Por Rosalino Ortiz
TAPACHULA, Chiapas, 27 de marzo de 2015.- Hace unos 15 días en la ciudad de Oaxaca de Juárez, llegó a su fin la larga y fructífera trayectoria del ingeniero Armando Reynoso Sánchez, en las filas de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Fueron más de 40 años al servicio de CFE, de ellos, 22 como superintendente de la Zona de Distribución Tapachula (su zona, como él siempre dijo), y los últimos 10 como gerente de la División de Distribución Sureste.
No fue fácil para Reynoso Sánchez, ya que dos meses después de egresar como ingeniero electricista en la Universidad de Guadalajara, fue aceptado en CFE y partir de entonces, trabajó en Oaxaca, en Tuxtla Chico, en Puerto Escondido, en Pinotepa Nacional, en Juchitán, y ya con nombramiento de superintendente, estuvo en Huajuapam de León a fines de 1983.
A partir del 3 de julio de 1983, Reynoso Sánchez, quien es originario de Mazatlán, Sinaloa, se convirtió en superintendente de la Zona de Distribución Tapachula, la misma que abarca desde Suchiate hasta Arriaga, incluyendo municipios de la Sierra como El Porvenir, Siltepec, Motozintla, etc.
Fue en esta zona donde su trabajo alcanzó un giro importante, ya que gracias a su empuje, decisión, valor y experiencia, siempre estuvo al tanto para atender a poblaciones en desgracia, como los casos de regiones devastadas por huracanes, donde él y su gente trabajaron día y noche, en el sol y bajo la lluvia, ante situaciones muy adversas, con tal de llevar electricidad a gente que se había quedado sin ella, acciones que le permitieron ser reconocido a nivel nacional.
Está el caso del huracán Paulina que afectó considerablemente la zona costera y sierra de Oaxaca, a principios de octubre de 1997. Allí, desde la agencia Pochutla, convertido en coordinador de contingencia, el ingeniero Reynoso Sánchez desarrolló un gran trabajo por más de 30 días, levantando postes y estructuras eléctricas que materialmente fueron arrancadas por el fenómeno natural.
Ranulfo Ávila Balboa, quien por varios años fue su fiel escudero, cuenta que después de 20 días y cuando ya se disponían regresar a Tapachula, tuvieron que alargar su estadía en tierra oaxaqueña, ya que por último detectaron que había una población en situación crítica, la que no había sido atendida, y que había que rehabilitarle su servicio eléctrico ya que llegaría allí el Presidente Ernesto Zedillo.
“Esta población estaba ubicada en la sierra de Pochutla, para llegar a ella, se tenían que pasar dos cerros; y realmente estos son los retos que le gustan al Ing. Reynoso. Una vez más, organizó a su gente, desde las cocineras para que los trabajadores tanto linieros, peones como ingenieros, a las cinco de la mañana ya hubiesen desayunado; las plantas de emergencia tenían que estar instaladas en lugares necesarios, por lo que se llevarían en helicópteros a más tardar la seis de la mañana; asimismo, organizó cuatro grupos de linieros, peones e ingenieros para que iniciaran los trabajos. Cuando llegó Zedillo, ya todo estaba listo”, comentó Ávila Balboa.
En esa ocasión, el Presidente de la República reconoció el trabajo de los trabajadores de la Zona de Distribución Tapachula, por supuesto, liderados por Reynoso Sánchez.
¿Y qué decir del desastre en la Costa de Chiapas en septiembre de 1998? Nuevamente entró en acción el inge Reynoso Sánchez y con el apoyo de “su gente”, trabajaron con ahínco para restablecer el suministro eléctrico en los municipios fronterizos, luego que el río Cintalapa, en Escuintla, se llevó las torres. En ese entonces, el director general de la CFE Rogelio Gasca Neri, fue testigo del trabajo desarrollado, ya que él estuvo allí, pendiente en el lugar de los hechos.
El mismo Ávila Balboa recuerda que en 1999, el inge Reynoso, como se le ha conocido, asistió con su gente a resolver problemas del suministro eléctrico a Oaxaca, luego de un fuerte temblor. Otra vez, se volvió a ver allí su decisión y determinación, ya que tuvo que caminar y cruzar serranías para llegar al cerro llamado El Vidrio y luego el cerro El Polvorín, donde se instaló la casa de campaña. Dice Ávila Balboa: “pensaron los demás que el inge Reynoso no iba a aguantar a caminar, pero se equivocaron. El frío, la lluvia y las condiciones adversas en el camino, no frenaron la marcha”.
El 22 de septiembre de 2002, el huracán Isidoro golpeó duramente la península de Yucatán afectando con fuerte intensidad a toda la península de Yucatán, con daños materiales muy importantes sobre los estados de Yucatán y Campeche.
La rehabilitación de toda la infraestructura eléctrica iba a tardar días, tal vez meses. Llegó la instrucción de México: ¡Que Reynoso y su gente le entren!
En efecto, el entonces superintendente de la Zona de Distribución Tapachula se trasladó al lugar del desastre con todo su equipo, pero la fuerte inundación que había en Escárcega, Campeche, les impedía el paso. Pero no contaban con el empuje del inge Reynoso, quien solo dijo: “pasamos porque pasamos”. Y fue el primero en lanzarse. Los demás sólo dijeron: “si el jefe ya pasó, nosotros también tenemos que pasar”. Y pasaron. Obvio, el liderazgo del inge Reynoso quedó de manifiesto. Claro, hubo que utilizar remolques, pero pasaron y se fueron a trabajar a Yucatán, tras largas 30 horas de viaje.
