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PALESTRA

Rodrigo Ramón Aquino

07 Agosto 2013.

PSM, ¿interlocutor?

Si Joaquín Codwell, entonces dirigente nacional del Partido Revolucionario Institucional, fue el testigo de honor del pacto político que liberó al ex gobernador Pablo Salazar Mendiguchía en noviembre de 2012, con toda seguridad lo hizo con el aval del entonces presidente electo Enrique Peña Nieto.

Qué interés tendría el nuevo Ejecutivo con el ex priísta que se hizo de la gubernatura de Chiapas en el 2000, mediante una gran alianza opositora (integrada incluso por el incipiente PVEM), y designó como su sucesor a Juan Sabines Guerrero (con quien Peña, todo mundo lo sabe, tuvo diferencias antes de la designación de la candidatura, cuando el hijo del papá estaba creído de que podía ser presidenciable) y mantener las manos tricolores alejadas del poder por otros seis años.

Quizá la respuesta se halle en el hecho de que como priísta, Pablo Salazar Mendiguchía fue uno de los principales interlocutores, junto con Manuel Camacho Solís, entre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el gobierno mexicano, esto al formar parte de la primera Comisión de Concordia y Pacificación (1995), que logró la histórica firma de los Acuerdos de San Andrés, en febrero de 1996. Tras la ruptura del diálogo, ningún otro personaje político integrante de las subsecuentes Cocopas ha tenido el reconocimiento de interlocutor.

Con el retorno del PRI al poder, no era difícil prever el resurgimiento de los encapuchados (tienen un servicio de inteligencia de a de veras). Quién hablará con ellos si ya no escuchan a nadie y tampoco hablan con nadie (así lo demostraron en su multitudinaria marcha del silencio del 21 de diciembre pasado: “¿Escucharon? Es el sonido de su mundo derrumbándose, es el del nuestro resurgiendo”).

Quién tendría esa posibilidad, si además se vuelve dirigente del principal partido de izquierda, por antonomasia “simpatizante”, y de pilón mantener a raya a las distintas organizaciones sociales que aglomera, que, además, bien conoce y hoy surgen por todos lados ante la falta del apoyo gubernamental al que los acostumbró el gobierno anterior. Haber, dígame quién.

Ágora

De la entrevista exclusiva que ayer publicó el periódico Reforma: YO NO ME HAGO CARGO DE ENGENDROS: A Pablo Salazar se le ha atribuido haber impulsado a Juan Sabines para que lo sucediera, pero ahora revela que no fue él quien lo impuso, sino Andrés Manuel López Obrador.

Salazar, dice, apoyaba la aspiración de quien fue su secretario de Gobierno, Rubén Velázquez.

Recuerda que en su último año de gobierno, 2006, recibió la visita de Leonel Cota Montaño, entonces dirigente nacional del PRD, quien le dijo que el candidato del PRD al Gobierno de Chiapas en ese entonces sería quien perdiera las internas del PRI. Fue Sabines Guerrero.

«Andrés Manuel ha decidido que su campaña se va nutrir con los desprendimientos del PRI, de tal suerte, si en Chiapas (Antonio) Aguilar Bodegas no es el candidato del PRI, ya hablamos con él y va ser nuestro candidato; y si Sabines no es el candidato del PRI, ya hablamos con él y va ser nuestro candidato. Ese hijo cárguenselo más a López Obrador que a mí», fue ese el mensaje que le dio Cota Montaño, evoca.

«Yo me hago cargo de hijos. De engendros, no», suelta.

Cotillo

Qué, finalmente, es el terreno del “no poder”. Según el propio autor de tan emblemática y contemporánea frase de la política local: “En la carta que le escribí, donde le dije que no lo iba demandar, le di la bienvenida al club de ex gobernadores. Yo soy ex Gobernador y él ahora lo es. Los ex son los más sin poder en la política mexicana, (…) lo que le digo a mi sucesor es que estamos en igualdad de circunstancias (…) yo puedo venir a Chiapas y recibir el calor de la gente, no sé si Sabines podrá hacer lo mismo. Aquí estamos en el terreno del no poder. La historia ha puesto a cada uno en su lugar”.

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