+ Jorge Luis Munguía Ramos, nuevo presidente de la Unión Nacional de Productores de Palma de Coco y sus Derivados
+ En ocho estados costeros del país, existen más de 500 mil hectáreas con aptitud para su cultivo
MÉXICO, D. F., 09 de Julio de 2014.- En diez estados de la República es posible sembrar palma de coco en el marco de un potencial de 500 mil hectáreas, con propósitos comerciales de producción de agua y aceite comestible, señaló el nuevo presidente de la Unión Nacional de Productores de Palma de Coco y sus Derivados, Jorge Luis Munguía Ramos.
El dirigente de la organización, afiliada a la Confederación Nacional Campesina, señaló que en las vertientes del Golfo de México y del Pacífico, desde Tamaulipas a Yucatán y Quintana Roo, y de Sinaloa a Oaxaca, existen suelos propios para la siembra de palma de coco, actualmente ocupadas en cultivos de baja rentabilidad y ganadería extensiva.
Lo que estamos proyectando ahora, dijo, bajo la coordinación de la CNC, la Secretaría de Agricultura y los gobiernos estatales involucrados, es una siembra masiva que puede ser de 50 mil hectáreas anuales, hasta llegar a 500 mil, de manera conjunta en el litoral del Pacífico y en la vertiente del Golfo de México.
Tenemos que empezar con un proyecto agresivo para plantar 50 mil hectáreas anuales, a fin de convertir a México en el primer productor de palma de coco en América Latina, puntualizó Munguía Ramos originario de Michoacán.
Nosotros representamos a los productores de palma de coco Alto Pacífico Ecotipo 2, que es la variedad más tolerante al «Amarillamiento letal del cocotero». Generalmente la encontramos en el Pacífico, desde Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero y Oaxaca.
Como es sabido, la variedad identificada como Alto del Atlántico, fue atacada por el «amarillamiento», que es un hongo transmitido por el insecto llamado «chicharrita». El patógeno acabó con la palma de coco en la vertiente del Golfo de México y el Caribe hace más de 20 años.
Actualmente los productores de palma de coco reinician plantaciones de la variedad Ecotipo 2, tanto en el Pacífico como en la zona costera del Golfo de México. Generalmente la encontramos en el Pacífico, desde Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero y Oaxaca. Consideró necesario renovar estas plantaciones, con 70 y 80 años de edad, para aumentar su productividad y rentabilidad.
En otro orden, expresó que la variedad «malayo enano» o «amarillo malayo», que se importó hace más de tres décadas para experimentar su cruce con las variedades existentes en México, como la «Gigante del Pacífico», no arrojó buenos resultados.
Ese tipo de palma es utilizada con fines prácticos de ornato. La vemos en los jardines, avenidas y en hoteles, así como en fincas de personas que no viven de la producción de la palma de coco.
El «amarillo malayo» se sigue sembrando en algunos estados como Tabasco, partes aisladas de Guerrero, pero a la mayoría de productores la variedad que les interesa como negocio, es la conocida como Alto Pacífico Ecotipo 2.
La visión de este proyecto no solamente se refiere a la producción de palma de coco, sino en la importancia que debe alcanzar en la cadena de valor. El coco debe pasar a convertirse en una de las bebidas principales en sustitución de los refrescos y gaseosas, que han demostrado ser dañinas a la salud de los consumidores.
Consideró necesario enseñar a la población de que, consumir agua de coco y sus derivados, es consumir alimentos saludables. Ninguna bebida refrescante tiene las propiedades saludables que el agua de coco. Además de ser energética, tiene mucho más cualidades respecto de las bebidas tradicionalmente conocidas.
Los países desarrollados, como Estados Unidos, Canadá y Europa, el agua de coco se está consumiendo en cantidades crecientes, lo mismo que otros derivados del coco.
Por otra parte, dijo que podemos hablar del aceite de coco virgen que contiene el fruto de la palma. «Este aceite es muy fino, incluso de mejor calidad que el aceite de oliva».
El aceite de coco contiene el ácido «láurico», que solamente es producido por la leche materna, en tanto que el aceite de coco virgen, tiene más ácido láurico que la leche materna. En este sentido, tenemos un potencial de grandes dimensiones para producir aceite de coco virgen, leche de coco, coco deshidratado, crema de coco, pero tenemos que dar a conocer a los consumidores este potencial alimenticio.