02 Abril 2018
Lulú Ovilla
En nombre de la democracia, unámonos (Charles Chaplin).
En estos tiempos de revuelo político, surgen mesías salvadores del mundo, con discursos fantasiosos hechos con la ambición de conseguir poder y dinero sin impostarles en lo más minimo las necesidades de la gente, los homicidios, asaltos, el hambre, la pobreza, el analfabetismo, la economía, que trillada cuestión, pero muy cierta y cruda en nuestros tiempos.
Tiempos de judas, o sea tiempo de traiciones, donde tener un escaño en la política, justifica los medios, todo tiene un precio, pero también tiene un costo, a veces justo, otras injusto, quién llora su suerte después de haberse involucrado en la vida política, no sabe lo que significa la política, se metió creyendo que todo sería miel sobre hojuelas.
En la política, no hay amistades, solo intereses, intereses muy fuertes, donde las ganancias tienen muchos signos de pesos, quién signifique una negociación, permanecerá en ella, así es en lo que se ha convertido lamentablemente la vida política de nuestro país, es por eso que vemos que surgen hombres como Luis Donaldo Colosio Murrieta, que nacen de la ambición de otros.
Cuantos años más pasara para que nazca otro Luis Donaldo Colosio, sus palabras dichas con esperanza, fueron calladas por unas balas, en su discurso trataba de decir qué y cómo habría cambios en México, él decía que se tenía que explicar el porqué, hay discursos que cambian la historia, pero hay discursos que nunca cambian, todo es más de lo mismo.
Es por eso que la democracia no avanza, la democracia en nuestro país está muerta, la han matado quienes creen que la política solo es un negocio para enriquecerse, es por eso que Luis Donaldo, decía, ¡Es la hora de cerrarle el paso al influyentismo, a la corrupción y a la impunidad!, es la hora de la Nación, 2018 debe de ser eso y honrar la memoria del estadista Sonorense.
En 1940 el británico Charles Chaplin, escribe, dirige y protagoniza “El gran dictador”, una película que condena el nazismo, el fascismo, el antisemitismo y sus dictaduras, el cineasta desempeña un doble papel, la de un despiadado dictador fascista y un barbero judío perseguido, una obra donde la sátira se hace presente, con el claro mensaje de esperanza, paz, justicia y libertad.
El cineasta Charles Chaplin, definió su proyecto del “El dictador” como un cóctel de drama, comedia y tragedia que retrataba la silueta grotesca y siniestra de un hombre que se cree el todo poderoso y que piensa que solo tiene valor su opinión y su palabra, Hynkel un dictador egoísta, infantil, inseguro, incapaz de tomar decisiones de ninguna índole y mucho menos saber gobernar un país.
Al final de la película existe un momento decisivo en la historia y es el discurso donde Charles Chaplin, se transforma en su propio papel y sus palabras resuenan en esperanza y democracia, pero también es cierto que no existe ninguna nación en el mundo que progrese con estas ideas, por eso las han abolido, las han matado poco a poco, a los políticos no les interesa servir al pueblo, sino servirse de el.
El discurso
Lo siento.
Pero… yo no quiero ser emperador. Ese no es mi oficio, sino ayudar a todos si fuera posible. Blancos o negros. Judíos o gentiles. Tenemos que ayudarnos los unos a los otros; los seres humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no hacernos desgraciados. No queremos odiar ni despreciar a nadie. En este mundo hay sitio para todos y la buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres. El camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado las armas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia las miserias y las matanzas.
Hemos progresado muy deprisa, pero nos hemos encarcelado a nosotros mismos. El maquinismo, que crea abundancia, nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos. Nuestra inteligencia, duros y secos. Pensamos
demasiado, sentimos muy poco.
Más que máquinas necesitamos más humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura.
Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo. Los aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos. La verdadera naturaleza de estos inventos exige bondad humana, exige la hermandad universal que nos una a todos nosotros.
Ahora mismo, mi voz llega a millones de seres en todo el mundo, millones de hombres desesperad os, mujeres y niños, víctimas de un sistema que hace torturar a los hombres y encarcelar a gentes inocentes. A los que puedan oírme, les digo: no desesperéis. La desdicha que padecemos no es más que la pasajera codicia y la amargura de hombres que temen seguir el camino del progreso humano.
El odio pasará y caerán los dictadores, y el poder que se le quitó al pueblo se le reintegrará al pueblo, y, así, mientras el Hombre exista, la libertad no perecerá.
Soldados:
No os entreguéis a ésos que en realidad os desprecian, os esclavizan, reglamentan vuestras vidas y os dicen qué tenéis que hacer, qué decir y qué sentir.
Os barren el cerebro, os ceban, os tratan como a ganado y como carne de cañón. No os entreguéis a estos individuos inhumanos, hombres máquina, con cerebros y corazones de máquina.
Vosotros no sois ganado, no sois máquinas, sois Hombres. Lleváis el amor de la Humanidad en vuestros corazones, no el odio. Sólo los que no aman odian, los que nos aman y los inhumanos.
Soldados:
No luchéis por la esclavitud, sino por la libertad.
En el capítulo 17 de San Lucas se lee: «El Reino de Dios no está en un
hombre, ni en un grupo de hombres, sino en todos los hombres…» Vosotros los hombres tenéis el poder. El poder de crear máquinas, el poder de crear felicidad, el poder de hacer esta vida libre y hermosa y convertirla en una maravillosa aventura.
En nombre de la democracia, utilicemos ese poder actuando todos unidos. Luchemos por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres un trabajo, a la juventud un futuro y a la vejez seguridad. Pero bajo la promesa de
esas cosas, las fieras subieron al poder. Pero mintieron; nunca han cumplido sus promesas ni nunca las cumplirán. Los dictadores son libres sólo ellos, pero esclavizan al pueblo. Luchemos a hora para hacer realidad lo prometido. Todos a
luchar para liberar al mundo. Para derribar barreras nacionales, para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia.
Luchemos por el mundo de la razón.
Un mundo donde la ciencia, el progreso, nos conduzca a todos a la felicidad.
Soldados:
En nombre de la democracia, debemos unirnos todos
En nombre de la democracia este 2018, dejemos ese conformismo y transformemos a nuestro país con gobernantes que quieran servirnos y no servirse de el, unámonos todos y hagamos el cambio que tanto necesita nuestro país, seamos mexicanos que se atreven y no robots controlados por la avaricia.
Nos leemos el próximo lunes
Lulu_oc1507@hotmail.com