CIUDAD DE MEXICO, 28 de Marzo de 2016.- Este “Sábado de Gloria” se puso en marcha el Espacio Cultural “José López Arévalo”, en memoria del periodista, luchador social y preso político chiapaneco, quien en los años 70 –cuando contaba apenas con 13 de edad–, pretendió unirse a la lucha de Lucio Cabañas, el maestro rural convertido en guerrillero que comandaba el Partido de los Pobres (PDLP), recuerdan familiares y amigos del chiapaneco homenajeado este fin de semana en San Cristóbal de las Casas, lugar que hace 22 años sorprendió al mundo con la aparición de otra guerrilla, más profunda, la del subcomandante Marcos, del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
En la ciudad que recorrió casi a diario por más de tres décadas el obispo Samuel Ruíz García en auxilio de las comunidades indígenas chiapanecas, se dieron cita la tarde del sábado pasado periodistas, estudiantes, luchadores sociales, intelectuales y extranjeros para recordar al ex director de Este Sur, quien de joven partió a la ciudad de México para vivir en las Casas de Estudiantes de Provincia, la de Chiapas y la de Tabasco, donde conoció a militantes de la Liga Comunista 23 de Septiembre, entre ellos a los estudiantes sonorenses Marco Antonio Murillo, Eduardo Echavarría Valdés y Jesús Abel Uriarte Borboa, detenidos por la Brigada Blanca a principio de los 80…y hasta hoy desaparecidos.
Cuenta su hermano Julio César López Arévalo: “No sé quién convenció a Pepe de integrarse al grupo armado, pero en sus últimos días de vida recordó, en un hospital de la Ciudad de México, los operativos en que participó y de cómo, en un lugar del norte del país, tuvo que disfrazarse y vestir de niño a su hija Mayra para poder burlar a la policía.
“Tampoco sé las circunstancias exactas en las que fue detenido—desaparecido para aparecer luego en el Campo Militar No. 1. Acaso he escuchado, en vos de mi hermano Jorge, que Pepe se salvó porque fue levantado junto a otro joven, hijo de un político muy cercado a José López Portillo.
“Lo cierto es que un día amaneció preso en el Reclusorio Norte. Ahí convivió con otros presos políticos de la Unión del Pueblo, hoy Ejército Popular Revolucionario (EPR)”.
Pepe López Arévalo regresó entonces a su natal Yajalón, convocó a la creación del Comité de Apoyo a las Luchas Populares, impulsó la creación de Avancemos, el órgano de difusión; fundó Nueva Generación y luego Este Sur. Él fue quien llevó a reporteros de la revista Proceso a la Sierra Madre Oriental para cubrir la primera entrevista al EPR, concretamente con los comandantes José Arturo, Francisco Antonio y Victoria; ninguno de ellos militantes actuales del escindido Ejército Popular Revolucionario.
Alguna vez se le preguntó:
–El Che Guevara o Marcos.
–El Che Guevara, Marcos para nada. Quizá se le admire por su irreverencia y su sarcasmo; sus paradigmas llevan a muchos sectores pequeño burgueses a admirarlo, pero yo, no dudo que es un cuate muy congruente y lo respeto y la tengo cierto grado de admiración, sólo que el Che Guevara es otra cosa. Hay un mundo luz de distancia.
En el homenaje participaron la española cuenta cuentos Marta López Favello y Raúl Ortega, ex fotógrafo de La Jornada, colaborador de agencias internacionales como Reuters, AP y AFP.
La Casa de Cultura “José López Arévalo” no se dio a abasto para la recepción de los convocados y todavía llegan libros donados, que buscan sobre todo hacer de los “coluchos” cada vez mejores para enfrentar su realidad.