. Cuesta mucho, pero con paciencia si se puede”, dice.
“El barro lo traen del campo los hombres y aquí en el pueblo hacemos Tinajas, Ollas, cantaros, macetas, jarrones, palomas, apaste, todo lo sabemos hacer”, aseveró. ASICh