viernes , noviembre 1 2024

PALESTRA

Rodrigo Ramón Aquino

Ella, la entrevista

Mi formación es, principalmente, de periodista. Durante el transcurso de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Facultad de Humanidades de la Unach, mis intereses estuvieron centrados en aquellas asignaturas que tuvieron que ver con el uso correcto del lenguaje, la historia, la literatura y las relacionadas con la técnica periodística.

Durante mucho tiempo pensé que la modalidad más profesional y exigente del oficio era la prensa escrita, porque para escribir hay reglas muy claras y estrictas y tan notorias cuando se falta a ellas que el reto resultaba poco más que grande dada mi precaria formación básica y media superior (sé que muchos se identificarán, estamos en Chiapas, y más si se es de provincia).

Como lejos estaba de ser un gran orador, improvisador o un ser carismático y seguro de sí mismo, los medios audiovisuales estuvieron fuera de mi rango aspiracional por mucho tiempo. Así que en el último tren para aprender —la universidad— me apliqué en la redacción aunque eso no necesariamente se tradujera en buenas calificaciones (no reprobar era mi tercer prioridad luego de garantizar techo y comida).

A mitad de la carrera tuve oportunidad de acercarme a la prensa escrita en la capital. Mi primer empleo formal fue como capturista en la redacción del Diario La Voz del Sureste, de don Roberto Coello Trejo. Prácticamente no sabía hacer nada (escribir a máquina mecánica mucho menos, tengo los dedos chuecos y llegaban a sangrarme). Pero con más paciencia por parte de mis jefes que voluntad mía, empecé a conocer el atanor de la prensa escrita.

De capturista a redactor, de redactor a corrector, de corrector a reportero, de reportero a editor, de editor a jefe de información, fueron pasando los primeros años de esta carrera. De cultura a política, realicé trabajos en prensa nacional (Tierra Adentro, El Universal, y un contado etcétera), practicando diversos géneros: entrevista, reportaje, opinión.

De todos, la joya de la corona personal es la entrevista, me siento a gusto con el género y he logrado experiencias muy satisfactorias al respecto (hasta iba a publicar un libro con la recopilación de mis primeros trabajos; ya estaba diseñado y todo, pero afortunadamente me di de lo pretensioso y desistí a tiempo).

Para ¿qué contarle todo esto, presunto lector, lectora? Bueno, con la esperanza de que en algún punto logre percibir en esta lectura la emoción y disfrute que me está generando leer el libro “Entrevista periodística en 15 lecciones”, de mi maestro Sarelly Martínez Mendoza.

Él no sabrá nunca lo gratificante que me resulta leer otro libro sobre el género, más allá del clásico, y de cajón, “Manual de Periodismo”, de Vicente Leñero y Carlos Marín, al cual volvía de vez en vez cuando quería recordar el mundo de posibilidades que nos brindan las conversaciones destinadas a ser públicas.

Amo las entrevistas y, al igual que Sarelly, las disfruto más si éstas son hechas por mujeres. Las entrevistas de ellas están pobladas de ricos detalles, de vida. “El género estaba hecho especialmente para su sensibilidad y su inteligencia. La mujer lo entendió rápidamente y expropió la entrevista; la perfeccionó y la practicó con elegancia. Fue el primer espacio profesional que disputó y compartió con el hombre. Le confirió autoestima y un nuevo camino de realización” (Martínez, 2015, p. 26)

PD: El segundo género que más me gusta y con el que me siento igual de cómodo, es la columna.

Corrillo

Con una inversión superior a los 22 millones de pesos, el ayuntamiento capitalino tendrá el parque vehicular de patrullas de Seguridad Pública más moderno del Sur-Sureste del país, con unidades tipo Charger, Patriot, Vento y motocicletas Yamaha. Así lo dio a conocer ayer el alcalde…

El trabajo del Congreso se empieza a notar con la eliminación de la tenencia, el no cobro de estacionamiento en plazas comerciales y otros temas de interés, pero a ver si este año  por fin se animan a entrarle a los grandes temas (aborto, fuero, marihuana). No pedimos que se apruebe, sino que se discuta. Que haya debate…

 

 

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