CIUDAD DE MEXICO, 26 de mayo de 2024.- A una semana de celebrarse el proceso electoral más grande de la historia del país, el presidente Andrés Manuel López Obrador prevé la celebración de esta actividad, que se celebrará el próximo 2 de junio en calma, sin mayor problema.
López Obrador compartió que “se está viendo con los gobernadores y lo está tratando el INE con el gabinete de seguridad, reuniéndose periódicamente para ver todo lo relacionado con la protección a candidatos, con la seguridad. Y hasta ahora van bien las cosas, no deja de haber algunos problemas, pero yo considero que se van a celebrar las elecciones sin problemas mayores”.
Enfatizó que su administración trabaja para atender situaciones en las que puedan surgir hechos violentos.
“Pero no se trata sólo de la lucha partidista, sino también porque hay enfrentamiento de bandas y hay que estar ahí pendiente, cuidando a todos, es nuestra responsabilidad. Entonces, sí se está haciendo eso”.
En ese sentido, el ejecutivo federal aseguró que ayuda mucho que la gente esté contenta, los que están enojados la verdad no son mayoría, además tienen derecho a manifestarse pero no es la mayoría. Cuando dicen: ‘Estamos polarizados’, no, no, no, no se está polarizado, puede ser arriba, en la cúpula, pero cuando hablamos de todo el pueblo no, la gente está contenta, está en su trabajo buscándose el pan para ellos, para sus hijos, están trabajando en algunos casos día y noche”.
Posteriormente, se declaró confiado por la continuidad de la transformación, porque “imagínese lo frustrante que sería, después de haber sentado las bases para una transformación, el que al poco tiempo regresara la corrupción, y el influyentismo, y el nepotismo, y el clasismo, y el racismo, y el desprecio al pueblo, y se volviese a imponer la oligarquía, y México volviese a ser un país de unos cuantos. No podría yo estar tranquilo”.
Por ello, aseveró que si alguien le preguntara cuál es su mayor molestia sobre el sector conservador, respondería claramente: “su hipocresía. Es que se dan baños de pureza”.
Para concluir, cuestionó que en el pasado, una autoridad legítimamente constituida estaba convertida “en un títere, un pelele, de una corporación televisiva, pobre país, eso no lo merece ningún pueblo”, porque la autoridad política deviene de la autoridad moral, porque si se cuenta con eso, no hace falta recurrir a la represión, al autoritarismo, la censura.