+ Aunque es probable que estés acostumbrado a utilizar tu tarjeta de crédito, tu smartphone es una opción de pago mucho más segura.
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Quizá pagas casi todo con una tarjeta de débito o crédito. Ya se trate del pedido online de comida, la factura de Internet o la taza de café que bebes por la mañana, es probable que saques ese pedazo de plástico y lo uses sin pensarlo dos veces.
De hecho, según el Estudio de Pagos de la Reserva Federal de Estados Unidos realizado en 2019, el total de pagos con tarjeta aumentó a 131.200 millones de transacciones en 2018, sumando 7,08 billones de dólares. Esos datos contrastan con los 29.700 millones de transacciones que sumaron un total de 1,56 billones en 2015.
Sin embargo, ese simple movimiento te puede causar muchos problemas ya que las bandas magnéticas, esas barras negras en el reverso de las tarjetas de crédito y débito, son uno de los métodos de pago menos seguros, de manera que corres un mayor riesgo de fraude. Es cierto que en muchos países, especialmente en Europa, el pago con la banda magnética prácticamente ha desaparecido, pero eso no evita problemas de seguridad.
Si utilizas con frecuencia la tarjeta de débito, podrías terminar dando acceso a los delincuentes a toda tu cuenta bancaria. Esto se debe a que, a diferencia de las tarjetas de crédito, las tarjetas de débito usan dinero de tu cuenta corriente o de tus ahorros. Y si un delincuente vacía tu cuenta, quizá tengas que pasar varios días sin fondos, hasta que tu banco restablezca el efectivo.
¿Cuál es la mejor manera de mantenerte a salvo? Siempre que puedas, usa servicios como Apple (AAPL) Pay, Google (GOOG, GOOGL) Pay o Samsung Pay, los cuales se encuentran entre los métodos de pago más seguros.
¿Por qué las tarjetas de banda magnética son tan vulnerables?
Las tarjetas de banda magnética han existido durante décadas. Y tienen beneficios.
“La ventaja… es que puedes usarlas prácticamente en cualquier lugar”, explicó Paige Hanson, jefa de educación en identidad de NortonLifeLock sobre seguridad de pagos.
“Pero existen muchos riesgos porque la banda magnética en sí misma, toda la información de la tarjeta de crédito, es estática y no está encriptada”, agregó.
Las tarjetas magnéticas son tan rápidas y convenientes porque la ausencia de cifrado facilita la lectura a los terminales de punto de venta, los cuales pueden realizar el cobro rápidamente. Pero ese también es su mayor defecto.
Cuando pasas la tarjeta, el lector obtiene una instantánea de tu nombre, número de tarjeta y fecha de vencimiento. Si un delincuente ha instalado un skimmer de tarjetas en un terminal de punto de venta, puede extraer estos tres datos para realizar compras online o en persona.
“Toda la información está incluida en la banda magnética”, dijo Eric Chan-Tin, profesor asistente del Departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad Loyola de Chicago.
En algunos casos, los estafadores venderán esos datos a otras organizaciones criminales, que luego pueden realizar un duplicado físico de tu tarjeta. Esas tarjetas falsas se podrían anular si los vendedores solicitan el código postal o piden el número CVV que se encuentra en el reverso de la tarjeta.
Por desgracia, es probable que ese tipo de obstáculos solo se encuentre en las gasolineras o al comprar por Internet.
Dado que la Reserva Federal estima que el 55,4 % de todos los pagos con tarjeta realizados en 2018 fueron con tarjetas de débito, se trata de una gran cantidad de víctimas posibles entre las cuales elegir.
Si un estafador termina apropiándose de tu efectivo, tendrás que esperar días hasta que lo restauren en tu cuenta. Mientras tanto no tendrás dinero para pagar las facturas, aunque una compañía de tarjetas de crédito puede anular rápidamente cualquier compra y devolverte los gastos.
El microchip y el PIN son mejores, pero imperfectos
Según Chan-Tin, el uso de tarjetas de crédito y débito con microchip y PIN es más seguro que las tarjetas estándar, pero tienen los mismos problemas que sus homólogos. De hecho, las tarjetas con microchip y PIN tienen las mismas bandas magnéticas de las que se pueden robar los datos.
Cuando se usan en un terminal de punto de venta compatible, las tarjetas con microchip y PIN utilizan un cifrado que bloquea la información enviada entre el terminal y el centro de procesamiento de pagos.
“La ventaja de usar estas tarjetas es que, en caso de que se produzca una violación… están encriptadas”, explicó Hanson. “Por tanto, la probabilidad de que un estafador tenga acceso al número de tu tarjeta de crédito es bastante baja”.
En vez de la información de tu tarjeta de crédito o débito, los delincuentes solo tendrán acceso a una serie de caracteres utilizados para enmascarar sus datos.
Pero dado que las tarjetas con microchip y PIN tienen bandas magnéticas, siguen siendo más vulnerables a los dispositivos de skimmer que se pueden encontrar en cualquier parte, desde los cajeros automáticos hasta las gasolineras cuando las usas con terminales de punto de venta estándar. Y aunque cada vez más comercios aceptan tarjetas con microchip y PIN, los consumidores todavía se ven obligados a pasar las tarjetas a la vieja usanza.
Aunque los pagos con tarjetas con microchip y PIN representaron 48,8 mil millones de dólares en los Estados Unidos en 2018, según el estudio de la Reserva Federal, 37,3 mil millones de transacciones de crédito y débito no incluyeron este tipo de tarjetas.
Los pagos móviles son la apuesta más segura
La forma más segura de realizar pagos en persona, según Hanson y Chan-Tin, son los pagos móviles realizados con el smartphone.
“La tecnología contactless de Apple Pay, Google Pay, entre otros. Cada vez que acercas tu teléfono al lector, en realidad envía un número diferente al de tu tarjeta de crédito. Entonces diría que es el más seguro”, explicó Chan-Tin.
“El comerciante, o cualquier intermediario, no puede obtener el número de tu tarjeta de crédito real. Cada vez que realizas un pago se trata de un número único que no está vinculado a tu número de tarjeta de crédito”.
Ese número único al que se refiere Chan-Tin es un código especial que no se puede rastrear hasta tu tarjeta de crédito. Cada vez que utilizas el servicio de pago a través del móvil, se genera uno de estos códigos y se envía para ser procesado como un pago.
El problema con los pagos móviles es que no se encuentran tan difundidos como los lectores de tarjetas de crédito estándar. Por tanto, no podrás usarlos para realizar transacciones en persona con tanta frecuencia.
¿Cómo protegerte?
La mejor opción para mantener segura la información de tu tarjeta de crédito es activar los pagos móviles desde tu teléfono, para que puedas usarlos en terminales de punto de venta compatibles. Si no hay ninguno disponible, usa simplemente una tarjeta de crédito con microchip y PIN.
También es conveniente que configures alertas de gastos en tu smartphone para tus diferentes cuentas. De esta manera, si realizas un pago desde tu tarjeta de crédito o, como último recurso, usas tu tarjeta de débito, recibirás una alerta inmediata por correo electrónico, mensaje de texto o una notificación de la aplicación.
Si recibes una notificación de una transacción que no hiciste, comunícate inmediatamente con la compañía o el banco que emitió tu tarjeta de crédito para averiguar de qué compra se trata y, si es necesario, pedir que te devuelvan el dinero.
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