30 Junio 2017
Mario Tassías
Los dirigentes de los partidos políticos en México viven en el hartazgo económico. Eso lo saben los ciudadanos, algunos se molesta, otros son omisos y hay quienes están buscando las manera de cómo hacer para que los partidos políticos tengan menos recursos públicos.
No obstante, el que ellos tengan menos recursos públicos depende de sus alfiles colocados en el Congreso de la Unión, porque son los representantes populares, quienes aprueban esas cantidades que para muchos son exorbitantes.
La Constitución determina que el financiamiento público para el sostenimiento de las actividades ordinarias permanentes se fije anualmente, multiplicando el número total de ciudadanos inscritos en el padrón electoral por el 75% del valor diario de la Unidad de Medida y Actualización. El 30% de la cantidad que resulte de acuerdo a lo señalado anteriormente, se distribuirá entre los partidos políticos en forma igualitaria y el 70% restante de acuerdo con el porcentaje de votos que hubieren obtenido en la elección de diputados inmediata anterior.
Así este año los partidos políticos recibieron 4 mil 59 millones 213 mil 905 pesos. Una cifra impensable para los millones de pobres que habitan nuestro país. El mandato de la Carta Magna establece que el financiamiento público que reciben las instituciones políticas, debe emplearse en actividades específicas, relativas a la educación, capacitación, investigación socioeconómica y política, así como a las tareas editoriales. Es decir impulsar a los mexicanos a un mejor ejercicio de la democracia.
El Instituto Nacional Electoral informó en su momento que ese dinero contenido en 10 cifras llegó a las manos de las dirigencias partidistas de la siguiente manera: Al PAN correspondió 782, 225,377; 1, 034, 468,127 fueron para el PRI. Al PRD 468, 813,881; 223, 772,649 fueron entregados al PT. El Verde 348,163,032; el Movimiento Ciudadano 322,731,712; Nueva Alianza 249,916,127; Morena 392,014,854 y Encuentro Social 237,108,146.
Después de este baile de dígitos a uno le queda la sensación de que algo muy grave en los social, político y económico, está pasando en nuestro país. Son recursos públicos que se festinan cuando algo más profundo se estremece en las familias que carecen prácticamente de todo.
No es posible invertir tanto dinero en partidos políticos mientras se desatienden problemas de derechos civiles y políticos, económicos, sociales y culturales, pero también los derechos de los pueblos vinculado con la solidaridad, que tiene que ver con la paz y la calidad de vida.
Algunas iniciativas como #SinVotoNoHayDinero del diputado Pedro Kumamoto ha causado cierto escozor en la clase privilegiada porque propone la reducción de presupuestos otorgados a esas instituciones.
Iniciativas con diferentes proposiciones del PAN, del PRI y Morena, entre algunas otras, invernan en las comisiones de las cámaras. Pero hasta que no se haga una revisión completa acerca de los beneficios que produce el gasto de miles de millones de pesos, en el imaginario colectivo permanecerá la idea de que los partidos políticos son una buena inversión y un muy buen negocio financiado con recursos del erario.