18 Enero 2017
Mario Tassías
Para las elecciones a gobernador del Estado de Chiapas, falta poco más de un año. Sin embargo, los aspirantes a suceder a Manuel Velasco realizan actos anticipados de campaña, todo mundo lo sabe, aunque en los eventos que celebran no enuncien el llamado expreso al voto.
La publicidad que estos actores políticos plasman en programas públicos y en impresos, son la muestra del huevo cacareado de la gallina cuando ocurre su postura. Son tan obvios que aunque lo nieguen están en campaña y en una lucha intensa por ser favorecidos por el dedo elector.
Es por lo menos increíble, que a estas horas del proceso electoral haya tal rebatinga en que pareciera que se les va la vida en cada momento.
Desde aquel que busca amigos, hasta el que se yergue con toda la boca para defender lo que previamente aprobó en su proceso legislativo correspondiente, hasta los herederos del anterior gobernador que como si nada hubiera pasado ya participan o patrocinan uno y otro evento. Pareciera que a estos políticos solo interesa la mercadotecnia y aparecer en cuanto acontecimiento social sea propicio.
Pobres estamos los chiapanecos cuando se llegue la hora de la elección. Con lo que ahora se han encarrilado desde el arrancadero, hasta los que parecen que van en caballo de hacienda se sienten superdotados para opinar sobre cualquier cosa, conscientes de que sus panegiristas les aplaudirán toda ocurrencia.
Para esos pretendientes de la designación, no existe la decepción ciudadana frente a demandas y cumplimientos de ofrecimientos insatisfechos. Poco importa que sus institutos políticos vivan el desprestigio y se batan en la corrupción, con la manipulación mediática ellos suponen que están enfilados rumbo al triunfo.
Para ellos poco importa la democracia, no es una forma de vida o de convicción. Es una palabra que no les produce ningún sentimiento de responsabilidad o de presión. Simplemente es un expresión que puede usarse en cualquier mitin, preferentemente si los invitados al asamblea son simples acarreados que con su pasividad frente a los grandes acontecimientos depredadores se compungen, pero nada más. Es probable que democracia y política deje de ser, para ellos, el contenido de una forma de vida muy cercana a la frivolidad.
Por eso es que estos astutos se pasean por todo el estado. Hacen informes para auto elogiarse, firman acuerdos y se dejan retratar con quien desee manifestar su aprecio o simplemente su inclinación filial.
¿Cómo avanzar como sociedad en un espacio donde se sigue depredando el presupuesto en publicidad? Cuando hay zonas de la entidad donde falta comida para el día de hoy. Donde en los hospitales no hay medicamentos. Donde los caminos son intransitables. Donde la delincuencia se asocia a los altos grados de marginación y en donde los altos funcionarios derrochan lo que bien pudiera canalizarse para solucionar problemas elementales como la seguridad, por ejemplo.
Por eso es que estos granujas de la política, no hay excepción que rompa la regla, en la cúspide de su ignorancia, se pavonean frente a la desgracia de un Estado al que le ha tocado “elegir”, mediante la compra de intenciones, a improvisados de la política, expertos en inexperiencia administrativa pero hábiles para meter la mano en el arca abierta.