Lulú Ovilla
22 de octubre de 2018
Después de ser niños bonitos, serán regresados al Cuartel Militar.
Una de las promesas de campaña del Presidente electo Andrés Manuel López Obrador, está a punto de cumplirse, cuarenta son los días que faltan para que se le dé fin al Ejército Imperial, como ahora es llamado al Estado Mayor Presidencial, órgano Técnico Militar que tiene sustento legal en el artículo 15 de la Ley Orgánica del ejército y Fuerza Aérea y está constituido por elementos de la Fuerza Aérea, Ejercito y Marina.
El Estado Mayor Presidencial, es un cuerpo de elite, que tiene la encomienda de resguardar la seguridad del Presidente de los Estado Unidos Mexicanos, pero con el paso de los tiempos su poder ha crecido tanto y tan autónomos se siente que, ni siquiera dan cuenta de sus actividades a las instituciones a la que pertenecen, sus cotos de poder creados y bajo el amparo de cada Presidente en turno, es lo que ha hecho de este cuerpo militar, un poder hasta ahora, intocable.
En 1823 cuando Agustín de Iturbide logra ser el primer Emperador de México, es cuando se forma por vez primera el Estado Mayor, aunque la formación de este grupo fue muy breve ya que un 19 de marzo deja el cargo y cuando entra en funciones Guadalupe Victoria, solo permite que un Coronel de Infantería y otro de Caballería sean los únicos que resguarden su seguridad, para 1895 Porfirio Díaz, crea el Estado Mayor para el Presidente de la República.
Cinco años después (1890) se formaría un reglamento donde estipula que un General o Coronel, sería el Jefe del Estado Mayor y se conformaría por: cuatro jefes ayudantes de campo, cuatro subalternos, que ejercerían como oficiales de órdenes y estaría integrada única y exclusivamente por oficiales del Ejército y la Marina, para 1942 se forma la Ley Orgánica del Ejercito y Armada Nacionales y después de ser ayudantía serían Oficialmente llamados, Estado Mayor Presidencial.
Tres años después de que Miguel de la Madrid ya fuera Presidente de México, reforma el reglamento del Estado Mayor Presidencial y se publica en el Diario Oficial de la Federación el 4 de abril de 1986, donde se establece las tareas del organismo para auxiliar al Presidente de la República, propias de su cargo y las medidas de seguridad de su persona, este reglamento estuvo vigente hasta Ernesto Zedillo Ponce de León.
Ya siendo Presidente de México Vicente Fox, le vuelve hacer modificaciones a la reforma del reglamento del Estado Mayor Presidencial y se actualiza la estructura, organización y funcionamiento y queda integrado como un órgano técnico militar y como unidad administrativa de Presidencia de la República, para facilitar el cumplimiento de sus funciones.
Después de tantas modificaciones a la reforma del Estado Mayor Presidencial, ha quedado conformada por 26 Áreas, entre ellas, Jefaturas, Secretarias, Sub-jefaturas, Contraloría, diez diferentes Secciones, Ayudantía, Coordinaciones, Unidad de Asuntos Jurídicos, Unidad de Informática, Unidad de Seguridad y Confianza, Centro Hospitalario y finalmente, un Centro de Adiestramiento y Capacitación.
A todo ello se le suman a su total orden del Estado Mayor Presidencial, el Batallón de Infantería de Marina de Guardias Presidenciales, el Grupo aéreo de Transportes Presidenciales, Área administrativas de la secretaría de la Defensa Nacional y de Marina, y demás unidades que se le asignen y que dependen única y exclusivamente de su majestad, el Estado Mayor Presidencial.
Pero para que todos estos más de dos mil elementos del Estado Mayor Presidencial, trabajen a gusto y cómodamente, cuentan con servicio médico exclusivo, siendo el mismo que utiliza el Presidente Enrique Peña Nieto, unidad de transporte para movilizarse, cada vez que así lo requieran, servicio de intendencia que mantenga su área de trabajo limpia y en óptimas condiciones, para desarrollar sus actividades placenteramente.
Con la llegada de Andrés Manuel López Obrador, a la Presidencia de la Republica, se le pondrá fin a 195 años desde la creación, del Estado Mayor Presidencial, un ejército de hombres que esta forma por el 16 por ciento de mujeres y 84 porciento hombres, entre ellos algunos tienen grado de Generales, Almirantes, Jefes Capitalinos, Oficiales, Tropa y de la Marina, tan importante han sido para Enrique Peña Nieto, que hasta decreto un día del Estado Mayor Presidencial.
Tan importantes han sido en este sexenio Peñista, que no importa que se gasten 640 millones de pesos, cifra que representa la tercera parte del total del gasto de la Presidencia de la República, pero ante la llegada de la cuarta transformación de nuestro país, no le ha quedado de otra al actual Jefe del Estado Mayor Presidencial, General Roberto Francisco Miranda Moreno, que cuadrarse ante su ya casi Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
La Periodista Isabel Arvide, en su Blog Estado Mayor.mx del 19 de julio de este año, publico, El fin del Ejercito Imperial, en ella redacta como el Estado Mayor Presidencial se apropia de los diferentes estados de la República, e invaden hoteles mismos que son utilizados para su propio hospedaje, llevando hasta perros, equipo de espionaje electrónico, armas, bloquean calles con vallas y mantienen a “invitados” encerrados como ganado.
