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PALESTRA

Rodrigo Ramón Aquino

09 de Agosto 2013.

De puño y letra

Cartas famosas de personajes públicos hay muchas. Podríamos recordar rápidamente la que Lenin escribió antes de morir y en la que discute los atributos de Stalin y Trotsky.  O la de Ronald Reagan donde da a conocer al pueblo americano que es uno más de los millones de ciudadanos que padece Alzheimer. O la carta de despedida de Ernesto Che Guevara a Fidel Castro, donde le recuerda en qué circunstancias se conocieron y qué razones los había fundido en la causa revolucionaria. O aquella de Albert Einstein en la que hace saber al presidente Franklin D. Roosevelt su preocupación por la escasez de uranio para sus experimentos de reacción en cadena.

La epistolografía es la actividad literaria que consiste en escribir cartas. Por su temática y uso de la primera persona del singular (el “yo”), la epístola se encuadra dentro de la escritura subjetiva, junto con la autobiografía, las confesiones, el diario, las memorias y el monólogo.

A continuación dos ejemplos chiapanecos:

Ágora

Durante su estancia en prisión, Pablo Salazar Mendiguchía escribió una carta final a Juan Sabines Guerrero. A continuación, la transcripción de la carta: “Juan: Celebro que en el último tramo de tu administración hayamos alcanzado, al fin, una coincidencia: cerrar de una vez por todas el capítulo de la confrontación que nos enfrentó durante tu gobierno.

“Esta decisión traerá sosiego a más de 54 familias que desde junio del año pasado lo perdieron. Me queda claro que en toda negociación, ni las ganancias ni las pérdidas pertenecen a una sola de las partes. En este caso, si bien es cierto que la justicia federal consideró tanto mi inocencia como la de mis compañeros en los procesos emblemáticos, también es cierto que la llamada “mesa de reconciliación” hizo su parte para abonar a la solución definitiva.

“En mi experiencia como coadyuvante del diálogo celebrado entre el gobierno federal y el EZLN, los zapatistas me enseñaron una fórmula inteligente: “aunque hayan pérdidas en la negociación, hagamos todo para aparecer como ganadores”, nos decían. Esta pauta merece aplicarse al caso. ¿Que tengo agravios?, ¡por supuesto!, y muchos; ¿que mi imagen fue lastimada?, claro que lo fue; ¿que el daño alcanzó también a mi familia?, es público. Sin embargo, y a pesar de ello, por el fin de cientos de personas bajo sufrimiento, he decidido dar vuelta a esta página y poner punto final.

“Lo hago sin rencores ni apetito de venganza o revancha. Mi fortaleza espiritual me ha permitido sanar de esas heridas. Por eso escribo esta carta para darte la seguridad de que no habrá desquite. Renuncio -y en ello empeño mi palabra y mi honor- a cualquier legítimo derecho que me asista para acudir a los tribunales a exigir reparación de daños. No lo haré, te lo afirmo y te lo firmo. Sólo te pido que consideres a mis compañeros que perdieron mucho.

“Quédate con la tranquilidad de que no invertiré mi energía en litigios contra el pasado. Cerrados mis expedientes, ¿qué te ofrezco y qué no? Ofrecerte que seremos amigos sería un acto de aborrecible hipocresía que no estoy dispuesto a cometer. Te ofrezco, eso sí, que no seré tu enemigo. Bórrame de tu lista y cuídate de otros. Éste es mi punto final. Te deseo éxito en tu nueva vida, y, bienvenido al club de los ex gobernadores.

“PD. Alguna vez te dije que con frecuencia, en política, el mensaje es el mensajero. Al no aceptar a nadie más que a mi propio hijo Pablo como mi único representante, te envié también un mensaje: viene de lejos como lejos llegará.”

Cotillo

Siguiendo con las epístolas, una recién sacada del tintero virtual es la de Emilio Salazar Farías a Francisco Rojas Toledo: “Paco, no entiendo tus juicios sobre mi persona en lo que respecta a SMAPA. Ni he elaborado dictamen, ni he terminado el estudio del tema. Coincido en el hecho de que hay que castigar a los corruptos que saquearon al organismo. Y que hicieron crecer la nómina de manera desmedida. He presentado alternativas y las estamos estudiando.

“Para mí mereces respeto y jamás critiqué tu ánimo de ser presidente en su momento, tengo esa misma sana aspiración que cumpliste como la puede tener cualquier tuxtleco. Como tú lo soy, y aunque me vea mal eres mi amigo y respeto tus opiniones aunque no todas las comparta. Creo en la pluralidad y el respeto a las ideas, te mando, sin pena, un abrazo.”

Contacto:

roraquiar@hotmail.com

Twitter: @roraquiar

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