TUXTLA GUTIERREZ, Chiapas, 21 de Agosto de 2013.- Un par de zapatos, un pantalón y una camisa nuevos han “cambiado” la vida de Feliciano Díaz Díaz, el niño tzotzil que a mediados del mes pasado fue maltratado por funcionarios municipales en Vilalhermosa, Tabasco, cuando vendía dulces y chicles y cuyo tuvo una amplia difusión en los medios de comunicación.
Un poco ajeno a todo el efecto mediático que generó su caso y a pesar de que algunos ofrecimientos de apoyo no le han legado, el menor inició “contento” el quinto grado de primaria en la escuela Josefa Ortiz de Domínguez, ubicada en este paraje del municipio de San Juan Chamula, al cual pertenece el barrio Yutosil, donde vive.
“Dice que siente que ahora es diferente porque está estrenando camisa, pantalón y zapatos; el ciclo pasado traía huaraches”, tradujo una de las maestras de la escuela. Agregó: “Dice que su emoción es la bicicleta porque nunca había tenido una”.
El infante acude desde el pasado lunes al centro educativo de manera normal como lo hacía el ciclo pasado, sólo que ahora ha tenido la visita de reporteros que desean conocer cómo fue el reinicio de clases. “Me siento contento; estoy bien”, respondió cuándo se le preguntó como está.
Durante una plática antes de que iniciaran las clases a las 10 horas, el pequeño comentó que además de la ropa y el calzado recibió cuadernos, una mochila, una computadora portátil y una bicicleta que no lleva a la escuela porque “tiene miedo de que se la roben”, por lo que continúa caminando media hora para asistir a clases.
Comentó que su madre Andrea Díaz Pérez acudió hoy a la cabecera de San Juan Chamula porque “iba a llegar una persona que le llevaría algunas cosas”.
Dijo que la beca que el gobierno de Tabasco le ofreció no la ha recibido, aunque cuenta con un apoyo similar que recibe su madre a través del Programa federal Oportunidades.
Durante el pasado período, Feliciano se trasladó a Villahermosa, Tabasco con una tía para vender chicles y dulces, con la finalidad de juntar dinero para comprar zapatos, comentó hace un mes su madre, que está a cargo, además, de sus hijos Daniel, Marcela y Angel, de 10, 8, 3 y año tres meses, respectivamente.
José López Martínez, maestro de quinto, señaló que Feliciano, de diez años de edad, es “muy tímido, pero ahora juega más con sus compañeros que en el ciclo anterior” en el cual pasó a quinto grado con un promedio de 7.
“Siento que su situación cambió porque los niños lo ven que viene cambiadito; cambió un poco su vida después de lo que le pasó en Villlahermosa”, manifestó el profesor, quien atiende a 47 alumnos.