El compromiso era rehabilitar el suministro eléctrico en el menor tiempo posible. Y así fue, tanto así que el propio Presidente de la República, Vicente Fox, reconoció al esfuerzo de los trabajadores de la Zona de Distribución Tapachula. Fue allí precisamente cuando se les dio el mote de: “Cazadores de Huracanes”, porque siempre estaban prestos para atender cualquier eventualidad originada por los huracanes.
Y es que, la labor desarrollada en Yucatán, y luego en Cozumel, requirió de un gran esfuerzo. Día y noche se trabajó mediante una estrategia implementada por el inge Reynoso.
Y ese esfuerzo, también fue reconocido por los propios yucatecos, quienes agradecieron de varias formas el apoyo recibido de parte de la gente de la División Sureste y en especial, de los integrantes de la Zona de Distribución Tapachula.
La capacidad del inge Reynoso traspasó fronteras. Por eso, después de que el huracán Kenna afectó considerablemente la costa del Pacífico el 22 de octubre de 2002, particularmente el puerto de San Blas, Nayarit, fue llamado para que con su gente auxiliaran en la rehabilitación del suministro eléctrico.
Sin embargo, recuerda Ávila Balboa que no fue fácil, ya que por celos no permitían que Reynoso sugiriera los trabajos a hacer. Pero finalmente se impuso la capacidad del superintendente de la Zona de Distribución Tapachula porque de México llegó la orden para que él tomara el mando.
Con el personal local también hubo bronca, ya que en esa ocasión, los líderes sindicales de ese lugar no dejaron que su gente trabajara después de las 19 horas. Pero el liderazgo de Reynoso se impuso porque él llevaba gente que sí le entraba. Fueron finalmente trabajadores de las zonas de Tapachula, Tehuantepec, Tuxtla, Oaxaca, Huatulco, Huajuapam, San Cristóbal, Villahermosa, Chontalpa y los Ríos quienes rehabilitaron el servicio. Y como no, si se trataba de los “cazadores de Huracanes” de la División de Distribución Sureste.
Hubo otros huracanes que dejaron huella, como el Emyly y el Stan, en el año 2005, los cuales fueron testigos de la ardua participaron de Reynoso y su gente, de esos incansables cazadores de huracanes como lo son los de la División de Distribución Sureste particularmente los de la Zona Tapachula.
Sin embargo, el gran cazador de huracanes fue el líder de estos trabajos, el ingeniero Armando Reynoso Sánchez, quien no escatimó esfuerzos con tal de llevar la luz a la gente que se había quedado sin ella a causa de los fenómenos naturales.
Gracias a este esfuerzo y a su gran capacidad, Reynoso llegó a la gerencia de la División de Distribución Sureste, donde por largos 10 años mostró de igual manera su empuje y liderazgo, obteniendo importantes logros, tal como lo apuntó el ingeniero Joaquín Sumano Leyva, subgerente de Trabajo de la propia división, cuando hace unos 15 días en esa ceremonia celebrada en Oaxaca, le reconoció su trabajo luego de su jubilación.
Allí, Sumano Leyva, con mucha propiedad, dio cuenta de la amplia trayectoria del inge Reynoso, resaltando los alcances del líder nato, quien todavía se dio tiempo para acudir, apenas en septiembre del año pasado, a encabezar los trabajos de rehabilitación en Los Cabos, Baja California Sur, luego del paso del huracán Odile.
Por celos de los demás funcionarios, mientras fue gerente de la División de Distribución Sureste, a Reynoso no le atraía a trabajar en los desastres, pero el de Baja California Sur fue de alta destrucción, así que no le quedó más que asistir. Y es que, hacía falta allí su amplia experiencia, pues se trataba del mayor de los “Caza Huracanes”.
O como dijo Ávila Balboa: por su gran poder de organización, por sus aptitudes y actitudes, y su don humanitario, son cualidades que solo se tienen cuando se hace uno chambeando desde abajo, tal como lo hizo el jefe Reynoso”.
Pero resulta que Reynoso Sánchez no solo fue bueno para la rehabilitación de redes, líneas, subestaciones y demás instalaciones eléctricas dañadas por los diferentes eventos fortuitos, sino también ha sido dueño de estrategias.
Allí está por ejemplo el liderazgo que mostró cuando fue necesario que CFE asumiera el control de la extinta empresa “Luz y Fuerza del Centro”, en donde su figura fue importante.
Por todo eso, el inge Reynoso Sánchez quedó muy grabado en el corazón de todos los que fueron sus colaboradores, y también de otras personas, quienes han reconocido su don de gente, el que siempre ha estado presto a apoyar, porque como él mismo lo ha dicho: “no hay mejor satisfacción que ver crecer a la gente. Pero para eso, hay que apoyarla, hay que darle oportunidades. Eso es lo mejor que uno puede hacer”.
El Cazador de Huracanes ya se jubiló, pero quedó a la luz de todos, su innegable condición de gran líder.