MEXICO, D.F., 12 de Agosto de 2013.- Su bajo peso y estatura les permite introducirse fácilmente en tiros de minas de carbón, en una especie de cubos, a varios metros de profundidad; laboran de ocho a 12 horas por jornada y reciben la tercera parte, o menos, del pago de un adulto.
Son los niños mineros que abundan en la región carbonífera de México, que sin protección alguna, con pagos miserables y sin oportunidades de estudiar, arriesgan sus vidas por necesidad económica.
Aun cuando oficialmente se minimiza el problema de los infantes mineros, la Familia Pasta de Conchos (FPC) estima que en aproximadamente 18 por ciento de los yacimientos de carbón laboran menores de edad.
Este dato “es alarmante, porque demuestra, entre otras cosas, que son contratados por pequeños productores”, señala.