MEXICO, D, F., 15 de Febrero de 2016./Agencia/Notimex.- Con el mensaje a condenar el despojo y la contaminación a las tierras de los pueblos indígenas perpetrados por personas “mareadas por el poder” y un llamado a las familias a “echarle ganas” para mantener esta institución, transcurrió la visita del Papa Francisco al estado de Chiapas.
En su tercer día de actividades y con los primeros rayos del sol, el pontífice se dispuso a cubrir una de las jornadas más intensas de su gira pastoral en México, al viajar a Chiapas para recorrer las ciudades de San Cristóbal de Las Casas y Tuxtla Gutiérrez.
Las puertas de las nunciaturas apostólica se abrieron antes de las 7:00 horas y el Papa apareció para saludar a los presentes y abordar el automóvil compacto que lo llevó al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
A su llegada a la terminal aérea, lo esperaban los directivos de la aerolínea en la que viajará estos días por territorio nacional y abordó un avión de Aeroméxico que lo trasladó en un viaje de aproximadamente una hora y media al aeropuerto internacional de Tuxtla Gutiérrez “Ángel Albino Corzo“, acompañado de los integrantes de su comitiva.
En el aeropuerto chiapaneco fue recibido por personal de los tres poderes del gobierno local, encabezados por el mandatario Manuel Velasco Coello y su esposa Anahi Puente Portilla.
Como parte de la bienvenida al estado, niños marimbistas de la escuela Prodown recibieron a Francisco al son de “La Sandunga”, “Las Chiapanecas” y el “Cielito Lindo”. Un matrimonio zoque y otro tzotzil le entregaron el bastón de mando, una corona y un collar de flores que realizaron, mientras un coro de mil niños de primaria cantaban.
En agradecimiento, el Papa se acercó a las gradas del Aeropuerto chiapaneco para saludar y bendecir a los religiosos y a los niños de la escuela Prodown que tocaron la marimba.
El jerarca de la Iglesia católica abordó un helicóptero que lo trasladó a San Cristóbal de Las Casas donde ya lo esperaban miles de representantes de las 56 etnias que existen en el país y de Centroamérica, quienes abarrotaron los campos del Centro Deportivo Municipal (Cedem) de esta ciudad,
A las nueve horas en punto y durante tres minutos sonaron las campanas de la Catedral, parroquias y capillas de San Cristóbal acompañadas de porras, gritos y aplausos de fieles en honor de Jorge Mario Bergoglio.
Tras su llegada al estadio de béisbol municipal realizó un recorrido por el predio a bordo del papamóvil hasta su llegada al Cedem, sin que quedaran excluidos saludos y bendiciones para los presentes.
Al iniciar la misa, el Papa condenó el despojo y la contaminación a las tierras de los pueblos indígenas perpetrados por personas “mareadas por el poder, el dinero y las leyes del mercado”, e instó a hacer un examen de conciencia y aprender a decir “¡Perdón!”.
“El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita”, clamó ante miles de integrantes de los pueblos originarios de todo el país y naciones de Centroamérica.
El jerarca católico empezó su discurso con la frase en tzotzil “Li smantal Kajvaltike toj lek”, que significa “la ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma”. Partiendo de allí hizo una reflexión sobre el anhelo a la tierra inscrito en el corazón de los hombres y de los pueblos.
Durante su sermón, defendió las riquezas culturales de los pueblos originarios y reconoció el anhelo de esas comunidades a vivir en libertad, en una tierra donde la opresión, el maltrato y la degradación no sean la moneda corriente.
Mientras el pontífice hablaba, en la explanada, destacaron los trajes multicolores y una infinidad de atuendos étnicos originarios de todas las regiones del país.
Minutos antes de culminar la misa, indígenas de diversas etnias reconocieron al Papa por su acercamiento con los pueblos originarios, lo que manifestaron con muestras de cariño y agradecimiento.
Música sacra indígena fue tocada en marimba al tiempo que cientos de personas bailaban “una oración que se hace danza: una manera en que los indígenas oran con su cuerpo a Dios” e incluso el arzobispo de San Cristóbal, Felipe Arizmendi Esquivel y el obispo coadjutor, Enrique Díaz Díaz, hicieron sonar maracas.
Además de entregarle dos traducciones de la Biblia en tzotzil y tzeltal, representantes de etnias principales agradecieron al Papa su acercamiento y le hicieron saber sus problemas.
Al concluir la misa, el Papa se retiró del Cedem en el papamóvil hacia la Curia Episcopal donde comió arroz, pollo con champiñones, verduras al horno y postres, con representantes de comunidades indígenas.
En su último acto en esta ciudad, el Papa Francisco depositó un arreglo floral y oró de pie frente a la tumba del obispo Samuel Ruiz, defensor de los derechos de los indígenas, para luego dedicar un momento a saludar personalmente a decenas de enfermos y hacer una breve oración con las personas que estaban en el interior de la Catedral.
Por la tarde, el Papa Francisco se trasladó en helicóptero a Tuxtla Gutiérrez donde sostuvo un encuentro con familias en el estadio “Víctor Manuel Reyna”.
El jefe del Estado Vaticano ingresó antes de las 16:00 horas en el papamóvil al estadio donde miles de asistentes lo recibieron con porras, aplausos y gritos.
En su mensaje, el Papa Francisco expresó agradezco hoy a Manuel, un niño discapacitado en Chiapas, “por echarle ganas” y “echarnos ganas”.
En el evento masivo, indicó: “prefiero una familia herida, que trata de conjugar cada día el amor”, a una familia en una sociedad “enferma en el encierro”, narcisista por el lujo y el confort.
Agradeció a las personas que dieron su testimonio en el encuentro, y por haber “abierto las puertas de sus casas, las puertas de sus vidas, nos han permitido estar en sus mesas”. A todas les dio la bendición y palabras de aliento.
En un momento del encuentro el equipo del jerarca subió al escenario a un niño enfermo en sillas de ruedas a quien Francisco le dio la bendición y le habló brevemente.
El pontífice concluyó el encuentro con el mensaje: “Gracias” por “regalarnos motivos para seguir apostando a la familia”, y preguntó a la multitud: “¿le echamos ganas?”, a lo que los miles reunidos respondieron con un clamor: “sí”.
Acto seguido, el Papa se dirigió al aeropuerto de Tuxtla Gutiérrez para regresar a la Ciudad de México, donde a las 19:50 horas y después de un recorrido de aproximadamente 20 minutos llegó a la nunciatura apostólica.
Antes de ingresar al recinto, el Papa Francisco se dirigió a un grupo de personas que estaba frente a las puertas de la nunciatura apostólica desde hace varias horas.
El pontífice se tomó unos minutos para dialogar con los católicos ahí reunidos, bendijo a ancianos, bebés y enfermos, una jovencita le regaló una muñequita.
Al principio en italiano y luego en español, les invitó a rezar un Ave María a la Virgen “para que nos cuide mucho”, bendijo a todos y les insistió en que oren por él antes de entrar a la sede diplomática, para poner fin a sus actividades de este día.