13 Febrero 2018
EXPERIMENTO DE PSICOLOGÍA SOCIAL.
Exal Baltazar Juan Avila/APyPM/APM
VERDE.
¿Y si lo intentamos? “La teoría de las ventanas rotas”. Un ejercicio que me ha parecido interesante compartir en este espacio, quizás muchos ya lo han leído, pero pocos, no. Par los que sí y para los que no, bien vale la pena leerlo y al final sacar sus conclusiones.
AMARILLO.
“En 1969, en la Universidad de Stanford, Estados Unidos, el Prof. Philip Zimibardo realizo un experimento de psicología social.
Dejo dos autos abandonados en la calle, dos autos idénticos, la misma marca, modelo y hasta color.
Uno lo dejo en el Bronx, por entonces una zona pobre y conflictiva de Nueva York y el otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California.
Dos autos idénticos abandonados, dos barrios con poblaciones muy diferentes y un equipo de especialistas en psicología social estudiando las conductas de la gente en cada sitio.
Resultó que el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser vandalizado en pocas horas.
Perdió las llantas, el motor, los espejos, el radio, Etc.
Todo lo aprovechable se lo llevaron, y lo que no, lo destruyeron.
En cambio el auto abandonado en Palo Alto se mantuvo intacto.
Esa común atribuir a la pobreza las causas del delito.
Atribución en la que coinciden las posiciones ideológicas más conservadoras, de derecha y de izquierda.
Sin embargo el experimento en cuestión no finalizo ahí, cuando el auto abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de Palo Alto llevaba una semana impecable, los investigadores decidieron romper un vidrio del automóvil de Palo Alto, California.
El resultado fue que se desato el mismo proceso que en el Bronx de Nueva York y el robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo estado que el del barrio pobre.
¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un vehículo supuestamente seguro es capaz de disparar todo un proceso delictivo?
No se trata de pobreza.
Evidentemente es algo que tiene que ver con la psicología, el comportamiento humano y con las relaciones sociales.
Un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, de desinterés, de despreocupación que va rompiendo códigos de convivencia, como de ausencia de ley, de normas, de reglas, como que todo vale nada.
Cada nuevo ataque que sufre el auto reafirma y multiplica esa idea, hasta que la escalada de actos, cada vez peores, se vuelve incontenible, desembocando en una violencia irracional.
En experimentos posteriores (James Q. Wilson y George Kelling) desarrollaron la “Teoría de las ventanas rotas”. Misma que desde un punto de vista criminológico concluye que el delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores.
Si se rompe un vidrio de una ventana de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotos todos los demás.
Si una comunidad exhibe signos de deterioro y esto es algo que parece no importarle a nadie, entonces allí se genera el delito.
Si se cometen “esas pequeñas faltas” como estacionarse en lugar prohibido, exceder el límite de velocidad o pasarse una luz roja y estas pequeñas faltas no son sancionadas, entonces comenzaran a desarrollarse faltas mayores y luego delitos cada vez más graves.
Si los parques y otros espacios públicos son deteriorados progresivamente y nadie toma acciones al respecto, estos lugares serán abandonados por la mayoría de la gente que deja de salir de sus casas por temor a las pandillas; y esos mismos espacios abandonados por la gente, serán progresivamente ocupados por los delincuentes.
La respuesta de los estudios fue más contundente aun, indicando que; ante el descuido y el desorden crecen muchos males sociales y se degenera el entorno.
Tan solo veo un ejemplo en casa, si un padre de familia deja que su casa tenga algunos desperfectos, como falta de pintura de las paredes en mal estado, malos hábitos de limpieza, malos hábitos alimenticios, malas palabras, falta de respeto entre los miembros del núcleo familiar, Etc., Etc., Etc., entonces poco a poco se caerá en un descuido de las relaciones interpersonales de los familiares y comenzaran a crear malas relaciones con la sociedad en general y quizás algún día llegaran a caer en prisión.
Esa puede ser una hipótesis de la descomposición de la sociedad, la falta de apego a los valores universales, la falta de respeto de la sociedad entre sí, y hacia las autoridades (extorción y soborno) y viceversa, la corrupción en todos los niveles, la falta de educación y formación de cultura urbana, la falta de oportunidades ha generado un país con ventanas rotas, con muchas ventanas rotas y nadie parece estar dispuesto a repararlas.
La teoría de las ventanas rotas fue aplicada por primera vez a mediados de la década de los 80´s en el metro de Nueva York, el cual se había convertido en el punto más peligroso de la ciudad.
Se comenzó por combatir las pequeñas transgresiones: grafiti deteriorando el lugar, suciedad de las estaciones, ebriedad entre el público, evasiones del pago del pasaje, pequeños robos y desordenes.
Los resultados fueron evidentes…
Comenzando por lo pequeño se logró hacer del metro un lugar seguro.
Posteriormente, en 1994, Rudolp Giulliani, alcalde de Nueva York, basado en la teoría de las ventanas rotas y en la experiencia del metro, impulso una política de “tolerancia cero”.
La estrategia consistía en crear comunidades limpias y ordenadas, no permitiendo transgresiones a la ley y a las normas de convivencia urbana.
El resultado práctico fue un enorme abatimiento de todos los índices criminales de la ciudad de Nueva York.
La expresión “tolerancia cero” suena a una especie de solución autoritaria y represiva, pero su concepto principal es más bien la prevención y promoción de condiciones sociales de seguridad.
No se trata de linchar al delincuente, ni de la prepotencia de la policía; de hecho, respecto de los abusos de autoridad, debe también aplicarse la “tolerancia cero”.
No es “tolerancia cero” frente a la persona que comete el delito, sino “tolerancia cero” frente al delito mismo.
Se trata de crear comunidades limpias, ordenadas, respetuosas de la ley y de los códigos básicos de la convivencia social humana.
ROJO.
La profundidad de este ejercicio nos puede llevar a temas de grandes traumas que algunos arrastran y que no pueden superar.
Sus pequeños logros provocan graves daños de personalidad que los inducen a cometer faltas y no les permite participar en otros grupos sociales por miedo a no ser aceptados, entonces actúan de varias formas negativas sin el mayor control de sus emociones.
Aquí en este texto, solo un ejemplo del comportamiento irracional de este tipo de personas que, sin importar su estatus social, económico, político, cultural o religioso, al final demuestran sus zonas erróneas.
Denuncias y comentarios: periodistaexal2015@hotmail.com Cel. y Whats 962 10 80 934
Chiapas-México.