Sus excesos no han tenido límite si hablamos únicamente de lo que vemos, porque hay muchos negocios, como el restaurante del Club Hípico, todos los locales que rentan para fiestas, porque llegan en la víspera de una gira presidencial a poner literalmente, de rodillas a gobernadores y funcionarios, sus caprichos son inenarrables y se dice que es por la “seguridad” del Presidente en funciones.
Al Estado Mayor Presidencial, los mismos militares los llaman, desde hace mucho “ejército imperial”, porque así se comportan, y porque así ganan dinero, con sus sueldos extraordinarios, bonos, viajes al extranjero en plan de “negocios” con secretarias o en gobiernos estatales, son dos mil, pero en los hechos hay que sumar otros siete mil de Guardias Presidenciales, que viven con privilegios superiores a los del alto mando Castrense.
Son dueños de cualquier cantidad de “vehículos oficiales”, de equipo de alta tecnología, de armamento muy moderno, de ropa de marca, de lo que se les ocurre pedir, el presupuesto asignado al Estado Mayor Presidencial (EMP), bajo el mando del general Roberto Miranda, el año pasado fue de 640 millones de pesos, de los que solamente el Presidente si quiere pide cuentas, a ese grado se manejan las cosas con el “Ejercito Imperial”.
Controlan Los Pinos como si fuese su casa, y utilizan el “hospital” del Estado Mayor Presidencial, para cirugías plásticas de sus familiares, han humillado hasta al propio ejército al que pertenecen, presentándose armados a actos militares, las rejas, la humillación constante al pueblo, los golpes, los empujones, todo lo que utilizan como si el mandatario y sus colaboradores, todos ellos, fuesen dioses inaccesibles.
Una de las acciones que ha anunciado López Obrador más equitativa y aplaudible, es que desaparecerá el Estado Mayor Presidencial, enhorabuena, ya era tiempo de terminar con un mito, con un “ejercito pretoriano”, que no era confiable ni para aquellos que supuestamente protegían, ni en sus mejores tiempos, presionado al entonces Secretario de la Defensa Nacional que pospuso su ascenso a divisionario hasta el último año del sexenio el General Miguel Ángel Godínez.
Desde tiempos inmemoriales la rivalidad de jefes militares en el activo, comisionados a provincia o en labores administrativas en las oficinas de la Sedena, con los militares “comisionados” al EMP ha sido grandísima, con razón porque los sobresueldos y las oportunidades, tanto de conocer el mundo y rodearse de relaciones políticas como de hacer “negocios”, son inmensos en comparación con lo habitual dentro del Ejército.
Peña Nieto decreta el día del EMP y esto nos demuestra, que no conoce a fondo a los militares, y que se deja llevar por el afecto, porque este homenaje equivale a conformar a una institución ajena al Ejército, con autonomía propia, que tiene comportamientos “heroicos”, el coraje que esto debe haber provocado al interior de las fuerzas armadas, así que ahora sí, por fin, el Estado Mayor Presidencial es reconocido oficialmente como se le apodaba en su tiempo de mayor poder: “El Ejército Imperial”.
Algunos analistas como Gustavo Mohar, es Secretario General del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), hace señalamientos como que, la decisión de Andrés Manuel, no se ha delineado bien, sin embargo acota que no habría mayor problema si el Estado Mayor Presidencial se reinstala en la Sedena y yo digo que ahí serían más útiles ya que así capacitarían a los nuevos elementos que vienen llegando y necesitan de toda su experiencia.
Con la decisión que se ha tomado de desaparecer al Estado Mayor Presidencial, no se cuestiona a las fuerzas armadas de nuestro país, a lo que se cuestiona es a ese grupo de elite del Presidente en turno, que es capaz de gastarse la tercera parte del Presupuesto de la Presidencia, se cuestiona el poder que ha logrado consolidar que hasta el mismo mandatario prefiere no meterse con ellos, por fin regresan a donde siempre pertenecieron , a los cuarteles militares y ahora si, a trabajar por todo un país y no para un solo hombre.
Este próximo 30 de noviembre y a petición del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, el Secretario de la Defensa nacional General de división Salvador Cienfuegos Zepeda, emitirá un acuerdo donde desaparece el Estado Mayor Presidencial formado por más de cuatro mil miembros del Ejército Mexicano, lo mismo que el cuerpo de Guardias Presidenciales.
A nombre de todos aquellos militares que rompen el alma cuando se trata de salvarle la vida alguien, ya sea en tierra o en el aire, por aquellos militares que no les importa mancharse sus botas de lodo, que sus uniformes se rompan por los lugares tan inhóspitos donde andan, por aquellos militares que ni siquiera saben que es una buena comida en un restaurant, no más niños bonitos, no más Estado Mayor Presidencial, ¡muera el Ejercito Imperial!.
Nos leemos el próximo lunes.
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