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PUNTO DE VISTA

09 Marzo 2016

Mario Tassías

Una consecuencia de la cultura política parroquial, es el abstencionismo electoral. Equivale a inhibición. A un alejamiento de las cosas públicas desde la institucionalidad de frente al poder establecido mediante el proceso de elección. Es la renuencia a participar de una manifestación pública que deriva en la constitución de un poder público.

El abstenerse a votar en los procesos electorales, conlleva a renunciar a participar en la elección de los poderes ejecutivo y legislativo, pero también es negación para aceptar a otros representantes del poder establecido como el poder judicial, a los políticos, a las instituciones.

Es una forma de manifestar desacuerdo ante la institucionalidad entendida como el poder que ejerce quien se convierte en mandatario o representante colectivo, mediante el voto de los electores y para ejercer la potestad que le atribuyen cualquier de los tres poderes establecidos constitucionalmente.

El abstencionismo es el resultado del rechazo al poder, un fenómeno que se magnifica en los jóvenes. Son los jóvenes los que menos votan. El abstencionismo es un ejemplo de la falta de democracia que se ensalza cada vez que hay elecciones, pero que debería ejercerse todos los días, si entendemos que democracia es participación activa.

Es fenómeno de las sociedades democráticas que tiene un peso político porque afecta al ejercicio del poder constituido de un país y tiene que ver con fenómenos sociales como la legitimidad, la efectividad, la gobernabilidad y la estabilidad para crear condiciones para un desarrollo armónico de la sociedad, que al margen de los poderes construye su propia ciudadanía generalmente para confrontar el poder establecido.

El abstencionismo representa un problema que los partidos políticos y organismos electorales no han logrado superar y que se manifiesta en mayor o menor medida en los procesos electorales porque demerita el trabajo de promoción del voto en las campañas electorales y de alguna manera objeta las propuestas de los candidatos.

Este panorama se replica en todas la entidades federativas con sus respectivas particularidades, son muchos los factores que inciden en la toma de decisiones para no votar.

El abstencionismo puede ampliar su sentido hasta comprender la no participación en todo un conjunto de actividades políticas, pues en su forma más perspicaz se podría precisar como apatía, desinterés o indiferencia del ciudadano por la vida política de su comunidad.

Quienes se niegan a votar, están desencantados del ejercicio de los políticos en el poder y sus razones para negarse, son más poderosas de aquellas que pudieran darle la satisfacción de un deber cumplido. Esas razones poseen diversas aristas que tienen que ver con los problemas y la forma de resolverlos desde sus respectivos ámbitos.

Quienes no ejercen su derecho de votar son individuos conscientes o no de la existencia del gobierno. No se consideran capacitados o simplemente no quieren incidir en el desarrollo de la vida política de su entorno. Abstenerse es una manifestación de la cultura política parroquial.

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