SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, Chiapas, 11 de Agosto de 2013.- El obispo Felipe Arizmendi Esquivel señaló que quienes promueven el debate por la legalización de las drogas, también deben escuchar la opinión de padres de familia que tienen hijos que padecen esa dependencia.
En entrevista, consideró que “querer aprobar una ley para ganar votos es inadecuado, porque las leyes están para proteger al ser humano, no para destruirlo”.
Al concluir la misa dominical, el prelado expuso que en varios foros se discute si es conveniente o no el permitir la venta y el consumo de drogas, por lo menos de la marihuana.
Mencionó que como argumento se dice que es para evitar que su penalización y comercialización genere grandes negocios a los narcotraficantes.
En la discusión se hace la referencia de la despenalización de la venta y consumo del alcohol y también se habla de que otros países ya despenalizaron el consumo de ciertas drogas, incluso con fines médicos, anotó.
Incluso, continuó, “se argumentan conveniencias económicas y políticas sin entrar en los corazones de quienes sufren esas adicciones, ni profundizar más en sus raíces morales y familiares”.
El religioso opinó que poner como referencia la venta y el consumo de alcohol “es no advertir la gravedad del sufrimiento que causa el alcoholismo… no se han acabado las mafias del alcohol, aunque ahora aparezcan con nombres legales”.
Ciertamente se eliminó el gran negocio que significaba su contrabando a gran escala, “pero hoy sigue pasando lo mismo en menor escala, incluso a nivel internacional hay bandas que se dedican a adulterar el alcohol, las mafias no se han acabado”, apuntó.
La libre venta y consumo del alcohol genera no sólo grandes ganancias para alguno sin conciencia, eso lo vemos en las comunidades, en las fiestas los sacerdotes han luchado mucho contra el alcoholismo y no se puede erradicar, lamentó.
Asimismo, pidió que se cumpla la ley de que a menos de 200 metros de un templo o una escuela no puede haber cantinas, “pero no se cumple, el negocio del alcohol sigue siendo grave”.
Como solución, “hay que seguir ofreciendo a los jóvenes estudio y trabajo, para que no se expongan a la tentación de consolarse falsamente con una droga, pero sobre todo hay que proteger los cimientos de la familia”, recalcó.