- Hay alternativas para canalizar recursos financieros de apoyo al agro, entre ellas aprovechar nuevos capítulos del T-MEC
- En los primeros meses de 2021, el Banco de México transferirá 500 mil millones de pesos a la Federación
- Una parte de estos recursos debe destinarse al agro
CIUDAD DE MÉXICO; 02 de septiembre de 2020,- Frente a la reducción de recursos fiscales que el gobierno federal dispuso en el Presupuesto de Egresos de la Federación en los últimos dos años, el efecto catastrófico por la pandemia del Covid 19, y la necesidad de devolver la dinámica económica al sector productivo del campo –para el próximo presupuesto que se enviará al Congreso– deberán considerarse prioritarios programas de financiamiento y de apoyo productivo tanto a productores de manera directa, como a pequeñas y medianas empresas del medio rural que prácticamente han entrado a un esquema de crisis económica, señaló Rafael García del Horno, Secretario de Finanzas de la Fundación Mejoremos al Campo.
Mencionó que hay opciones en las instancias de financiamiento del gobierno federal, y precisó que el Tratado de Libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), abre expectativas para considerar, explorar y formalizar proyectos de inversión, sobre todo en los nuevos capítulos, particularmente los que tienen que ver con el impulso a las micro, pequeñas y medianas industrias.
Se refirió a otra alternativa con el mismo propósito. Dijo que en los primeros meses de 2021 el Banco de México transferirá al Ejecutivo Federal un monto aproximado de 500 mil millones de pesos, correspondientes a Excedentes de Operación de Banxico. Este dinero, por ley, tendrá que destinarse en un 70 por ciento al pago de la deuda pública y el 30 por ciento restante sería para el Fondo de Estabilidad de los Ingresos Presupuestarios.
Sin embargo, dada la falta de ingresos públicos por el desplome de la economía mexicana, seguramente el Ejecutivo tratará de usar este dinero como gasto público, lo cual sería un contrasentido destinarlos al pago de la deuda o al Fondo de Estabilidad señalado.
En otro orden, dijo García del Horno, México tiene una línea de crédito con el Fondo Monetario Internacional por 61 mil millones de dólares. Estos recursos no se han utilizado, mientras que, por no ser ejercidos, le cuestan al erario federal mexicano casi 160 millones de dólares anuales por mantenerlo vigente.
La propuesta es que se utilice ese financiamiento, aunque no en su totalidad. En el sector rural se considera que, con el 10 por ciento de esa cantidad, sería suficiente para salir de una crisis económica que se vive en el campo mexicano desde hace décadas.
Opinó que en el campo se genera gran parte de la alimentación de los mexicanos, y no debemos seguir con el proceso creciente de importaciones de alimentos. De acuerdo con estadísticas del INEGI, en el medio rural vive alrededor de 25 por ciento de la población mexicana y también en estas áreas el país enfrenta los más altos índices de pobreza de nuestra población.
Añadió que determinados sectores económicos cuentan con recursos financieros, como es el caso del turismo, que cuenta con 150 mil millones de pesos, para crédito a tasas preferenciales a micro, pequeñas y medianas empresas con tasas preferenciales de intereses.
La coyuntura de crisis sanitaria y económica y el cambio de gobierno, apuntó García del Horno, obligan a recapitular y reaccionar sobre el desarrollo del campo. “Sigue siendo un sector con grandes oportunidades, como lo ha sido en el pasado reciente. Esto significa que el sector agropecuario deberá ser un asunto de Estado. Debe ser el rector del Desarrollo del campo en México. Esto significa fortalecer sus instituciones junto con sus organizaciones sociales”.
Hizo ver que, durante los últimos diez años, el campo ha sido de los sectores que más crecieron, incluso por arriba del PIB, el cual en promedio creció al 2.5 por ciento en términos reales. El campo mantuvo un crecimiento de entre el 3.5 a 4.0 por ciento de su PIB.
Si bien la participación del sector primario en el PIB no supera el 8 por ciento, incluido el valor agregado de la agroindustria en general, a diferencia de otros sectores como las manufacturas o el sector de servicios, el campo sigue siendo un sector estratégico.
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