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Naufrago salvadoreño se reúne con familiares de Ezequiel Córdova Ríos

+ José Salvador Alvarenga visit´a Roselia Ríos Cueto, madre del pescador tiburonero muerto en el Océano Pacífico.

EL FORTÍN, Chiapas, 16 de Marzo de 2014./Gabriela Coutiño.- Lágrimas y un largo abrazo, selló el encuentro entre el náufrago salvadoreño, José Salvador Alvarenga y Roselia Ríos Cueto, la madre del pescador tiburonero Ezequiel Córdova Ríos que falleció en el océano pacífico, cuando en noviembre de 2012 naufragaran debido al mal tiempo que azotaba las costas del estado de Chiapas.

Alvarenga llegó a la comunidad pesquera de El Fortín en el municipio de Pijijiapan acompañado de sus padres  José Ricardo Orellana y María Julia Alvarenga, y su abogado Benedicto Perlera, para contarles sus últimas palabras.

NAUFRAGO SALVADORENO DE RESUNE CON MADRE DE EZEQUIEL 02

Una docena de reporteros, los familiares,  y los cuatro hermanos de Ezequiel presenciaron la escena La madre de Ezequiel y el náufrago salvadoreño se fundieron en un largo abrazo, ambos rompieron en llanto.

“Salvador lo dejó ir al agua después de tres días, después de tenerlo en la lancha, eso es lo que acaba de decirle a la madre. Dijo que se ponía a llorar con el cadáver de Ezequiel pidiéndole que no fuera cierto que estaba muerto, sino que estaba dormido. Le tocó tirarlo al agua”, contó el abogado posteriormente a la prensa.

Alvarenga, la madre, los hermanos de Ezequiel de reunieron  en privado por espacio de casi tres horas. A la conversación solo tuvo acceso la cadena televisiva estadounidense a quien el salvadoreño vendió al exclusiva de su naufragio.

NAUFRAGO SALVADORENO DE RESUNE CON MADRE DE EZEQUIEL

Alvarenga dijo que se sentía tranquilo de llegar hasta esta comunidad rural aun cuando su salud no es del todo buena, pero debía cumplir la promesa que hizo con su compañero de pesca en altamar, quien tuvo sus últimas palabras para su madre.

Aseguró que tenía que cumplir con la promesa que hicieron: quien muriera debía visitar a la familia del otro. “Esto me da tranquilidad, en mis sueños aun me pidió hablara con su madre”.

Ambos de fe cristiana, Alvarenga recordó que en altamar oraban y cantaban. “El me dio fuerzas”.

Ante los medios de comunicación, el salvadoreño contó que en los años que tenía de vivir en Chiapas, vivió en los poblados pesqueros de Paredón, municipio de Tonalá, y Chocohuital perteneciente a Pijijiapan, y fue en El Fortin en un partido de futbol en donde conoció a su compañero de pesca Ezequiel con quien posteriormente naufragó.

Luego del encuentro privado el náufrago junto con sus padres, su abogado salvadoreño, la madre y los hermanos de su compañero muerto subieron a una lancha transitando por los extensos esteros y manglares de la región con destino al poblado de Chocohuital, donde sus amigos pescadores lo esperaban  para convivir con el y contarles de la odisea en altamar que duró 14 meses, de noviembre de 2012 a enero de 2013. Noticias/Tribuna Chiapas,

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