SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIAPAS.
10 AL 14 DE OCTUBRE DE 2016
Mensaje final
Obispos, presbíteros y agentes de pastoral, de los pueblos de Centro América, México y Panamá, convocados por el Departamento de Cultura y Educación del CELAM, nos hemos reunido en el Seminario de San Cristóbal de Las Casas, del 10 al 14 de octubre de 2016. Habiendo experimentado un ambiente de oración y de diálogo fraternal, y guiados por el Espíritu Santo, al que hemos invocado desde el inicio de nuestro encuentro, saludamos a todos los hermanos y hermanas de los pueblos originarios que se encuentran en esta región mesoamericana.
Nos alegra y conforta saber que estamos en esta tierra bendita, en la que Santa María de Guadalupe eligió a san Juan Diego para hacerlo su mensajero, y manifestar en su templo del Tepeyac su amor y compasión para todos los pueblos de esta tierra.
En nuestras reflexiones asumimos que “las semillas del Verbo presentes en las culturas autóctonas facilitaron a nuestros hermanos indígenas encontrar en el Evangelio respuestas vitales a sus aspiraciones más hondas: Cristo era el Salvador que anhelaban silenciosamente” (DA No. 4).
Queremos enviar ahora a ustedes este breve mensaje de esperanza:
Constatamos que hay un proceso de crecimiento de los pueblos originarios, en el cual, ellos mismos son cada vez más protagonistas de su propio desarrollo integral, en efecto, ellos hacen de su experiencia de Dios el aliciente fundamental de su proyecto de vida personal y comunitaria, en armonía con la madre tierra, sin negar sombras en dicho proceso.
Hemos visto que los pueblos originarios siguen experimentando mucho dolor y sufrimiento por falta de respeto y reconocimiento de sus derechos: sus tierras son invadidas y usadas para megaproyectos, que beneficia solamente a algunos pocos, la explotación minera, los proyectos hidroeléctricos, los monocultivos y la deforestación están generando desplazamiento y migración.
En el ámbito pastoral, nos alegra haber compartido la riqueza de los distintos procesos, en concreto, se han logrado traducciones de la Sagrada Escritura, textos litúrgicos y material catequético, que son los fundamentos de la fe, esto nos dice que ha habido y hay agentes de pastoral identificados con las aspiraciones más profundas de nuestros pueblos, agradecemos el testimonio de obispos, sacerdotes y agentes de pastoral que están muy comprometidos con el caminar de estos pueblos, siendo fieles al Concilio Vaticano II, a las Conferencias de Santo Domingo y Aparecida.
Apreciamos el mensaje y testimonio del Papa Francisco en su reciente visita a esta diócesis de San Cristóbal de Las Casas.
Por tanto, “Este es un tiempo propicio para profundizar el encuentro de la Iglesia con estos pueblos que reclaman el reconocimiento pleno de sus derechos individuales y colectivos, ser tomados en cuenta en la catolicidad con su cosmovisión, sus valores y sus identidades particulares para vivir un nuevo Pentecostés eclesial” (Cfr. DA 91).
También reconocemos que “los indígenas que ya han recibido el Evangelio están llamados, como discípulos y misioneros de Jesucristo, a vivir con inmenso gozo su realidad cristiana, a dar razón de su fe en medio de sus comunidades y a colaborar activamente para que ningún pueblo indígena de América Latina reniegue de su fe cristiana, sino que, por el contrario, sientan que en Cristo encuentran el sentido pleno de su existencia” (DA 95).
Invitamos a los responsables de la pastoral indígena a promover una mayor participación y acompañamiento de la mujer y la juventud.
Nos alegra reconocer que aumenta el número de vocaciones indígenas al ministerio ordenado y a la vida consagrada. Se hace necesario, por tanto, que reciban una formación que tome en cuenta la identidad y cosmovisión de sus pueblos originarios.
El culmen de nuestro encuentro ha sido la Eucaristía en la Parroquia de San Andrés Larráinzar, donde vivenciamos la expresión de la fe inculturada en la etnia tsotsil, que nos renovó en el compromiso de caminar junto a los pueblos originarios.
Invocamos a Santa María de Guadalupe, signo de inculturación de la fe, para que siga acompañando el caminar de la Pastoral Indígena en esta Región.