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PALESTRA

15 Noviembre 2016

Rodrigo Ramón Aquino

Traidores

El problema con el gobierno de Chiapas es que no se le cree nada. No se le creen las buenas y las malas, se sospecha, son peores. No hay inteligencia ni estrategia para comunicar. No hay posturas oficiales en temas trascendentes, pero sí en frivolidades. Perdieron el rumbo y el tiempo de los chiapanecos, pero no los recursos públicos que han cambiado la vida de decenas, locales y foráneos, que antes no tenían dónde caerse muertos.

Las dependencias son nidos de delincuentes que siempre encuentran la forma de hacer negocio con los bienes y servicios públicos. Bienes y servicios de mala calidad que no resuelven nada ante el sangrado constante de los funcionarios de todos los niveles. Hasta los conserjes quieren hacer negocio y lo hacen. Es el reinado de la burocracia y la rapiña. Lo peor es que siempre guardan cambio para pagarle a comunicadores y medios para aplaudirles. Les interesa su círculo y permanecer en él. Allá afuera, en las calles y en las periferias, que pase lo que tenga que pasar, no es su problema.

Son estos mismos, los que desvían todo y corrompen, los que ahora salen a sufrir públicamente el recorte presupuestal de 5 mil millones de pesos para 2017. Lo sufren, no por lo que dejarán de dar a la población, sino porque afecta su calidad de vida y la calidad de sus negocios. Porque el recorte pone en riesgo su permanencia en el poder y su estrategia electoral. Presupuestos van y vienen y los chiapanecos de a pie siguen igual o peor.

Son farsantes y embusteros y por alguna extraña razón creen que los necesitamos. Que estamos contentos manteniéndolos y viendo cómo se enriquecen junto a sus amigos y familiares. Han hecho de todo, a costa de todo, y como ya nadie los quiere ver, como saben que el mismo atole, con el mismo dedo, no va a funcionar más, ahora salen con que el Partido Verde es el culpable de todo lo malo que le pasa a Chiapas y que como chiapanecos bien nacidos rompieron y ahora aborrecen a ese instituto político que es vergüenza nacional y verdugo de la economía y la gobernabilidad chiapaneca.

Se olvidan que mientras el tucán hacía toda esta maldad que dicen, ellos lo integraban y lo dirigían, le sacaban usufructo y pagaban el tributo convenido con la dirigencia nacional. Ahora los aplaudidores dicen que qué bueno que Manuel Velasco mandó al carajo al PVEM. Pobres ignorantes o cómplices. Los verdes locales tenían planeado desde hace mucho renunciar al partido, un partido desprestigiado y aborrecido, tramposo y cínico, que de por sí no les iba a ayudar a ganar nada en 2018.

Con su aparente mandada al carajo, lo que quieren hacer “los indignados” locales es despojarse del lastre que significa el Verde, evitar apoyar a Luis Armando Melgar como el candidato impuesto del centro, y colocar a todos los demás hijitos, hermanos, amigos y cómplices del gobernador en candidaturas en los demás partidos que desde hace tiempo tienen cooptados. Los deseosos y esperando son el PRD, el PAN, el PRI, Movimiento Ciudadano, además de sus hechuras Mover a Chiapas, Chiapas Unido y los que se puedan formar. Sin olvidar la única candidatura de oposición que pudiera representar verdadera competencia: Morena (el capítulo Velasco-Obrador lo abordaremos pronto).

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