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PALESTRA

11 Febrero 2016

Rodrigo Ramón Aquino

El tal Francisco y la agenda política de Chiapas

Todo listo para la visita del Papa Francisco I a Chiapas, nos salen a decir, sonrientes, las autoridades. Que arreglaron esto, que ya trazaron la ruta, que la coordinación con los tres niveles de gobierno y con el Estado Vaticano merece una estrella en la frente.

Atrás, y sin mayores progresos, quedaron los incipientes intentos de posicionar la discusión sobre si la visita del llamado Sumo Pontífice ameritaba tanto despliegue de seguridad y gastos de promoción (ofenden a la inteligencia las temerarias declaraciones de algunos funcionarios al asegurar que “no costará nada a los chiapanecos”).

La distracción generada ha sido tal que reciben como jefe de Estado a quien viene sólo como líder religioso. Un credo, hay que decirlo, ya muy desdibujado en la entidad, que, no obstante, justifica el derramamiento de sangre y las expulsiones en algunas comunidades… Del Estado Laico, mejor ni hablamos, allá veremos a la clase política besando la mano y tomando la selfie.

Hay temas que le ocupan más a los chiapanecos, y son los que tienen que ver con gobernabilidad, vulneración del Estado de Derecho (los bloqueos carreteros siguen siendo el pan de cada día, pues la ley es sólo un tema de boletines de prensa), falta de pagos a proveedores, y un largo y depreciado etcétera, que bien cabe bajo la sotana papal sabiéndolo acomodar.

Hay algunos intentos de no hablar del tal Francisco. El sociólogo José Adriano apunta: “La crisis que hoy día se vive en Chiapas es total. Hay una crisis social generada por la desigualdad y la pobreza en el 76% de la población; hay una crisis económica, debido a la enorme deuda que tiene la entidad, en donde 4 millones de pesos se destinan diariamente para su pago; hay una crisis política, sobre todo por la ausencia de gobierno y la falta de legitimidad de las autoridades; pero desafortunadamente hay una crisis aún mayor, que tiene que ver con la falta de esperanza y el desencanto en amplios núcleos de la población”.

Otra pieza que amplía el escenario actual de Chiapas es la aportada por el maestro Arcadio Acevedo: “El malestar social ha alcanzado un alarmante punto de ebullición. En las calles el ominoso espectáculo de macanas contra consignas ciudadanas, es más abundante que el pan. En apariencia, el gobierno (por decirlo de algún modo) de Manuel Velasco, gobernador charro (por decirlo de otro modo), ni se enfría ni se entibia ni se calienta, sino todo lo contrario… Sus apariciones televisivas, las millonarias portadas en papel cuché (si en inglés, mejor), en pro de una presunta silla presidencial que las encuestas le niegan, parecen ser su prioridad, conforme a los analistas políticos.”

Y desde nuestro particular punto de vista hay un tema aún más importante que los arriba mencionados y se trata de los foros de consulta ciudadana para la reforma integral de la Constitución de Chiapas a los que ha convocado la LXVI Legislatura. Así es, el Papa se irá y los problemas seguirán (parafraseando una célebre línea bíblica: “pobres siempre tendréis con vosotros; pero a mí no siempre me tendréis…”, dicen que lo dijo Chusito), y la mejor forma de hacerles frente es justamente actualizando nuestro pacto social.

Recientemente, el doctor en política Oswaldo Chacón reflexionó al respecto y nos advirtió que estos foros no están teniendo el impacto que se esperaría de tan ambicioso proyecto constitucional. Afirma, y compartimos, que es el acto más trascendente de la vida pública de Chiapas en este 2016 y, lamentablemente —al menos en su arranque—, la oportunidad ciudadana de participar se está perdiendo, ahogando, con el arribo de una celebridad religiosa.

Que la consulta para la reforma no haya surgido de protesta social alguna, o que muchos opinen que sólo se trata de una simulación, no significa que no sea necesaria. De hecho la protesta social no es el mejor camino para cambios de esta naturaleza. Se requiere de especialización, de discusión, de análisis.

Si se demanda fortalecer la transparencia, castigar la corrupción, incluir nuevos derechos sociales, obligaciones y formas de participación ciudadana, hay que ir a los foros, dales seguimiento, hacer públicas las conclusiones. Si se busca orden en casa, hay que participar conscientemente en la elaboración de las normas. No dejemos solos a los diputados; muchos han demostrado en poco tiempo saber menos que nosotros.

Ágora

De Oswaldo Chacón en su artículo Es la revisión de la Constitución, no Francisco: “Nuestra Constitución no necesita reconocer nuevos derechos, mucho menos si estos son de naturaleza económica o social y el estado no tendrá la capacidad presupuestal para hacerlos cumplir. Pensar que por el simple hecho de ubicar nuevos derechos sociales en la Constitución estos podrán ser recurribles ante los tribunales y por lo mismo garantizados es un disparate, pues el juzgador siempre habrá de remitirse en este tipo de derechos a la fórmula que el propio legislador establezca para garantizar su contenido, es decir, a la suficiencia presupuestal del estado. Peligrosamente únicamente se estarían generando expectativas de difícil materialización que lastimarían la credibilidad del Estado y del texto fundamental, tal y como ha sucedido con la incorporación constitucional de los Objetivos del Milenio de la ONU. Como diría Jorge Alcocer, no promovamos ilusos para que después no haya desilusionados”.

Corrillo

Claro que mal haría creyendo todo respecto a los foros ciudadanos sobre la reforma, ya nos tienen acostumbrados a desconfiar, pero, si lo piensa, la única forma de combatir la simulación es la participación, el involucramiento, las propuestas bien articuladas y factibles.

 

 

 

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